NieYao One Shots | Mo Dao Zu Shi

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ADVERTENCIA: Contenido un poco explícito (smutty, smutty, smutty)

No sé de dónde salió esta marranada.

La nueva conferencia de discusión estaba a una vuelta que dura menos en contraste con el viaje largo a la empinada planicie bajo sus pies, demasiado cerca sin una decisión clara, tomando a Lan XiChen para ser el afable anfitrión de los líderes de cada secta en el apacible Receso de las Nubes para debatir.

El día es sin duda esplendoroso con una imagen agradable, pero es frígido, no tanto para sentir la corriente perforar por capas de ropaje que no vienen a la ocasión porque todavía no es época de invierno; compaginando por fin con esas albugíneas elegantes, haciendo honor frente al extranjero que tiene una intolerancia que se puede justificar con ese mismo hecho. Jin GuangYao había estado admirando un árbol de magnolias que consideró demasiado hermoso para un lugar igual y a su lado Lan XiChen atisbó con gesto perenne, adjunto a una sonrisa impropia, el aspecto impávido sobre facciones tersas de su hermano jurado y guarda por esto un rastro de regocijo por la complaciente imagen.

—Todo es perfecto. —Expresó Jin GuangYao en una sonrisa genuina a los ojos de su segundo hermano. Este respondió—. Gracias, A-Yao, si gustas pediré un árbol pequeño y lo enviaré para ti.

—Por un regalo tuyo estaré muy agradecido siempre. Muchas gracias, este de verdad es encantador. —Ambos hombres compartieron otra sonrisa, justo para cuando pudieron escuchar otros pasos subiendo el pequeño cerro. Voltearon para ver emerger al imponente Chifeng-Zun. Él se ha parado frente a ellos es una posición firme, un destello circunspecto por sus ocelos escrutadores, siempre inherente a su carácter, siempre alerta, siempre buscando resolver una incógnita en todos los casos.

—Dage, ¿qué opinas de este árbol? —Preguntó el hombre más bajo extendiendo sus manos como si estuviera mostrando una pieza invaluable que luego compraría para adornar sus extravagantes muebles, pidiendo la opinión, fingiendo que puede depender de eso. Nie MingJue contestó sólo cuando estuvo a su lado, colocándose las manos tras la espalda.

—Es sólo un árbol. Su leña ha de ser buena. —Expresó con su habitual tono serio, desconsiderado por lo más mínimo.

—A-Jue, A-Yao se refiere al valor profundo que le das. —Zewu-Jun aclaró con una voz demasiado suave que resulta agradable y hace que el adusto hombre alce una ceja sin dejar de verlo, pero el tiempo es escaso y él pierde la paciencia fácilmente de sólo cavilar en una tontería.

—Ustedes pierden tiempo hablando sobre esto. —Se dio la vuelta, dispuesto a volver por donde venía, pero antes de comenzar a bajar, miró sobre su hombro con esos ojos oscuros que muchos traducían en intimidación—. Quise saber dónde estaban, el lugar es grande y aún no me acostumbro.

—Es entendible para todos aquí. —Volvió a sonreír Lan XiChen.

La mirada del mayor se encaminó por las curvas de contento sobre la faz de su segundo hermano y en seguida fue como si aquello hubiera aplacado un amargo resabio que cargó gran parte del día y no precisamente porque haya visto unos claros ambarinos con anterioridad que podrían ser los causantes de su irritación como es bien consabido; terminando por verlo a él, recorriendo en silencio la complexión pequeña de su cuerpo, escudriñándolo por si lo meritaba el caso. Lianfang-Zun evitó verle a los ojos, acabando en el árbol de antes, alzando la vista y así poder tomar una excusa de que las flores son tan blancas que pueden camuflarse con las túnicas de Lan XiChen.

La boca de Nie MingJue se torció en una mueca indescifrable—. Contigo quiero hablar más tarde. —Señaló sin recato—. No pienso esperarte hasta que se haga de noche.