Capítulo 7

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La música electrónica hacia resonar mis oídos, no podía escuchar nada de lo que me decía Diego, lo único que me guiaba de él, era su mano. Esa mano fría y distante que, hace poco, se había vuelto un refugio para mi.

Avanzamos por las olas de personas que bailaban, sudorosos y seductores. En un instante, ya no estábamos en la oscura pista de baile, si no, que en un recinto cerrado. Allí la música se dispersaba haciendo que fuera poco ruido, lo curioso era que habían muchas parejas conversando y compartiendo tragos.

Me sentí incómoda, la mano de Diego me movía de un lado para otro. Me estaba indicando que nos sentaramos.

Así lo hicimos. Nos quedamos sentados, mirándonos fijamente, con unos tragos en las manos, helados como nuestros cuerpos que ya no compartían contacto físico.

Moví mi vaso.

-¿Vienes aquí siempre?

Él abrió los ojos, asombrado por mi pregunta. Lo tenía, y no solo a él, también a lo que hacia.

-Lo hago regularmente

Asentí y bebí de mi bebida.

-¿No estás a gusto?- Lo mire un poco atonita- Creo que estas muy pensativa y distante, ¿Pasa algo?

Quería evitar las ganas de llorar, tenia que ser fuerte y enfrentarme a la situación. Se que esta mal espiar a las personas, pero lo mejor que pude hacer fue eso. Iba a protegerlo lo más que pudiera.

-Diego...- Baje la cabeza- ¿Te drogas?

No hubo respuesta, solo abundaba un silencio entre nosotros. No nos hablábamos, ni siquiera nos mirábamos, era la cosa más incómoda que me ha pasado.

Trate de hablar, pero algo en él me hizo observarlo detenidamente y cambiar mi expresión.

-Si, lo hago

-¿Qué?- Mi corazón empezó a acelerarse- ¿Por qué?

-Es la única forma que tengo para escapar de la realidad. No sabes cuanto me duele hacerlo, pero no tengo opción

-Si la tienes, todos la tenemos, y tu te destruyes de esa forma.- Me levante, molesta y decepcionada- Esperaba más de ti, Diego

No dije más, mire la puerta y me acerque para irme. Podía sentir como él se levantaba de la silla para ir a buscarme, no me importó, no quería verlo, no podía creer todo eso. No...

Trate de avanzar por la multitud, pero la luz y el forcejeo que se me aplicaba era demasiado, caí en los brazos de alguien más. Mierda, Diego.

-No te vayas, por favor

-Déjame, drogadicto

-¡Tu harías lo mismo en mi lugar!

-Mentira, nunca llegaría a ese extremo

-¡Fran, por favor, escúchame!

Su brazo agarro el mio, su agarre era fuerte, no tenía escapatoria. Me tomo de la cintura y me giro. Mierda, sueltame. Suplicaba para mis adentros, pero no me fijaba en la persona que tenia al frente, alto y hermoso. Digno de ser alguien, pero cayéndose sin razón.

Mire sus ojos, sabía que se sentía arrepentido y culpable. Tenia que hacerlo, no ignorarlo, ayudarlo, dejar que sus demonios se vayan y dejen al Diego tan feliz que yo se que existe.

-Perdón- Susurro

-Yo...

No pude decir nada, podía sentir el aliento de Diego en mis labios. Ya no podía saber si estaba parada o sentada, todo a mi alrededor se desvanecía. Diego me estaba besando.

Sus labios sabían tan bien, me daban la sensación de estar a salvo, de saber que, mientras que este con él, nadie podrá hacerme daño nunca. Diego era mi ángel guardián, la persona que estaba destinada a estar a mi lado.

Espere hasta que nos separamos. La cara de Diego desprendía un brillo rojo, mientras que yo, trataba de ocultar toda señal de nerviosismo.

Él tomó mi mano y la sujeto contra la suya, sin permitirme escapar.

-No te vayas, por favor- Rogó- Yo... yo... yo te quiero, Fran. Aunque nos hemos conocido hace poco, se que tu no me dejarás como lo han hecho los demás. Se que tu eres la chica para mi, por eso te hable en el chat. Porque supe, en un instante, que tu eras una persona sincera y buena. Por favor, no me dejes

Gire a verlo. Las lágrimas salían de sus ojos como agua bendita. Su mano se desprendió de la mia y bajo hasta su lado.

Ahora podía verlo, tan inocente, tan vulnerable, tan sufrido y perdido, tan roto y triste. ¡Tan, horriblemente, destrozado! Nunca note esa parte de él. Siempre veía que trataba de ser fuerte frente de mi, como una forma de disimular todo ese dolor interior... ese era Diego, una persona destrozada, pero sincera.

Tome su rostro y lo estire hasta chocar nuestros labios por segunda vez. Ahora, podía sentir las suaves y saladas lágrimas en mi boca, mezclándose con la melancolía que sentía en mi interior, ese impulso de gritarle todo lo que sentía en mi interior.

-Yo no te quiero, Diego- Dije, separandonos-. Yo te amo

Y sonreímos bajo las luces artificiales de la pista.

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Hola :D bueno, ahí está la hermosa escena entre Diego y Franchesca. Espero que la hayan disfrutado.

Lo siento por no haber actualizado antes, es solo que no sabia que escribir... sorry :'(

Arriba les dejo una foto del cielo de Villarrica cuando esta soleado y esta atardeciendo :')

Tengan un lindo día/noche/tarde :33 xauuu...

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⏰ Última actualización: Dec 22, 2014 ⏰

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