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     Taehyung al llegar a casa, cerró la puerta tras él y apoyó su espalda en el objeto de madera. Por su cabeza no dejaba de pasar la propuesta hecha por Jungkook y los nervios que surgían en su cuerpo cada que recordaba esos ojos oscuros y repletos de necesidad. Una necesidad extraña que en su interior comprendía a la perfección: lo quería poseer.

El castaño subió una de sus manos hasta su nuca, frunció su ceño al tocar esa área y al final decidió sentarse en el suelo, mientras seguía con su mano en el lugar; le ardía un poco, como si el contacto diferente que tuvo con el menor, hubiese reprogramado todo su cuerpo. Se sentía mal, si es caso, mareado y con su vientre dando tirones extraños. 

Era una mierda.

—¿Tae? —Preguntó sorprendida Krista, mientras bajaba las escaleras y acudía con rapidez a su hijo—. Dios mío, ¿qué pasó? —Habló preocupada, tocó su frente con una de sus palmas y se percató de que estaba ardiendo—. Cariño, tus supresores, ¿los tomaste?

—Los he olvidado —murmuró y apoyó su cuerpo en el de su mamá—. Me-me siento… mal —decía, mientras empuñaba sus manos y respiraba profundo.

—¿Pero cómo dices eso? —Habló con un poco de rudeza—. ¡Cariño, ayúdame a subir a Taehyung a su habitación!

El castaño ignoró por completo las palabras de su mamá, puesto que su cuerpo se sentía extraño y no podría centrarse en algo más.

Minwoo salió de un pasillo, miró por un momento a Taehyung y frunció su ceño al sentir algo diferente en él. Su aroma se sentía muy fuerte, pero ciertos matices de otra persona se envolvían en el cuerpo del castaño, como si aquello hubiese provocado su estado.

—¿En dónde estabas? —Preguntó con imponencia.

—¿Crees que es momento de preguntar algo así? —Habló Krista y lo ayudó a levantar—. Llévalo a su baño, por favor.

El hombre se quedó de pie unos segundos, luego se acercó a pasos lentos y tomó entre sus brazos al omega que se encontraba ardiendo y con su piel mucho más sensible al tacto. Era una bomba de feromonas.
Minwoo subió las escaleras hasta entrar a su habitación y dejarlo sentado en su tina dadas las indicaciones de Krista, después, ésta le pidió que saliera y el mayor no tuvo más remedio que hacerlo.

—Cariño —hablaba Krista, mientras lo ayudaba a desnudarse y permitía que la tina empezara a llenarse con agua al ambiente—, sabes que esos supresores son como cepillarte los dientes. ¿Desde cuándo no los has tomado?

—No… lo sé —murmuró, mientras abrazaba sus piernas y respiraba profundo—. Simplemente… dejé de hacerlo.

—¿Por qué? —Negó con su cabeza y acercó una pastilla con un vaso de agua para que los tomara—. ¿Te imaginas que te hubiese sucedido en la calle? Yo-yo no… —Volvió a negar su mamá y talló su rostro al intentar imaginar algo así.

—Lo siento… –Fueron las palabras de Taehyung, ya que en su cabeza sólo empezaba a aparecer la fuerte presión que había ejercido Jungkook hacia él cuando empezaban a hablar.

¿Había sido… por él?, ¿había dejado de tomar sus supresores desde que su omega percibió a ese alfa?

—¿Por qué tardaste en regresar, Tae? —Habló nuevamente Krista, mientras acariciaba su cabello e intentaba mantenerlo en calma.

—Pueden… enojarse si lo digo —respondió entre murmullos el castaño, aún abrazando sus dos piernas.

Krista detuvo las caricias en el cabello de su hijo, respiró de forma profunda y relamió sus labios.

Lost in your purple [KOOKV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora