Capítulo 7.- Escondidas

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Si esconderse es ser un cobarde... Entonces México era el mayor cobarde que hasta ganaría un oscar por ello. En esos momentos estaba atrás de un bote de basura, Chile quien estaba a su lado izquierdo miraba con suma vergüenza su alrededor, ni siquiera el mexicano disimulaba su escondite.

-Weon, creí que tai exagerando, debe aperrar tu atao que así como tai... Ni lo digo -dijo para jalar al mexicano.

-Mira wey, se que estoy bien pinche guapo pero quiero evitar a alguien -dijo mirando a todos lados sin bajar la guardia.

-¿Hablai de tu pololo ruso? -dijo alzando una ceja para proceder a mandarlo a donde estaba su casillero.

-No, ese wey me da arto miedo de solo ver su altura -dijo para sacar sus cosas lo más rápido que pudo -Aparte es otro vato, este empieza a darme miedo y ya ni se si verle la cara... No se we si contártelo o ha- -al girar su vista al que según estaba con él, pos ya no estaba.

Giró a todo su alrededor encontrándose a -Nada- simplemente estaban corriendo literalmente los alumnos ya que tocaron. Si bien esa no era buena señal, buscó lo más rápido cada cosa que usaría de ahora en adelante, se llevaría sus cuadernos de todas las materias que le tocaba ese día para evitar mirar a cierto chino, de la prisa se le calló un diccionario y algunos que otros colores.

-Si intentas calmarte un poco lograras aún llegar a clases -dijo una voz melodiosa y terminando con una pequeña risa.

-Ca-canadá! -dijo mirando al mayor.

-Hola taquito, lamento todo y para eso te llevaré a tu salón -sonrió a su pequeño amigo -Sé que deberías odiar me por todo lo que te hice pasar ayer -dijo mientras caminaba a lado de su pequeño amigo.

-Hay wey... -se rascó la nuca para mirar el suelo avergonzado -Tú no tienes la culpa de las pendejadas de tu hermano, todo está bien -dijo para después tomar la mano de su amigo.

-Hay dios mio~ ya me había preocupado demasiado -si algo era bien sabido, es que Canadá no quería perder la amistad de su amigo ni por culpa de su hermano -Te compensaré comprando te un helado -finalizó para tocar la puerta del salón.

Al no recibir respuesta abrieron la puerta encontrándose un desmadre total, ¿el maestro? Extrañamente se enfermó y todos estaban disfrutando su hora libre, tan felices, México estaba aterrado y sintió dos ojos sobre él, nop, no era ninguno que estaba adentro si no detrás de él.

-Creo que te dejaré, yo tengo clases -dijo para después caminar a donde sería su clase pero una pequeña mano lo detuvo -¿eh? -volteó a ver a su amigo.

-¿Puedo ir contigo? -dijo nervioso.

Aclaremos que Canadá y USA son hermanastros, por lo tanto no van en el mismo salón y definitivamente tienen clases totalmente diferentes.

-¡Claro! Es más que un gusto para mí -dijo para llevar al mexicano a rastras de aquél para alejarlo del salón echo un caos.

México al fijar su mirada atrás se encontró a un ruso y un chino mirando a su dirección, quiso saludar pero doblaron a otro pasillo donde subieron a las escaleras de esa gran institución. Al llegar al tercer piso se adentraron al salón, para la suerte de ambos el maestro aún no llegaba, para más suerte todos también estaban asiendo un gran desorden, Canadá y México se sentaron en una esquina de la parte final de la fila junto a la ventana.

México se sentó a lado de la ventana mientras tanto Canadá a su lado, afortunadamente las mesas donde se recargaban eran altas por lo que apenas y con suerte la cara del menor se podía asomar.

-¿Porqué? -preguntó el canadiense dirigiendo su vista al pequeño de su lado.

-¿Porqué que o que? -preguntó porque realmente no encontró respuesta en la pregunta anterior.

♥Carita Empapada♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora