¿Sueño o realidad?

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Me llevé las manos a la cabeza. Me dolía muchísimo. Acto seguido, me froté los ojos con los puños y costosamente los abrí. Sentí un cosquilleo doloroso en las piernas, estaban dormidas. Me encontraba tumbada en el suelo, sobre tierra húmeda y piedras.
Frente a mí se dibujaban siluetas delgadas que parecían rozar las nubes. No era precisamente licenciada en botánica, pero me atrevería a decir que eran eucaliptos ,por su altura y la extrema semejanza entre ellos.
Conseguí incorporarme de cintura hacia arriba. Todavía no sentía las piernas.
Anochecía y el bosque parecía querer asustarme.
Comencé a percibir sonidos variados. Habría un búho cerca de allí, y cantidad de grillos. Clavé los dedos en la tierra que enseguida invadió mis uñas y traté de impulsarme para levantarme. Tras varios intentos, mis rodillas comenzaron a responder, hasta lograr ponerme en pie. Cojeando, llegué hasta una roca imponente y me senté con delicadeza.
Comencé a mover los pies suavemente.
Decenas de preguntas atormentaban mi mente en aquel instante. "¿Dónde estoy? , ¿Qué hago aquí?, ¿Cómo he llegado? ,etc". Lo único que recordaba era que acababa de comer, pasta, un poco pasada. Después me acosté un rato... ¡Bingo!
Me encontraba en el interior de un sueño, uno muy profundo, seguro.
Tendría que hallar la forma de despertar. Me pellizqué el brazo con ímpetu. No funcionó. Probé saltando, corriendo, aguantando la respiración... No había manera.
No me gustaba la oscuridad,y mucho menos cuando iba acompañada de sonidos aterradores. No obstante,gracias a la luz de la luna, todavía era capaz de percibir el entorno.
¡Lo tenía!¡Sabía cómo despertar! Me aproximé a un eucalipto, bastante ancho. Vacilé unos segundo frente a él. Iba a darme un fuerte cabezazo contra el árbol. Estaba dispuesta a hacerlo. Lo haría. Deslicé levemente la cabeza hacia atrás y conté mentalmente. Tres... Dos... Uno... ¡Espera! ¿Qué había sido eso?
Un leve crujido me sobresaltó. Tal vez una rama. Traté de anular cuatro de mis sentidos, para centrar la atención en el oído. Sin duda algo se acercaba. Hojas crujiendo y tierra hundiéndose bajo unos zapatos,o quizás pezuñas. Lo que fuese, estaba a escasos metros de mi posición y aproximándose. Tenía que despertar o probablemente me daría un infarto.
Volvería a intentar chocar contra el tronco. Tres... Dos... Uno...
-¡Auu! -Mi rostro palideció. No había chocado contra madera, si no contra una mano humana. Y el propietario de aquella extremidad, se encontraba junto a mí. Podía sentir su mirada clavada en mi persona.
Podía sentir su respiración.
En aquel momento supe que aquello no era un sueño.
En aquel momento sentí que corría peligro.

Laudon,el recolector de almas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora