Capitulo 10

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Y después de aquella noche, no quiso amanecer con él, verlo despertar, ni mucho menos besarlo. Tenia miedo. ¿miedo alguien como él? que había pasado por las peores cosas de la vida, que había enfrentado los golpes mas bajos y las experiencias más sucias. Si le parecía tonto, estúpido, una completa broma, pero no había nada más verdadero que aquello: Mew Suppasit tenía miedo de Gulf Kanawut. De lo bien que se había sentido con él. De lo increíble que había sido tener sexo con ese chico caprichoso y terco. De lo estupendo que fue besarlo, tocarlo, sentirlo, estar en su cuerpo, escucharlo gemir, respirar, pedirle más. Con un increíble carácter. Con una sonrisa increíble. No, no podía ser cierto, no podía creerse que era la primera vez que pensaba eso de alguien.

Se rio en su sitio, ese día hacia muchísimo frio. Se abrazo por si solo, aunque cuanto le hubiera gustado que Gulf lo abrazara en ese momento.

Respiro hondo y marco el numero de uno de sus colegas en ese teléfono público, al mismo tiempo que cerraba la cabina telefónica para hablar con más privacidad.

— ¿Bueno? — le contesto. La voz de Singto no había cambiado nada.

— Soy Mew — le afirmo él.

— No te había reconocido — admitió Singto — He tratado de contactarte toda la maldita semana, ¿sabes? Tengo que hablar contigo.

— Bueno, ya estamos hablando. ¿De qué se trata?

— Si... — se hizo el silencio entre los dos. Mew espero a que Singto empezara a contarle, lo conocía desde siempre, y definitivamente algo le pasaba en ese momento — Vas a decirme que soy un idiota h que he echado todo a perder.

— Mierda, Singto, he dejado a Gulf solo, ¿me dirías de una vez? – le exigió Mew.

— Tengo todo el dinero de Krist — susurro Singto — No ha quedado nada en sus tarjetas, absolutamente nada.

— Si... —

— Pero no podré hacerlo...

— ¿A qué te refieres?

— No lo puedo matar — dijo Singto. Entonces Mew comprendió lo que pasaba.

— Yo tam... —

— ¡No puedo, Mew! Se me hace imposible, se que nunca he fallado con ninguna misión, que siempre las he terminado, pero no puedo con el... no me hagas hacerlo.

— ¿Por qué? — pregunto Mew.

— Porque estoy enamorado de el.

















La cerradura sonó y Gulf de inmediato cerro los ojos sobre el diván, haciéndose el dormido. Mew cerro la puerta y fue hasta el para mover sutilmente su hombro, tratando de despertarlo.

— ¿No quieres dormir adentro? Aquí hace frio — le susurro. Gulf se fijo detenidamente en los labios de Mew , en su apetecible boca. Aquella que había probado toda la noche. No sabia que le pasaba esa mañana.

— Si — Gulf se sentó sobre el diván y Mew se volteo a mirarlo, una sonrisa salió de sus labios al verlo estirarse sobre el mueble.

Por mucho que intentaba no mirarlo, no lograba quitarle la vista de encima. Su boca, su lengua, cada vez que mojaba sus labios. Le molestaba tanto pasarse todo el día pensando en él y aparte de ellos cada que lo hacía, una sonrisa se dibujaba en su rostro. No estaba acostumbrado a eso. Nunca había sido entrenado para ese tipo de sentimientos. Siempre había sido el y sus revolcones diarios. Nada importante, pero ahora era diferente.

Gulf se puso de pie, moría de ganas de quedarse o mejor dicho que Mew le pidiera que se quedara. De mala gana camino hasta la habitación.

— Gulf — lo llamo Mew.

— ¿Si? — Gulf se volteo a verlo.

— Puedes venir un momento... — le dijo Mew. Gulf se sintió nervioso y eso que todavía ni se había movido de su lugar, ¿desde cuándo se ponía de esa forma? No sabía, y no quería ponerse a pensar. Simplemente camino hasta él.

— ¿Qué? — le pregunto Gulf.

— Nada — susurro Mew. Tenia a Gulf a tan poca distancia. Tan pocos centímetros, ya que el se le había acercado más de lo previsto. Y eso le gustaba más. El y todo el, lo tomo de la mano y la entrelazo con la suya, la piel de Gulf se erizo por completo. – Estas frio...

— Si... —susurro, sintiendo como Mew había tomado su otra mano, juntándolas, y metiéndolas bajo su camiseta y su chaqueta de cuero.

— Espero que no te incomode.

— No.

— ¿Acaso te ha comido la lengua el... espera... creo que alguien mas te la comió... — Mew le sonrió, haciendo que Gulf no se resistiera y también sonriera con el — y creo que fui yo... — Gulf intento sacar sus manos de la camiseta de Mew, al hacerlo, Mew volvió a jalarlo hacia el — y me gustaría hacerlo ahora... — se acerco a los labios de Gulf. Tomando sus labios de nuevo igual que la noche anterior.

 Tomando sus labios de nuevo igual que la noche anterior

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— Mew... — murmuro Gulf sobre sus labios.

— Dime.

— No se que me esta pasando... — susurro Gulf.

— Creo que yo si se lo que te pasa... —  Los dedos de Mew se introdujeron dentro de la camisa de Gulf, tocando directamente la piel de su cintura y su abdomen, eso hizo que un escalofrío recorriera todo el cuerpo del chico — Lo necesitas — Gulf cerro los ojos. Comenzaba de nuevo a sentir como todas esas sensaciones que había sentido la noche anterior estaban a punto de despertar y quería pedírselo a Mew, que volviera a estar con él de nuevo — ... tanto como yo... no puedes negarlo...

— Si... lo necesito...

Gulf le dijo, ahora encontrándose con los ojos salvajes de Mew, lleno de lujuria y apunto de tumbarlo sobre el suelo y hacerlo suyo de nuevo. Mew volvió a besarle la boca, se había acostumbrado a su sabor, a lo bien que sabían sus labios. Le gustaba muchísimo. Apunto de posicionarlo sobre el piso y acostarse sobre el... alguien toco la puerta del departamento con fuerza, apunto de tumbarla.

Mew tuvo que separarse de Gulf con dificultad.

Carajo, ¿Quién se atrevía a tocar la maldita puerta de esa manera? Y lo peor... ¿en un momento como ese? Reventaría a quien quiera que fuera que tocara de esa forma.



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