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Narra Sara:

Javier me había llamado para que vaya a su casa a ayudarlo a ordenar el desastre que era su casa por la fiesta. No quería ir pero tampoco podía negarme ya que ayer me fui sin despedirme y no le explique nada.

Salgo del cuarto y me dirijo hacia la cocina. Ahí estaba Ginés sin camiseta, dios que guapo era ese hombre recién levantado. Se ve que no me escucho entrar en la cocina, como estaba de espaldas me acerco a él y lo abrazo para luego darle un pequeño beso en el hombro.

- Buenos días princesa - me dice en tono dulce.

- Buenos días guapo - le digo aferrándome más a él, realmente no quería irme, pero no podía quedarme ahí sabiendo que Javi pregunta por mi.

- ¿Recuerdas algo de ayer en la noche? - me pregunta con picardia. Si lo recordaba. Recordaba cada segundo.

- No te voy a mentir, recuerdo todo - digo un poco avergonzada.

- ¿Entonces? - preguntó.

- ¿Entonces qué? - actúe cómo qué nos sabía de lo que me estaba hablando, cuando lo sabía perfectamente.

- Nada, déjalo - me dice suspirando al final.

- No cambie de opinión desde ayer tontito - le digo tierna. Se dio vuelta y me miró sorprendido pero alegre, no pude contenerme y le besé en los labios.

Me tomó de la cintura y me apretó fuerte contra él. Sus besos pasaron a mi cuello y se hacían más intensos cada segundo que pasaba, hasta que comenzó a morderme. Se aleja un segundo de mi mirándome a los ojos buscando consentimiento en mi mirada. Yo asiento dándole a entender que quería seguir, que deseaba someterme a cualquier cosa que el quisiera. Cuando vio que yo acepte su oferta posa suavemente sus manos en mi cuello, con ansias de sentir nuevamente lo que me transmite su duro tacto muerdo mi labio inferior. Ahí es cuando el aprieta mi cuello, ahorcandome, incrementando de a poco la intensidad. Jamás en mi vida había intentado cosas así con otra persona, pero siendo Ginés la persona en la que más confianza tenía me parecía la oportunidad perfecta.

Cuando suelta mi cuello suspiro, se sentía genial pero era una sensación difícil de explicar. A la vez que nos besamos caminamos hacia el sofá de la sala. Cuando llegamos hace que me incline sobre el sofá y sube mi vestido.

- Si te duele mucho o no te gusta me avisas y yo paro, ¿vale? - me dice y yo asiento.

Me apretó el culo ferozmente y luego me dio una nalgada no muy fuerte. Como ve que estoy cómoda con lo que hace empieza a incrementar su fuerza. Cuando su mano llega por segunda vez a mis muslos siento un ardor satisfactorio, lo que hace que gima suavemente. Lo hace por tercera vez incluso con más fuerza que antes y me provoca una sensación en todo el cuerpo maravillosa, era un dolor placentero que llenaba cada fibra de mi ser. Era algo que nunca había sentido antes y me volvía loca.

- ¿Te gusta zorra? - me dice con voz ronca. Que me tratará de manera despectiva en esta situación en vez de tirarme para atrás me excitaba incluso más.

- S-sí, me encanta - digo con voz baja.

Paro por un segundo e hizo que me parara recta. Vuelve a besar mis labios nuevamente, esta vez yo soy la que lo atrae hacia su cuerpo. Cuando ya estamos pegados noto su miembro muy duro, lo que me hace reír tontamente.

- No sabía que tratarme de esa manera te pondría tan caliente Ginés - le digo entre risas.

- Es la primera vez que estoy tan caliente, lo siento - me dice avergonzado.

Lo tomo del cuello para volver a besarlo, pero antes de que sus labios toquen los míos suena mi móvil.
Era Javier, me había olvidado completamente que tenía que ir a su casa. Ginés me mira triste, pero aún así cojo la llamada.

- Sara, ¿por qué te tardas tanto? Necesito ayuda aquí - oigo que dice serio.

- Lo siento es que me estaba arreglando, ya estoy cerca - miento con voz segura.

- Vale te espero - me dice y cuelga.

- Ginés siento mucho cortarte así, prometo que la próxima vez acabaremos esto - le digo decepcionada, yo también quería seguir pero no quería que Javier sospechase de nada.

- Vale, esta bien - dice un poco molesto.

- Hagamos algo, como un pacto entre nosotros dos, ¿qué dices? - le ofrezco.

- ¿Qué clase de pacto? - me pregunta dudoso.

- No importa si estamos con otra persona o solos, los dos estaremos el uno con el otro para satisfacer nuestros deseos - le extiendo la mano tratando de cerrar el trato.

- ¿Eso significa que no puedo tener sexo contigo las veces que quiera, algo parecido a amigos con derechos? - me pregunta incrédulo.

- Si quieres llamarlo de esa manera, si - cuando le respondo me estrecha la mano y me besa en los labios suavemente.

- Bueno ya me voy que Javier pregunta por mi, de esto a nadie, ¿vale?. Te quiero Ginés, nos vemos pronto - le digo y me dirijo hacia la casa de mi novio.

Al llegar a la casa de Javier veo que todo ya estaba ordenado. No entendía para que quería que yo vaya si todo ya estaba bien.
Javier sin decirme nada me toma del cuello y me empieza a besar dulcemente. 

- Te extrañe Sara - me dice.

- Y yo a ti bebe - intento sonar creíble.

No es que no lo quisiera, lo amo con todo mi corazón. Pero hay algo que Ginés me da que nadie, ni si quiera Javier me puede dar. Una sensación increíble que me hace querer más. Sus ojos me transmiten una pasión y deseo que me hace olvidarme de todo lo demás y comienzo a querer más y más de él. Era raro porque en realidad no habíamos tenido mucho contacto, pero el poco que tuvimos me hace tener escalofríos de solo pensarlo.

- ¿Quieres ver unas peliculas? Pedí tu pizza favorita - me dice sacándome de mis pensamientos.

- Ay muchas gracias bebe - lo abrazo y le beso el cuello.

- Venga vamos a la sala así eliges una pelicula - me dice sonriente.

Me sentí culpable al hacerle esto a Javi, que si bien no es el mejor novio tampoco es malo. Pero es algo en lo que no quiero pensar ahora que estoy disfrutando de lo que cada uno me da.

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Bueno he aquí otro capítulo.
Espero que lo estén disfrutando y gracias por leer gente.

Mejores amigos-Zasko Donde viven las historias. Descúbrelo ahora