NieYao One Shots | Mo Dao Zu Shi

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No había planeado llegar a su casa cerca de las tres de la mañana, sin embargo, ahí estaba, friolento, exhausto y algo abatido por sucesos desafortunados que componen su día a día. Pero pese a ello aún tenía la energía suficiente para mantener una sonrisa jovial ante todos, un rictus más que nada.

Incluso, a veces, en lo único que piensa es poder tachar el rostro de esos insoportables ajenos, jamás ver su desaprobación en sus miradas mal disimuladas y para nunca recordarse quién es grotesco o descortés. 

Siempre al terminar su jornada todo se reduce a un dolor de cabeza que logra mermar al estar cómodo en casa, sintiendo la suavidad de la alfombra puesta en el centro del living luego de quitarse los zapatos, pues por fin sus pies adoloridos podían tener su descanso después de haberse mantenido de pie por varias horas durante una reunión mientras su padre hablaba y él, escuchando a penas cada palabra que lo hacía poner los ojos en blanco, pensaba qué tan ridículo podía ser su padre y ese es un pensamiento diario.

Ahora mismo no tiene tiempo de cavilar en eso, de hecho, ese tema queda olvidado. Sólo puede pensar en sus malditos pies que a parte de adoloridos, están fríos y necesitan usar algo cómodo, quizás reemplazar sus calcetines por unos más gruesos sería mejor.

No se molestó en encender las luces de inmediato cuando llegó, ya que desde una esquina, Nie MingJue le hizo el favor.

Jin GuangYao intentó suspirar al recordar algo importante, pero sólo pudo hacer un puchero de resignación.

—Es demasiado tarde. —Nie MingJue hace énfasis en la segunda palabra con una voz áspera, está de brazos cruzados cerca de la pared, parece irritado y ni siquiera viste su ropa de dormir, lo que indicaba claramente que había estado esperando por varias horas.

—No sabes lo mucho que lo siento, sé que íbamos a cenar juntos, pero me mantienen muy ocupado algunas veces. Incluso la impresora de mi oficina falló a último momento y debía encargarme de un montón de papeles. —Explicó, casi como una súplica.

Aflojó su corbata y al dejar su maletín sobre el mostrador dirigió su mirada hacia la cocina casi por puro instinto, su estomago rugió al instante, tan fuerte que hasta el otro hombre lo había escuchado, sonriendo en su lugar.

No había comido mucho, su ocupación no le permitía comer o simplemente no le daba el tiempo necesario para una comida saciable.

Nie MingJue se acercó resignado, deslizó su mano cariñosamente por la cabeza de GuangYao, alisando su cabello hasta su nunca y se inclinó para besar su mejilla—. Cociné estofado de carne, debes calentarlo.  

Bueno, no parece el platillo más genial como para tener una cena juntos en plan romántico, pero aún así los ojos de Jin GuangYao brillan porque Nie MingJue se le hace ridículamente adorable.

—Amo el estofado de carne. —Exagera sus palabras con cariño y aprieta sus manos bajo el mentón—. Me siento mal ahora mismo por dejarte cenando sólo. 

—No es tu culpa, claramente.

En respuesta sonrió enternecido, se paró sobre la punta de sus pies y picó los labios de su hombre con besos unas cuantas veces, sujetando sus mejillas, hasta que este le dijo que era suficiente.

Al menos esta comida que estaba a punto de devorar era mucho mejor que los precalentados del trabajo y los platillos de la mansión Jin, por supuesto nada se compararía a esto, pues Nie MingJue sí sabía ponerle esfuerzo a lo que hacía y también un significado que a Jin GuangYao le parecía tierno una y otra vez viniendo de un hombre con un rostro tan adusto.

Mientras se encarga de calentar la comida, ni siquiera piensa que puede ir a cambiarse de ropa en lo que tarda, sólo está ahí revolviendo la olla, pareciendo un niño impaciente y Nie MingJue lo observa, sonriente de ver a su chico en casa, de escucharlo nuevamente tararear canciones, verlo menearse al ritmo de lo que canta e incluso ríe cuando lo pilla con la cuchara de madera caliente en la boca y se quema la lengua.