Ubicación perdida.

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Allí, en aquel bosque me hallaba, reivindicando mi existencia, con los ojos como platos, fijos en el tronco de aquel eucalipto.
Mi atención se desviaba hacia la persona que me observaba por la espalda, si es que era humano...
¿Qué haría ahora? Estaba aterrorizada. Tenía que girarme.
Salir corriendo descontroladamente no sería una opción factible, estaba demasiado cerca del posible depredador.
Lentamente retorcí el cuello...
-¡Aaah! - el muchacho que se encontraba frente a mí, no resultaba "casi" aterrador, pero no pude evitar soltar un grito instintivo.
-Shh... -taponó mi boca con fuerza.
Lo examiné un instante. Su cabello azabache cubría uno de sus ojos. En el otro se apreciaba una línea negra que lo maquillaba. No era mucho más alto que yo, pero sí disponía de una complexión fuerte. Lo que más cautivó mi atención fueron sus uñas, pintadas de negro. Era carismáticamente siniestro.

-No grites, no te haré daño, pero podrías atraer a otras criaturas que si te lo harían.

Sus palabras y su voz quebrada relajó mi ritmo cardíaco, pero un extraño bastante raro seguía tapándome la boca, y no era una situación cómoda.
Con un leve gesto manual me indicó que lo siguiera.
¿Qué otra alternativa tenía? Debía averiguar dónde me encontraba o al menos regresar a la civilización.
-Oye... ¿Quién eres? -me atreví a preguntar, mientras atravesábamos el bosque.
-Ah, sí, perdón... Hola, bienvenida a "La Tierra Desgarrada" Soy Cauce Sangriento y seré tu guía , blah blah blah...-hablaba como si hubiese repetido aquellas palabras cientos de veces. Fue un tanto desconcertante.
- Espera, espera... ¿La Tierra desgarrada? No recuerdo un lugar así en mi libro de geografía. -su nombre también era poco común pero no tuve la valentía para interrogarle.
Él avanzaba sin detenerse un instante, esquivando cada obstáculo.
Me respondía sin echar la vista atrás.
Ríe.
-No puedo explicártelo todavía, lo siento. - como un maldito robot. Parecía tener las respuestas programadas.
Le agarro la parte trasera de la camiseta y tiro de él.
-¿Qué crees que haces? -me mira, frunciendo el ceño.
-¡No me das miedo! Bueno, un poco sí... Pero, ¡tengo derecho a saber dónde estoy! -cruzo los brazos.
-Si te lo dijera, Laudon me mataría. Todo tiene sus fases. Lo siento.
No entendía nada, ¿quién es Laudon?, ¿quién era aquel muchacho tan rarito? Tenía un millón de preguntas y muy pocas hipótesis vagando dentro de una sinapsis incoherente.
Preferí dejar las cosas cómo estaban, al fin y al cabo no conocía a aquel individuo y no podía imaginar una posible reacción, por su parte, a una lluvia de preguntas. Decidí jugar la carta de la astucia e ir formulando poco a poco mis dudas.
Atravesamos un pequeño claro, nos topamos con su final en una hilera de arbustos secos. Él apartó las ramas y me cedió el paso.
-Bienvenida a tu nuevo hogar.
-Espera... ¿perdón?

Laudon,el recolector de almas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora