-¿No es genial? -Le pregunté.- Digo, es lo que siempre quise.
-Espera, y si... ¿Qué pasa si Justin te da más? O sea... ¿Qué pasará con Erick?
-Oh... No he pensado aún en eso.
-Mierda, la lasaña. -Me reí cuando se dio cuenta que estaba cocinando.- ¿Irías a comprar queso rallado? Se acabó.
-Bueno.
-_____. -Habló Justin desde la puerta de la cocina. Lo miré.- Ve a la oficina, tenemos que hablar.
-Sí, señor. -Él apretó su mandíbula y se fue.- Luego voy por el queso.
-Sí.Me dirigí hasta la oficina de Justin y él se encontraba ahí con un archivador en mano. Él me miró y me señaló el sillón delante del escritorio, él se sentó en el que estaba detrás y yo en el indicado.
-Bien. -Puso el archivador en la mesa, me di cuenta que era el mío.
-¿Y esto?
-Tus archivos. -Dijo obvio.- ____, debido a las circunstancias... No seguirás trabajando aquí. Estás despedida.Mi rostro cayó al suelo y mis ojos casi se salían de su espacio. No podía creerlo. ¿Todo había sido una trampa, acaso? Él... Me estaba despidiendo cuando dijo que no lo haría. Cuando dijo que yo le gustaba. ¿Qué mierda?
-¿Es una broma, verdad? -Le dije aún sin creerlo.
-No. No puedo permitir que la mujer con la que voy a estar trabaje para mí, en mi casa. Como empleada. -¿A qué se refería con la mujer con la que voy a estar? ¿Me pediría que fuera su novia?
-¿Y en qué se supone que trabajaré ahora, eh?
-No lo sé, puedes trabajar en mi empresa.
-No tengo estudios universitarios o algún título que en tu empresa sirva.
-Tenemos que hablar de eso. -Dijo serio.
-¿De?
-Porque no tienes estudios universitarios. Tenías el puntaje nivel nacional.
-Escucha, no puedes despedirme. O sea, si puedes, ¡Pero no quiero! -Me exalté. ¿Él me quería alejar?
-Entiende que no puedo tenerte como la empleada de mi casa.
-Esto es absurdo, no acepto el despido.
-Tendrás que hacerlo, ya está decidido. -Firmó una hoja de mi archivador y me sonrió de costado.- ¿Quieres ir a cenar esta noche?Oh por Dios. Era estúpido que me despidiera porque él pretendía ahora coquetear conmigo de manera distinta.
-Quiero mi trabajo de vuelta. No quiero irme de aquí, me gusta estar aquí. -Realmente tenía oportunidad de hablar con Camille toda la semana, y eso era imprescindible en nuestra amistad.
-Hagamos un trato. Vives aquí...
-Tú no haces tratos.
-Sí, solo cuando soy yo quien los formula. -Aclaró su garganta para continuar.- Como te decía, tú vives aquí, pero no trabajas. Buscarás alguna otra cosa que hacer.
-¿Puedo seguir aquí entonces?
-Sí. No quiero tenerte lejos.
-Gracias. Odiaba el hecho de no poder estar tanto con Camille. -No quería parecer obvia, su ceño se frunció ante mi respuesta. Me causo gracia, pero lo disimulé.
-Sí, como sea. ¿Irás a cenar o no? -Fue rudo.
-Eh... Sí.
-A las nueve, ponte el vestido que está en tu cama.
-¿Me compraste un vestido?
-Sí.
-Oh, gracias.Me fui a mi habitación y en efecto, un hermoso vestido se encontraba en mi cama. Era precioso, color azul, corto así que me llegaría unos dedos sobre la rodilla, tenía un lindo escote y en el suelo me di cuenta que habían unos zapatos de taco hermosos. Wow... Tomé en mis manos el vestido y me lo puse encima de mí mientras me miraba al espejo, de seguro me vería hermosa y sexy.
Bajé hasta donde estaba Camille, tenía que contarle sobre esto.
-Camille. -Ella se volteó.- No puedo creer lo que acaba de pasar.
-¿Qué pasó?
-Me despidió. -Camille abrió grande los ojos.- Me dijo que él no quería que yo fuera su empleada si intentábamos algo.
-Oh. Wow. -Camille no lo creía.
-Y me invitó a cenar. ¿No es increíble?
-Sí, muy increíble, no puedo creerlo aún. -Sonrió.- Me alegro muchísimo por ti, _____.
-Gracias. Espero que lo haga bien.La noche llegó pronto. Me encontraba con Camille y Scarlett en mi habitación. Mientras Camille me pintaba las uñas, Scarlett me alisaba el pelo por completo. Camille comenzó a maquillarme, quería que me viera perfecta.
-Bien, si Justin aun no se enamora de ti, créeme que ahora lo hará. -Me comentó Scarlett.- Te ves bellísima.
-Gracias.
-¿Se puede saber que te dijo él sobre Victoria? -Preguntó Scarlett, Camille frunció el ceño.
-Que Victoria estaba enamorada de él, pero él no lo estaba de ella y entonces la despidió. -Vi como Scarlett fruncía el ceño y miraba a Camille. Ellas sabían que esto no era así. ¿Qué seguía ocultando Justin?
-Oh. -El sonido del golpe a la puerta me distrajo.
-¿Si?
-Soy Kenny. El señor Bieber espera abajo.
-Ya va. -Habló fuerte Camille para que Kenny le escuchara.- Bien, perfecta.
-Gracias chicas.Salí del cuarto y bajé las escaleras, Justin estaba bajo el marco de la puerta esperándome, apenas me vio se acercó a mí y tomó mi mano en el penúltimo escalón.
-Te ves sexy.
Me guiñó un ojo y caminamos hasta la salida, ahí estaba una limosina con un hombre de traje en la puerta trasera. Entramos y él hombre cerró la puerta y caminó hasta el lugar del conductor.
-¿Dónde iremos?
-Solo espera. -Asentí.- Sabía que ese vestido te quedaría perfecto.
-Gracias, está hermoso.
-¿Quieres champagne?
-Bueno. -Él tomó una botella y dos copas y sirvió, me entregó una.
-Por nuestra primera cita. -Dijo levantando su copa, yo levanté la mía y luego bebimos. Bien, cuando Justin se proponía, lo hacía bien.- ¿Esto es más?
-Sí, lo es. -Al menos estábamos juntos y no teniendo sexo exactamente. Era un buen paso.
-Me alegro. -Me sonrió con esa sexy sonrisa que podría iluminar toda la ciudad.- Estás hermosa.
-Gracias. -Me gustaban sus elogios, me hacían sentir brillar.Luego de un viaje de veinte minutos llegamos a un elegante restaurante, era romántico y tenía su toque erótico y sensual. Me hizo poner los pelos de punta cuando su mano rozó la mía. Entramos y él habló en la entrada, tenía una reserva. El hombre nos dirigió a un lugar más privado con una mesa para dos. Era todo muy elegante y de calidad.
-Es la primera vez que traigo a alguien aquí. -Confesó, yo lo miré, de seguro esto era algo importante. Creo.- Sólo vengo aquí con mi familia.
-Oh. ¿Debería sentirme alagada?
-Completamente. -Me sonrió.
-Créeme que lo estoy.
-Mañana tengo una cena con empresarios, me gustaría que fueras.
-No creo entrar en ese grupo.
-Claro que lo haces. Eres mucho más hermosa que todas esas señoras llenas de botox y silicona. -Ese comentario me hizo reír, él sonrió complacido.
-Nunca has llevado a nadie a alguna de esas reuniones. -Dije segura, yo sabía mucho de él. Desde que lo conocí me enamoré de su físico y cuando supe cosas sobre él, me interesé mucho en su forma de ser.
-No. -Concordó conmigo.- Pero puedes ser la primera. -Un calor me recorrió el cuerpo.
-Claro.
-¿Por qué no seguiste la universidad?
-No es un tema que me acomoda. -Dije incómoda ante la pregunta.
-Tenemos que conocernos, de una u otra forma algún día me lo dirías.
-¿Cómo estás tan seguro?
-Créeme, _____. Que antes de que logres darte cuenta, tú serás completamente mía.
-Pareces obsesionado.
-Me gustas. Toda.
-No es como para pasar toda la vida contigo porque te pertenezco. -Él no respondió de inmediato.
-Quien sabe. Responde mi pregunta.
-Mi papá falleció ese año y yo entré en una depresión, él había sido mi mayor pilar. Mi mamá normalmente iba de país en país por su trabajo y fue con mi papá con quien tuve mayor afecto. -Le conté y suspiré, este era un tema que no hablaba con muchas personas.- Entré en la universidad y a mi primer mes reprobé cada asignatura, perdí la beca y no me sentía con ganas de trabajar y pagar la universidad. Lo único que quería hacer era estar encerrada en mi cuarto.
-¿Tu madre no hizo nada por ti?
-Quiso pagar mi carrera como periodista, pero no la dejé.
-¿Quieres ser periodista o ya no?
-Siempre me gustó.
-Yo podría pagarte la universidad ahora que estás bien. -Negué rápido.
-Claro que no, no es tu obligación.
-Quiero hacerlo, así como quiero hacer contigo miles de cosas.