capitulo 3.-Tristezas

1.1K 78 19
                                    

Al fin pudo descansar un poco por un segundo cruzó por su mente la idea de ir a buscar a Annie y pedirle una explicación por su comportamiento pero rechazo esa idea al recordar que justo en esa Villa se encontraba la mujer que años atrás la maltrato sin consideraciones ¿Cómo se atrevió a acusarla de ladrona? Que ella supiera la naturaleza no era de nadie y jamás se había puesto un límite para explorar ningún rincón de ella y mucho menos para fotografiar sus bellos panoramas, ojala no hubiera descompuesto su cámara o pudiera comprarse una nueva pero la educación de Annie no le permitía darse aquellos lujos, echaba tanto de menos retratar aquellas cosas que tanto amaba. Sabía que al día siguiente tendría que acudir pero no sería lo mismo, esa mujer no se atrevería a insultarla frente a todos sus invitados porque ante todos era una mujer bondadosa ¡Hipócrita! Murmuró dentro de sí.

El solo pensar en Anthony tan cerca le erizaba la piel, tantos años y aun no acudía a su búsqueda supuso que se encontraría ocupado con la celebración de su llegada. A veces las cosas que imaginamos solo no pasan, sería una mentirosa si pretendiera que no soñó demasiadas veces el regreso de aquel rubio que despertó un verdadero amor en ella, pero al final no sucedió. Se sintió un poco tonta por seguir anhelando aquel cariño ¿Pero como renunciar a aquella promesa que le hiciera su joven amigo? Cuando se despidieron ambos lloraron prometiendo que no sería la última vez que se verían y a su regreso de Londres continuarían con aquello que iniciaron. Tenía que sacar de su mente tantos pensamientos negativos tenía que confiar en Anthony. Necesitaba relajarse y solo existía un lugar donde podría lograrlo así que sonrió ante la idea de recostarse en el césped y observar el cielo. Subió a su caballo y emprendió la cabalgata.

Annie estaba impactada con aquel maravilloso hombre que resulto ser mayor a lo que supuso pero eso no importaba, escucharlo hablar sobre sus interesantes viajes y todos aquellos lugares que había conocido por un momento le llevo a imaginar lo que sería su vida si fuera una Andley. Se recostó en la cama de la hermosa recámara que le fue asignada, con una sonrisa en el rostro y mirada de ensoñación recordaba cada gesto, cada movimiento y más aun cada sonrisa dibujada en aquel perfecto rostro masculino. William Andley era perfecto, era esa clase de hombre que cualquier mujer desearía poseer, tierno, bondadoso pero de espíritu libre ¿A cuántos países habría viajado? Suspiro pensando en ese atractivo hombre.
Disfruto cada segundo de su compañía en la sala de té y al parecer todos lo hicieron, ya que el momento más ameno de ese día fue precisamente ese que compartieron como una familia y ella estaba a un paso muy estrecho de ser parte de ella. William llevaba un anillo en su dedo anular sin embargo jamás menciono a su esposa y aquello le provocaba una curiosidad terrible, converso un poco con Pauna esperando que pudiera revelarle un poco más de su enigmático tío pero su amiga que por lo general era parlanchina esa tarde decidió callar y se disculpo diciendo que se encontraba cansada. Tenia que buscar la forma de acercarse, de saber un poco mas, por nada del mundo se perdería esa aventura, después de todo le gustaban los retos.

Estaba relajada perdida en sus pensamientos, no podía solo ignorar aquella angustia que sin querer se colaba dentro de su pecho, trato de hacerlo recordando momentos felices de su vida, pero en todos esos recuerdos estaba Anthony, siempre tierno y atento a cada una de sus emociones. Sonrió al evocar el día en que lo conoció justamente muy cerca de su lugar favorito, le regalo una rosa y conversaron por horas, desearía que aquella separación jamás hubiera sucedido, por suerte al fin la espera termino. Se sobresalto al escuchar el rápido galope de un caballo acercándose y se puso de pie, no podía ser Tom el jamás llegaba de aquella manera, se encontró con la mirada azul de un hombre que aun montado en su caballo la rodeaba.

-Pero ¿Quién diablos es usted?-grito molesta al sentirse intimidada

-¡Vaya! no pensé que las damas de este lugar tuvieran ese "fino lenguaje"-respondió sarcástico

Amarte a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora