Capitulo 6

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-Fran… Yo…

Trate de aclararme la garganta. Sabía que algo iba a pasar, algo que no tendría previsto, pero no quería. Le suplicaba a Diego que no lo hiciera, a través de mi mirada, podía hacerlo. Él pareció notarlo, pero no me soltó si no que me recorrió con la mirada y le cayó una lágrima.

-Estás muy delgada- Susurro

Moví la cabeza. No quería arruinar ese momento en donde nuestros ojos se juntaban y miraban el vacio de cada uno.

-¿Quieres comer?

No dije nada, solo mire a la gente que pasaba por ahí, preocupados de sus vidas sin saber que hay gente sufriendo en ese momento.

Diego no dudo, me tomo de la mano y me llevo hasta el pequeño parque de la costanera en donde, al lado, había una zona verde, bien hermosa. Los arboles se elevaban y tiraban sus rayos cálidos al pasto colorado. Nos sentamos debajo de un árbol. Diego saco su celular y puso una canción, mientras, que yo, me aferraba a su pecho, sentía que no debía soltarlo, sentía que me protegía, era extraño sentir eso por una persona que conociste hace poco cuando millones te dañaron y no pudiste perdonar.

La mano de Diego acaricio mi pelo, estaba sucio, no quería que lo tocara. Me cohibí.

-No te sientas mal, por favor- Suplico en mi oído, miraba hacia el lago, era una mirada perdida

Me recosté más en su pecho, estaba caliente.

-¿Cómo puedes- Empecé a decir- sentirte tan bien en este momento si has pasado por mucho?

Bajo su mirada, yo la subí, las dos se unieron. Pude oler su colonia, podía oler su aliento, podía ver sus labios, sentía unas ganas inmensas de besarlo, quedarme con esos labios y nunca soltarlos.

-Porque estoy contigo.- Susurro- Te he conocido hace poco, pero todo este tiempo, he notado eres la mejor persona en el mundo, la única que me puede sacar de un estado maldito, eres mi droga, la más adicta

-¿Qué quieres decir con eso?

La canción cambio, no era una agradable, por lo menos para mucha gente que pasaba por ahí. El tomo el celular y contesto, lo estaban llamando, que miedo.

Cuando termino de hablar, quito su brazo y guardo su celular. Hay no, se estaba yendo. Lo sabía, lo sabía, lo sabía. Todos se alejan de mi sin importar todas las estupideces que digan, siempre lo harán.

Él ya estaba de pie, miraba el lago, de nuevo perdido en sus pensamientos. Yo solo atine a quedarme sentada hasta que dirigió una mirada de fracaso hacia mí, ¿Por qué me mira así?

-Lo siento.- Logro decir. Se agacho y atrapo un mechón de pelo entre sus dedos- Era mi padre, quiere que vaya a casa. Tengo que ir al psiquiatra

¿Psiquiatra? Ahora que recuerdo, hoy me tocaba psicóloga, tengo que irme. Trate de levantarme, pero él me atrapo entre sus brazos y acerco sus labios, por un momento pensé en alejarme, pero su respiración me atrapo. Rozamos nuestros labios, el acerco los suyos a los míos y me dio un beso rápido. Casi ni lo sentí, pero me produjo una sensación rara en el estomago. Poso sus dedos en mi mejilla y beso mi frente.

-Nos vemos en la noche, Fran

Y con eso se fue alejando hasta confundirse con la gente.

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No recordaba que en la mañana, el paradero de las micros y colectivos, estuviera tan lleno. Mire mi celular y note que era de esperarse, ya eran las doce cincuenta, y a esta hora, todos van a almorzar a sus casas, algunos aprovechan de escaparse de la escuela por la tarde, obvio, si eran escuelas de media, las de básica no dejan salir a nadie a menos que vengan tus papas a retirarte.

Suicide SouldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora