Yo: Kefla.

[02]

Mientras el mundo arde.

Pasaron algunas horas desde el capítulo anterior.

Kefla era conducida en una camilla de hospital por la Doctora Campbell acompañada también por una enfermera.

—Pero me siento bien, esto no es necesario. —Aseguraba con evidente fastidio la saiyajin, refunfuñando como si se tratarse de una niña pequeña.

—Debemos hacerte una resonancia magnética. —Aclaro la doctora dando a entender que no aceptaría negativa alguna por respuesta.

—Campbell. —Era la voz de un doctor bastante mayor que detuvo a la doctora por un instante.

—¿Dime Richard?

—¿Has escuchado las noticias?

—¿Debería? —Dijo la doctora entre risas.

—Es grave, están diciendo que destruyeron la mitad del estadio donde se realizaba el Torneo de Artes Marciales, una bomba o algo así...

Tanto Kefla como la enfermera comenzaron a prestar atención.

—Eso es horrible... —Dijo la doctora consternada.

—Pediré el día libre, tengo familia en Isla Papaya. Ellos no son fanáticos de esos torneos, pero estoy muy preocupado. —El doctor se despidió siguiendo su camino con prisa.

—¿Qué habrá sucedido? —Pregunto la enfermera en voz alta.

—Ni idea. —Contesto la doctora.

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Más tarde.

—Este día está de locos, lo que sucedió en el estadio, los reportes de extraños temblores y esa llegada tuya. —Dijo la enfermera haciendo alusión a Kefla, pero sería reprendida con prontitud por la doctora.

—Lo siento, no más radio. —Se excuso la chica, mientras que Kefla no parecía prestarle mucha atención.

—No veo nada extraño, ninguna anomalía en los resultados, pediré una segunda opinión. —Dijo la doctora tomando un teléfono.

—Entonces... ¿No tengo cura? —Pregunto Kefla con algo de miedo en su voz.

—¿Solo recuerdo dos nombres?

—Espero que puedan escuchar mi dulce voz, mis queridos terrícolas...
—Soy el Mago Babidi...

—¡E-e-escucho una voz! ¡En mi c-cabeza! —Exclamo Kefla asustada, la idea de no solo parecer amnesia pero también escuchar voces en su cabeza la horrorizaba.

—Y-yo también la escucho... —Musitó la enfermera sujetándose los oídos.

—¿Esto qué es? —Pregunto la doctora dejando caer el teléfono.

—Calma, calma por más que intenten buscarme, no me encontrarán, le estoy hablando telepáticamente mediante mi magia...