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Entendiendo quien soy.

─Los saiyajin son realmente tercos cuando se les mete algo en la cabeza. ─Decía el Anciano Kaioshin resignado a que el dúo saiyajin regresaría por respuestas.

─Antepasado, no sea así. Es normal que ellos también busquen respuestas para todo este enigma... Usted también tiene dudas, ¿Cierto? ─Le contesto Kibitoshin, caminando a su lado. Sin prisa de acercarse a la saiyajin misteriosa que tantos problemas había causado.

─Tengo muchas más preguntas de las que puedes imaginar. Sin embargo todo esto empezó porque esa jovencita parece estar muy inestable a nivel mental. ─Dijo el Anciano, viendo que Kefla ya se había puesto de pie.

Tras acercarse un poco más, agrega.

─Vamos, espero que invitándole una taza de té logre calmarse lo suficiente para cuando Goku y Vegeta vuelvan. 

─¿Yo? ─Murmura Kibitoshin sorprendido.

─Sí, alguien tiene que preparar el té. ─Contesto el Anciano Kaioshin de forma tajante.

─De acuerdo... ─Asintió Kibitoshin poco convencido ante aquella petición.

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Kefla deslizo una mano a lo largo de su cabeza, aplastando su pelo momentáneamente, desconcertada seguía observando el paisaje del Planeta Supremo.

Acababa de despertar y notaba que había sido trasladada desde el epicentro del cráter al otro extremo del planeta, que se encontraba en mejores condiciones.

Múltiples pensamientos se apoderaban de su mente, quitandole la poca paz que podía otorgarle el encontrarse a solas.

─¿Saiyajin?
─¿Quienes son todas estas personas?

─¿Por qué me hostigan una y otra vez?
─Yo solo quisiera que todo esto terminara de una vez...

La saiyajin es sacada de sus pensamientos al percatarse de que el Anciano Kaioshin comenzaba a acercarse

El dios tose mientras Kefla lo observa sin una notable expresion.

─Kefla, ¿Ya te sientes mejor? Tranquila... No te torturaremos con más preguntas...

Lentamente la saiyajin asintió con la cabeza y se dirigió al anciano.

─Desde que desperté en aquel hospital, todos me hacen preguntas, todos me hostigan, todos quieren que les respondan, todos quieren algo de mi... ─Decía la chica con la voz quebrada, tomándose de los oídos con ambas manos como si no quisiera escuchar más.

─¡Pero nadie me responde! ─Gritaba a continuación la saiyajin asustando al anciano lo suficiente para que cayera al suelo sobre su trasero.

El Anciano con nervios y temor extiende sus brazos hacia adelante sacudiendo sus manos de forma desesperada.

─Jovencita, jovencita no tienes porque alterarte ¡Tranquilízate! ─El anciano poco a poco se pone de pie.

─No sabemos que clase de respuestas buscas. Pero trataremos de ayudarte.

Kefla simplemente se dejo caer al suelo de espaldas, mirando al cielo.

─Estoy tan confundida, quisiera tener todas esas respuestas que todos quieren... Yo quisiera... ─Murmuraba en voz baja hasta guardar silencio de forma poco cooperativa.

Yo: Kefla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora