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Los recuerdos de todo lo que me ocurrió aquel día jamás dejarán de invadir mí mente, realmente no había hecho nada, no tengo derecho de culpa a Till por no querer hablarme más nunca, por haber bloqueado de todas mis redes sociales, también de haberse cambiado de apartamento y seguramente se había marcado de la cuidad, sus amigos me contaron que su cara jamás volvería a hacer la misma que ni siquiera una rinoplastia salvaría su nariz, realmente había arruinado algo de lo que Till estaba muy orgulloso, su hermoso rostro, tanto que se lo cuidaba, y yo había acabado con todo.

Aunque a mí tampoco me fue mucho mejor mis padres me prohibieron salir de casa y solo podía estar en mí cuarto y tenía que asistir a la iglesia con ellos todos los días para "curarme" pero nada de eso funcionó en mí, tuvo mí momentos de querer creer que aquello realmente me funcionaria pero es cierto, no puedes negar algo que es sumamente obvio. No puedes negar a tu realidad; así que decidí fingir que realmente había funcionado. Está fría noche que me era acompañada con los suaves toques del viento le daba a mí rostro, realmente el mar me hacía pensar mejor, reflexionar sobre todo.

Aunque realmente hubiera pasado toda mí vida en mi cuarto recibiendo clases de mí padre si no fuera por Caron, ella realmente era del tipo de chicas que haría cualquier tipo de cosas si les compraba cualquier tipo de cosa de alguna marca famosa, era muy superficial y su voz solía ser algo irritante para mí, pero era "la chica perfecta" según mis padres, la chica que iba a la iglesia todos los días sin necesidad de que sus padres la obliguen, una chica de una buena familia; esa era la parte que ella dejaba ver a mis padres y a todos, realmente podía engañar a todos, pero yo sabía muy bien lo que hacía para conseguir tanta ropa y dinero, tenía "proveedores" si así se les podía llamar, señores mayores que pagaba por su "compañía" realmente era una mentirosa de mucho cuidado, ella aún teniendo una relación conmigo seguía saliendo con esos señores, seguía siendo una buena mentirosa, aún recuerdo cuando la descubrí en una de esas fiestas, tenía el vestido que le había regalado, si no la conociera tan bien podría pensar que era alguien más , ella realmente sabía cómo no ser reconocida, utilizaba una peluca y mucho maquillaje.

— Al final de todas mis relaciones habían terminado de la misma forma, todos siempre me decían mentiras.

Dije mirando aquel cielo que me acompañaba en esta fría noche, estaba en aquel mirador con vista al mar, quizá debía irme de ahí, era muy tarde ya,  pero la tranquilidad que me daba el mar, era única, el mar no me pedía nada a cambió, el mar calmaba todo en mí.

¿Por qué me iba tan mal en la vida? Todos siempre me dejaban por algo, quizá yo era demasiado tóxico también, quizá yo debí haber bloqueado los golpes de mí padre con mi cuerpo, debí haber protegido a Till, quizá también debí darle todo mis ahorros a Caron, hacerla feliz comprándole todos lo que ella me pedía, quizá así se hubiera quedado a mi lado, no me hubiera dejado como lo hizo el, ella solo quería mi dinero y yo solo quería su compañía, no quería su cuerpo, no quería su amor solo quería que estuviera para mí ahí, que cuando llegara de la universidad ella estuviera ahí, aunque sea con su falso mensaje de "buenos días amor" solo que se quedará conmigo.

Las lágrimas comenzaron a brotar de mí rostro ni siquiera podía pensar en decir su nombre, porque ya mí corazón dolía demasiado, yo era el culpable de que todos me abandonaran y me dí cuenta muy tarde, que todo lo malo que pasó en mí vida siempre fue mí culpa, fueron todos errores míos, de los cuales nunca me perdonaré, porque siempre seré infeliz, perdí mí tren, lo perdí, no lo tomé a tiempo,  traté mal a todos los que me tendieron la mano para subirme al tren ahora es muy tarde para mí.

— Dios o cualquiera que este allá arriba... Por favor detengan mí dolor, no quiero seguir sufriendo más, ya no quiero ser más fuerte, quiero morir, nunca fuí lo suficientemente valiente o fuerte.

Dije para luego comenzar a correr y salir de aquel mirador, quería correr, tratar de olvidar, todo lo malo que había ocurrido con mí vida, seguía y seguía corriendo, hasta que mis zapatos fueran invadidos por arena, tenía el mar muy cerca de mí, podía escuchar aquel sonido que hizo que mí respiración volviera a la normalidad.

El mar era hermoso, no tenía palabras para describirlo, lo calmado que me hacía sentir, la idea de morir aquí realmente me resultaba poético, quizá el destino me había traído aquí para morir, realmente este sería mi final, todo acabaría, como todo comenzó, aquí fue donde le dí su primer beso, aquí fue donde lo hice mío y aquí fue donde me me dejó, aún recuerdo cuando me entregó aquella carta y luego irse para luego cortar todo tipo de comunicación conmigo, realmente intenté comunicarme con el, pero todo fue inútil, otra vez había llegado la primavera y yo estaba aquí, a la misma hora y en el mismo lugar donde lo conocí pero el ya no estaba aquí. Otra primavera sin el a mí lado.

Las cartas que nunca te envié (Paulchard) PaulxRichardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora