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Apurado, corría entre los caminos de Konoha un hermano mayor bastante preocupado. Hace unos momentos, todo estaba bien, de hecho, practicaba para aumentar la distancia de su byakugan en compañía de su amiga Tenten, pero, todo aquello se fue por el caño en cuánto le avisaron que debía ir corriendo hacia el hospital, pues su terca hermana se encontraba ahí. Mientras corría, esquivaba a las personas que iban en el sentido contrario, incluso un vendedor que iba con un cargamento de frutas. Gracias al cielo, el Hyuga tenía muy buenos reflejos.
La gente que lo veía correr simplemente lo ignoraba, algunos se preguntaban porqué tanto el afán del genio de los Hyuga, pues en el rostro del chico se le veía bastante preocupado.
Neji solamente pensaba en lo tonto que fue al dejar a su hermana menor sola, conociendo bien cómo era de terca, además de arbitraria.
—–¡Neji, e-esperame!
Detrás de él, acompañándolo en sus duras y maduras, iba su amiga y compañera de equipo, aunque, a diferencia del Hyuga, le costaba más seguirle el paso. Él ignoraba los gritos y las insistencias de la chica en que se relajara. Se culpaba ahora.
Jamás debió dejarla sola.
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En cuanto llegó, se encontró en la recepción con los amigos de la Hyuga, Kai y Meiko, quienes recién preguntaban sobre su amiga. Él se acercó por su espalda para escuchar lo que la mujer decía.
—–Está en la habitación 205.
—–Bien, gracias señorita.—asintió Kai, dando unos pasos para atrás.—–Oh, Neji-san.
—–¿Vienen por mi hermana?—preguntó el Hyuga en un tono bajo.
—–Sí, le trajimos muchos Mochis.—dijo Mei Mei, mostrando una caja llena de Mochis de diferentes colores.—–Vamos.
