- Holis - abre Euge la puerta de su casa. Era miércoles, vacaciones, verano, 33' grados centígrados; asado en lo de Euge con el grupo. Incluido Juan Pedro. Euge estaba en malla ya que ella tenía pileta. Me hace pasar y adentro estaban Nico con malla un chico y una chica más que no conocía <claramente, los dos en malla>. Saludé a Nico y Euge me presento a los otros dos que había ahí.
- La, ella es Maria, le decimos Mery y el Victorio, Vico. Chicos, ella es Mariana, Lali.
- Holaa - les digo con una sonrisa y los saludo con beso.
Nos saludamos y entro a la casa <ya que estábamos en el patio haciéndole compañía a Vico que estaba haciendo el asado> para cambiarme y ponerme la malla. Cuando salgo ya estaban los que faltaban; Agus, Can y Peter.
- ¡Canchu! - le doy un beso - ¿todo bien?
- Bien, ¿vos? - me dice con una sonrisa
- Todo bien.
- ¡Virgoo! - le grito a Agus que estaba hablando con Euge. Se da vuelta, me sonríe y se acerca.
- ¡Rubiaa! - me dice mientras se acerca. Nos saludamos con beso. - ¿Y? ¿Te llegó la moto loquita?
- Si, el domingo. - le digo -
- Piola. Me vas a invitar, va, no, me estoy invitando yo, así que, a ver, ¡Cande! - le grita - ¿cuando es que vamos a comer de tus papás?
- ¡Mañana al mediodía mi amor!
- Oka - se da vuelta y me vuelve a mirar - El jueves voy a tu casa ¿si? Y si no podes cancelas los planes que tengas - suelto una carcajada le insinuó un que hombre y me acerco a saludar a Peter.
- Hola - le digo -
- Hola La - y me sonrie. Se levanta de la silla y me saluda con un beso - ¿Cómo estás?
- Todo bien, ¿vos? - y le sonrio -
- Me alegro, bien - me sonrie con esa sonrisa de costado que ay, me vuelve loca.
Todos nos sentamos a comer, estábamos en malla, hacia bastante calor y Juan Pedro, dios, tenía mejor cuerpo que hace siete años. Me senté al lado de Peter por lo que entablamos una larga conversación nosotros dos solos de lo que hicimos estos siete años. El estudiaba cinematografia, su sueño hace años por lo que me puse muy feliz por el. Le conté que yo estaba estudiando administración de empresas y lo seguí acá. Hablamos un rato de todo hasta que siento su mano en mi rodilla por debajo de la mesa, miro su mano, lo miro, me mira y me hace su clásica sonrisa de costado, que me da paso a sonreírle a mi también. Nos quedamos hablando con todos mientras sentía su caricia en mi rodilla. Un simple gesto, que traía tantos recuerdos. Esa era la manera de demostrarme amor cuando había gente viéndonos cuando éramos chicos.
Terminamos de comer y Mery y Agus levantaron y acomodaron la mesa mientras Vico limpiaba la parilla, Cande, Peter y yo lavábamos las cosas y Nico y Euge guardaban todo ya que ellos sabían donde iba cada cosa. Terminamos y algunos estaban en la pileta otros, como yo, tomábamos sol, tranquilamente excepto si tenes a un amigo como Nicolás Riera.- ¡Petizaaaa! - me grita, me sube a sus brazos y me revolea a la pileta.
- ¡Petiza tu vieja hijo de puta!
Después de una larga tarde de risas saludo a todos, cuando llego a Peter me saluda de la cintura y me susurra en el oído un "gracias por devolverme a cuando nos escondíamos y tantas risas. La pase hermoso" para después regalarme una sonrisa de costado y el recibir una mía.