Día 1.

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Día 1: Mostrando debilidad.

¿Por qué las cortinas de su habitación seguían cerradas?

No es que importara realmente, pero ¿qué tanta costumbre se había hecho el de no abrir las cortinas? Boruto estaba seguro que el día anterior las había dejado cerradas, y el día anterior al anterior también... Espera, ¿qué día era hoy?

Uzumaki levantó su mano para buscar entre tanto desorden su teléfono, porque él ni siquiera estaba consciente de qué día era exactamente o incluso si debía volver a la pesadilla; su pesadilla de hace años, desde que admitió abiertamente su sexualidad.

Lo que tanto le caracterizaba, había desaparecido en miles de fragmentos.

Y antes de ver su teléfono pudo oír el sonido estridente del secador de pelo. Era su hermana, Himawari.

Claro, el único maldito día en el que su hermana menor hacia ese típico y monótono ruido era un lunes por la mañana. ¿En qué momento se había hecho lunes?

Dejó escapar un bufido y se cubrió estrepitosamente con las sábanas de su cama. Se sentía seguro en su cama, o al menos, era un lugar de confort de la realidad que se aproximaba fuera de su puerta.

Ya se sentía cansado de solo pensar en levantarse, en realizar una sola acción que ocasionara una reacción en su realidad. Boruto puso ambas manos sobre su rostro con tal de ocultarse más, ya ni siquiera podía.

No había más razones para quedarse.

Incluso si lo pensaba un poco, la única justificación que lo hacía quedarse era su familia. O al menos, la perfecta imagen que demostraba tener.

Es decir, no es que tuviera una mala familia. Su hermana era buena, amable y cariñosa. Su madre era comprensiva y bastante querida. Pero su padre... Bueno, no había mucho que decir de él.

Para Boruto, su padre podría considerarlo como alguien externo a su familia.

Nunca pasaba más de unos minutos al lado de él, o trataba de darle una conversación entre padre e hijo. Simplemente no existía nada.

Y eso le hacía sentir culpable.

¿Es que había fallado en algo como hijo?

¿No era suficiente para su padre?

Sí, probablemente podían parecer preguntas ridículas o cosas sin gran importancia, pero ¿por qué su hermana sí recibía el apoyo de una figura paterna? ¿En dónde quedaba él?

Era desesperante.

Sus ánimos y sueños habían dejado de existir. Lo peor de todo, es que él mismo lo había notado pero nunca hizo nada para cambiarlo. ¿Qué se suponía que debía hacer?

Uzumaki Boruto se sentía triste y sin esperanzas.

Hoy, era lunes. Mañana sería martes... ¿y luego qué?

Uzumaki abrió los ojos y se relajó. Llevaba meses pensando en esa decisión, una enorme y desesperante manera de escapar de todos esos problemas que le estaban atormentado.

Él actuaba. Él fingía.

¿Por qué tenía que hacerlo cuando estaba solo?

Había veces en las que sus acciones llegaban a límites que él no podía controlar, y peor eran sus pensamientos; palabras, y frases que llegaban a él todo el día. Boruto estaba acabado, pero...

¿De qué forma podría arreglarlo?

Por supuesto.

No había manera ni opciones para que él pudiera arreglar su propia situación. Boruto sonrió con tristeza y volvió a sentir un ahogo emocional.

Últimos 7 días. 「MitsuBoru」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora