14 diciembre: Día del abrazo

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Lunes.

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Era su último día.

La mirada de su padre al iniciar el día lo decía absolutamente todo, no fue necesario levantar la mirada para confirmar por segunda vez.

Iban a terminar después de un prudente abrazo.

No se volverían a ver.

Perdió el apetito esa mañana.

− ¿No es gracioso? – Heechul caminaba por el sendero con él, cuesta arriba mientras llevaban ropas abrigadoras encima. Decidieron no asistir a la escuela, y encaminarse juntos hasta un templo.

− ¿Qué cosa?

− Llevamos saliendo un año pero en realidad son sólo doce días −. Paseaba su mirada de lado a lado, observando a las parejas o grupos de personas que iban por sus lados, caminando más rápido o lento. Ellos iban al paso de Heechul, uno bastante tranquilo, porque además el chico parecía distraerse con cualquier cosa y le pedía constantemente que le tomara fotografías.

− No llevamos saliendo un año −. Le devolvió su celular, una vez que tomó tantas fotografías le fueron posibles en un mismo lugar.

En cuanto Heechul las revisó, guardó su móvil, mirando con una profunda extrañeza al más alto, antes de llegar a dónde creía que su aun pareja tenía metida la cabeza. − ¿Hasta cuándo vas a seguir con eso? Tú y yo iniciamos en enero, por más que digas que ese tiempo fue unilateral.

− No me refiero a eso −. Siguió hablando, quitándose la bufanda al notar que en cuanto más subían, la temperatura bajaba. – Literalmente, sólo duramos once meses, no un año −. Colocó la bufanda con cuidad alrededor de los hombros de Heechul, quien se dejó hacer, demasiado pensativo en lo que decía como para prestar verdadera atención, además, comenzaba a tener frío pese al ejercicio matutino. – Iniciamos el catorce de enero y terminamos hoy, catorce de diciembre. No es un año.

− Así que no estamos rompiendo en nuestro aniversario −. No era bueno en matemáticas, pero maldita sea, no lo había pensado desde esa perspectiva. Él sólo contó lo que había dentro del año, no todo lo que le envolvía. – Maldita, sea, hubiera sido más dramático −. Jang Hoon sonrió, pensando en lo dramático que justamente podía ser ese chico. − ¿Tal vez deberíamos esperar un mes más? – Y la sonrisa, volviéndose tensa, no tardó en desaparecer, todo bajo vigilancia de Kim, quien no tardó en querer morderse la lengua.

Pero no lo hizo. Él realmente había querido decir eso.

El resto del camino terminó haciéndose en un silencio bastante incómodo, mientras seguían acercándose al templo. El plan era simple, iban a acercarse, arrodillarse, agradecer, pedir fortuna, abrazarse e irse.

Fin.

− ¿Qué haces? – Heechul preguntó, al notar que tan cerca de los escalones, Jang Hoon se detenía, sin aparentes intenciones de seguirlo. – Maldita sea, no digas que estás cansado porque te patearé y te haré cargarme.

− No quiero terminar.

¿Eh? − ¿Ah?

− Yo, si le pido un deseo, sobre seguir contigo... ¿Tú crees que se cumpla? Sé que sacas todas estas ideas de tus libros de dibujos pero, seriamente. ¿Crees que se cumpla?

Heechul relamió sus labios, Jang Hoon había empezado a fijarse en la manía que tenía de hacer eso, cada vez que se encontraba enfrentándolo directo a los ojos, como si disfrutase de una presa. El basquetbolista tragó saliva, nervioso. ¿Qué estaba diciendo?

El amor es un S.O.L.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora