Capitulo VI

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Al fin el día esperado por Susana llego, sabía que solo era una boda civil, pero había contratado maquillista, peinadora y modista que le arreglaran ese día, Terry no dijo nada y asumió los gastos de la novia.

Susana había elegido un delicado traje de blonda spandex semi-transparente, manga tres cuartos y la línea del escote formaba una línea recta a la altura de las axilas con las mangas, no tenía hombros, por lo que sus hombros quedaban al descubierto...

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Susana había elegido un delicado traje de blonda spandex semi-transparente, manga tres cuartos y la línea del escote formaba una línea recta a la altura de las axilas con las mangas, no tenía hombros, por lo que sus hombros quedaban al descubierto, el vestido se ajustaba a su cintura y un bello broche a un lado adornaba esta parte, la falda era amplia y recogida, le llegaba hasta la mitad del tobillo, usó un peinado de moña y un sencillo buque confeccionado con flores naturales.

Su maquillaje era muy natural y un delicado conjunto de diamantes con forma de corazón, pendía de su cuello y orejas. Sus zapatos eran blancos con tacón alto y enfrente abertura en "boca de pescado" con una piedra al final de la abertura. En la cabeza lucía un corto velo, que pendía del inicio de su moña y le cubría el rostro hasta al final de la barbilla y parte de atrás hasta la nuca.

Terry no pudo dejar de pensar que se veía muy hermosa ese día. Pero no podía olvidar cuál era su plan, así que él se había encargado de llevar al juez y dos testigos que eran un hombre joven muy guapo, con un cuerpo bien formado que se adivinaba a través de su camisa, sus ojos eran azules su piel era bronceada y su cabello negro ensortijado, muy corto al estilo del ejército, aparentaba tener unos veintiocho o treinta años, tenía una mirada franca y abierta, el otro hombre era su chofer temporal.

A Susana le llamo la atención el joven y pensó que tal vez era hermano de Terry, pues aun no conocía a toda su familia. Ella llevaba como testigos a su madre y como no había podido conseguir otro, Terry se había encargado de contratar una actriz que le firmara el documento.

La ceremonia dio inicio a las seis de la tarde con la lectura del acta por parte del juez. Susana no podía creer tanta dicha, por fin veía realizados sus sueños: ser la esposa de Terrence Grandchester, en determinado momento el juez hizo las preguntas de rigor: Señor Terrence Graham Grandchester Baker, ¿acepta usted por esposa a la señorita Susana Isabella Marlow Larson? Si, acepto – respondió Terry – el juez se dirigió a ella y le pregunto: señorita Susana Isabella Marlow Larson ¿acepta usted por esposo al señor Terrence Graham Grandchester Baker? Si, acepto – contesto ella – el juez dijo entonces – Por el poder que me confiere la ley del estado de Florida los declaro marido y mujer y procedió a firmar el acta y luego su secretario, a continuación, los testigos de ambos y por ultimo ellos dos... y ya estaba, ella era ahora la señora Grandchester, de sus ojos se escapó una lagrima de felicidad que rodo por su mejía.

Terry levantó el velo de ella y lo echó hacia atrás y la atrajo hacia sí, ella pensando que la besaría en los labios cerro sus ojos en espera de la caricia, pero ésta no llego, sino que sintió como su "esposo" besaba con cuidado su mejía. Tal vez no quiso avergonzarme delante de toda esta gente – pensó Susana – pero cuando estemos a solas será diferente. Lo que ella no podía sospechar en ese momento es que se había convertido en la señora Grandchester número dos.

EL PERFECTO PLAN DE TERRY Por Loren CornwellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora