Capitulo XI

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Habían transcurrido seis semanas desde que Candy llegara al castillo ducal en Londres, su hijo contaba ya con tres meses y medio, en ese tiempo ella no había tenido un solo momento de respiro, ya que es señor duque le había presionado para que asistiera a cuanto evento social se organizaba con la intención de presentar al nuevo heredero del ducado su nieto Anthony Richard Grandchester Ardley, apenas si tenía tiempo de dedicarse al niño y tener que arreglarse para un nuevo evento, pero ella había aguantado estoicamente todos y cada uno de los caprichos del duque, porque veía en sus ojos el orgullo que le llenaba al presentar a su nieto y el inmenso cariño que le profesaba.

Mientras tanto en New York el juicio de divorcio entre el senador Grandchester y la actriz retirada Susana Marlow, había dado inicio, en la primera audiencia ambos abogados presentaron las respectivas peticiones de sus representados, pero ninguno quería ceder; mientras que Terry intentaba darle más concesiones a Susana, esta se empeñaba en no aceptar nada más que el divorcio entre "su esposo" y la Señorita Ardley. Al no ponerse de acuerdo, el juez interrumpió la sesión cuando la señora Grandchester estalló en un histérico llanto cuando "su esposo" rotundamente negó aceptar la solicitud de la señora de divorciarse de su primera esposa, puesto que si lo hacia su hijo no gozaría de los beneficios a los que tenía derecho si permanecían ellos casados, en cambio con la señora presente ni siquiera había consumado el matrimonio. Así que la nueva sesión fue programada para tres días después.

Escucha – le dijo Terry a su abogado – ya no aguanto estar más tiempo separado de mi esposa, así que has todo lo posible porque el juez dicte sentencia en esta audiencia, no te detengas por nada, tenemos todas las pruebas que necesitamos y un as bajo la manga, ahora debo salir para reunir la última prueba y la definitiva que nos ayudara a ganar la demanda.

Esa mañana Terry se dirigía a los juzgados para por fin definir su situación con Susana en la audiencia que le había sido concedida a ella, por lo tanto, él iba en calidad de demandado. Llamó a su abogado para preguntarle si había hablado con los testigos, tres en total en su favor, este le contestó que todo estaba listo.

Cuando Terry llego al edificio, Susana se encontraba ya ahí en compañía de su madre, de Roger y de algunos sirvientes que, aunque ya no trabajaban para ella, habían sido citados como testigos. Tanto Terry como Roger llevaban en sus manos un paquete. Susana le había preguntado qué era eso, pero el solo se había limitado a decirle que era algo necesario llevar.

Al fin todos entraron a la sala de audiencias y cada quien ocupó su lugar en espera de la llegada del juez. Cuando éste arrimó fue anunciado pidiendo que se pusieran todos de pie, mientras que el juez entraba y ocupaba su lugar en el estrado. El juicio dio comienzo.

El honorable juez Hilton da inicio al juicio en contra del senador Grandchester en apelación por la demanda de divorcio presentada a la señora Susana Grandchester, el juez tomo asiento y llamó a los abogados al estrado para preguntarles si no habían llegado ya a ningún acuerdo, ellos respondieron que no y que todo estaba listo para iniciar el juicio. Tiene la palabra el abogado defensor – indicó el juez, después de mandarlos a sus respectivos lugares.

Su señoría – dijo el señor Travel – me gustaría llamar a la señora Griffin, el ama de llaves del matrimonio hasta hace pocos días. La señora subió al estrado y poniendo la mano derecha sobre la biblia le preguntaron: ¿jura usted decir solo la verdad y nada más que la verdad? – lo juro – contestó ella.

Señora Griffin – dijo el abogado – ¿desde cuando trabaja usted para los Grandchester? – desde que comenzaron a vivir en esa casa – contestó ella. ¿y durante ese tiempo siguió el abogado - ¿Cuántas veces lo vio usted en la casa? – bueno – dijo ella – el señor solo estaba dos veces por semana – contestó ella – ¿y entonces no vivía él con ella? – esa es una pregunta que yo no puedo responder señor? - ¿conocía usted del matrimonio del señor con la Señora Candice? – no señor, yo no sabía nada – una última pregunta ¿la señora Susana le fue infiel al señor Grandcheste alguna vez? – no que yo sepa – gracias eso es todo- dijo el abogado y la señora se retiró.

EL PERFECTO PLAN DE TERRY Por Loren CornwellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora