14 Enero: Diario

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Martes

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Elevó la ceja izquierda al ver cómo colocaban una libreta sobre su mesabanco. Una muy bonita libreta color azul pastel que tenía un listón negro entre sus hojas; No era algo que fuera con él. Así que levantó la mirada para encontrar a la chica que lo había dejado caer sin mucho cuidado frente a su cara.

No se trataba de una chica, pese a que sus lindas manos gritaran lo contrario. Se trataba de Kim Heechul, ese escandaloso compañero de clases con quien había tenido cierta discusión el año pasado, no hace mucho en realidad. Lo miraba desde arriba con una extraña sonrisilla marcando su rostro, particularme parecía contento.

− ¿Qué? ¿Te lo trajo Santa? – Cuestionó gruñón, por lo que su compañero de clases se limitó a virar los ojos ignorando por completo el tono de su voz. Aun con esa sonrisilla adornando entre sus mejillas.

− Es para ti −. Seo observó la libreta deslizándose por su escritorio hacia su dirección, comenzaban a escocerle los ojos en cuanto lo escuchó insinuar que él podría llegar a utilizarla.

− ¿A qué te refieres? − Colocó dos de sus dedos sobre la libreta, deteniendo el recorrido que amenazaba su buen humor.

− Te lo estoy regalando −. Gruñó para sus adentros, preguntándose por qué ese chico tenía que ser tan directo en ocasiones.

− ¿Por qué? – Se negaba a apartar sus dedos, podía sentir todavía como el objeto era empujado con fuerza en su dirección. No iba a bajar la guardia.

− La necesitarás −. La bonita sonrisa empezaba a temblar, era obvio que empezaba a disgustarse también ante el evidente rechazo.

− ¿Para qué?

− ¿¡Cómo qué para qué!? – El primero en perder la paciencia fue Kim, quien le arrebató la libreta para dejarla caer sobre el mesabanco con fuerza, llamando la atención de los que ya deambulaban por el salón de clases. − ¿Para qué va a servir una agenda? ¡Para que anotes cosas importantes! Se supone que eres un chico disciplinado, esto te ayudará a planificar tu año −. Tal parecía que volvería a azotar la libreta en el escritorio, pero en lugar de eso la bajo suavemente volviendo a colocar la cálida sonrisa en su rostro. – Por favor, acepta mi regalo −. La deslizó hacia él una vez más.

Seo tuvo que toser para aclarar su garganta antes de hablar, en un intento por tragarse el susto que le dio al verse frente a un Heechul molesto. – Gracias. La utilizaré sabiamente −. Terminó dando su brazo a torcer, no sin cierta duda. ¿Por qué Heechul se mostraría tan interesado en regalarle una agenda? Molesto también. ¿Por qué maldita sea tenía que ser de ese color?

− Eso espero −. Lo observó acomodar un mechón de su oscuro cabello tras la oreja, esperaba que algún profesor lo regañara en el trascurso del día por llevarlo tan largo. – Lo escogí con mucho cuidado −. ¿Sí? Lo dudaba mucho. – Pensé en algo negro y muy formal − Ahora Heechul volteaba la silla de enfrente para sentarse y seguir parloteando sobre alguna boba aventura. –, pero uno de mis colores favoritos es el rosa, luego pensé que a ti seguro no te gustaba tanto como a mí, así que me decidí por un punto medio −. Frunció el entrecejo. ¿Qué tenía ese color de punto medio? Al parecer pensó en voz alta, pues ahora su tono de voz se escuchaba un poco seseante. − ¿O prefieres el rosa? Aun puedo cambiarlo.

− No −. Arrimó la libreta contra su pecho, poco dispuesto a dejarlo tomarla de nuevo. – Es un buen color.

− Me alegro que te guste −. Sonrió una vez más, sin dejar de observarlo. No era que a Jang Hoon le resultara incómodo, era sólo... extraño.

− ¿Qué planeas, Heechul? – Sus ojos eran grandes y sus pestañas largas.

− No estoy esperando que me des algo a cambio si es lo que piensas −. Aseguró, sin apartar la mirada; Al menos no esa vez. – Sólo espero que le des un buen uso −. Finalmente se levantaba, estirándose un poco antes de empezar a alejarse. – Incluso ya te ayude con un par de páginas.

¿Eh?

Apenas notó que salía del salón, hojeó el interior del dichoso diario, dándose cuenta del gusto tan lindo que tenía su compañero y de que no había nada fuera de lugar, a primera vista. Luego, pasando las hojas más lentamente, encontraría el catorce de junio marcado. Trató de hacer memoria. ¿Algo en especial se celebraba ese día?

Buscó curioso en otros meses, sospechando que había algo extraño en el hecho de que sólo los catorce de todos los meses estuvieran marcados con una carita sonriente, además de la fecha extra en julio que era la única con algo escrito: "Mi cumpleaños".

Sinceramente no sabía cómo tomarlo. Había cierta incomodidad en ver esas palabras en SU agenda, cuando no era la fecha exacta de SU cumpleaños. Además, ¿qué clase de idiota pondría en su propia agenda la fecha de su propio cumpleaños?

Trató de contenerse, no funcionó.

Se puso en pie para ir donde su compañero y recriminarle, porque ese pequeño y estúpido detalle no tenía ni un poco de lógica, y por lo tanto no le dejaría dormir en la noche. Necesitaba dejarlo en claro. 







{14 Febrero}

El amor es un S.O.L.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora