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- Dios no es cruel, las personas son crueles -
Nació en la capital de Alemania el 23 de marzo de 1924, seis años antes de que la oscuridad invadiera a toda Alemania.
Su nombre y sus apellidos son de origen judío, al igual que ella y que su familia. Los Dresden siempre fueron muy prudentes y cautelosos, además de inteligentes; cualidades que la mayor parte de ellos poseen en su personalidad.
Cuando los nazis comenzaron las redadas para llevarse a cualquiera que no fuese "ario", todos ellos tuvieron que esconderse. Matea tenía once años, pero sabía perfectamente que lo que ocurría no podía ser nada bueno. No tuvieron otra opción que mudarse con algunos otros a un sótano apartado de la ciudad, donde prácticamente era insufrible vivir. Realmente sofocante, agobiante. Al menos era silencioso, puesto que no podían hacer ruido para no ser descubiertos.
Ella terminó convirtiéndose en una niña callada de ojos tristes, todo lo contrario a lo que era antes. Cuidaba de los demás niños, ya que era una de las más mayores, y se dedicaba a obedecer en silencio y a sonreír en momentos especiales. Comenzó a interesarse por las artes, lo único que le mantenía cuerda todos los días. Se leyó absolutamente todos los libros que encontró en aquel sótano, y curiosamente todos tenían que ver con la pintura, la escultura, la arquitectura, la literatura, el teatro e incluso la música. Le gustaban tanto aquellas cosas que no dejaba de hablar de cada una de ellas.
Cuando casi se planteó el hecho de salir a la calle y ser cazada por pura desesperación, llegó una extraña visita... Fue raro, puesto que nunca les visitaba nadie. Entonces les salvaron la vida con aquella magia desconocida que les hacía viajar por el tiempo. Simplemente era otra familia judía de muchas, que sobrevivía o moría igual que las demás. ¿Por qué les eligieron a ellos? Un milagro, un misterio. Al menos eso pensaba ella.
A partir de ese entonces, se terminó convirtiendo en una viajera del tiempo. Sus padres parecían saber lo que ocurría y tener todo bajo control, pero dejaron de viajar, desaprovechando la oportunidad de cambiar lo malo y transformarlo en bueno. No estaban de acuerdo con todo aquello y eso la frustraba enormemente, ya que ellos mismos habían sufrido ese miedo desolador que las personas habían causado. La única que lo sigue haciendo es ella, una simple viajera más que quiere evitar que las personas destruyan lo más preciado que tienen: el suelo donde pisan.
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Es una chica de expresión serena y movimientos elegantes. Incluso algo sensual e imponente, al menos es lo que aparenta. Le encanta tener la razón, y difícilmente se rinde en cualquier situación, sea la que sea. Le tiene tanto miedo a ser una cobarde que actúa de forma impulsiva. También teme a que la historia se repita. Aun así, es realmente inteligente hasta el punto de estar por encima de cualquier media.
Suele causar una buena impresión en extraños, ya que su sonrisa siempre ilumina a todos los que la ven. Es realmente contagiosa, me atrevería a decir que hipnotizante... Por eso se le da tan bien su trabajo. Por lo general se considera alguien solitario. Desde una fuerte discusión con su familia hace años, no ha vuelto a verles. Le teme a la cobardía, pero no puede evitar no ser valiente. Al menos respecto a ese tema. Es muy independiente, siempre lo ha sido. Los duros años que pasó en la guerra la han moldeado como es ahora, de hecho escucha de vez en cuando el sonido de las bombas cayendo en Berlín. Las sirenas, las pisadas de los soldados... Incluso casi podía escuchar aquel terrible olor que invadía cada rincón de el diminuto sótano.
Trabaja para Vadema, aunque se está planteando si ir por su cuenta, o incluso cambiar de bando. La política no era algo que resultase muy interesante a pesar de considerarla importante. Le da a todo mil vueltas, mastica cada uno de sus pensamientos y nunca traga. Está pasando por una crisis personal, sabiendo que no termina de estar conforme con lo que aquella empresa respecta pero, al fin y al cabo, le ha salvado la vida.
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