Manina.

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No se como empezar a escribir de usted si no siquiera podrá leer esto, pero me era imposible dejarla pasar.
Lamento mucho que por culpa de mi orgullo no le haya hecho una última llamada, lamento mucho todas las cosas que llegue a decir de usted, lamento mucho llegar a apagar su paz con nuestros gritos, pero sobre todo lamento no demostrar cuanto la quise cuando tuve la oportunidad.
Yo a usted la quiero y la quise de una manera incondicional, aprendí a cuidarla y créeme que eso no era una carga para mí.
Usted nos abrió la puerta de su casa cuando todo salió mal y estoy muy agradecida con usted por todo el apoyo que nos dio.
El día en él que usted se fue definitivamente yo no supe como reaccionar, mis emociones estaban totalmente desconectadas, no sabía que hacer, si llorar o de plano aceptarlo.
Pero no creí que me fuera a pegar tanto, me di cuenta que usted me iba a doler tanto cuando me derrumbe dentro de un oxxo a llorar por su perdida, justo ahí me cayó el 20 de que ya nunca más la volvería a ver.
Pero a pesar de cualquier cosa la quise muchísimo.
Espero algún día pueda volver a aconsejarme de la manera en la que solo usted sabía.

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