Don't let me fall

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Había pasado un año y medio desde aquél entonces, la verdad es que ese momento ya estaba más que borrado de mi memoria, no porque lo intenté, simplemente porque es un recuerdo que jamás quisiera tener que recordar.

Mi vida podría decirse que había cambiado un poco, seguía siendo el mismo solo que menos confiado, ahora no dejaba que cualquiera me tratara como quisiera, no, ese ya no era yo.

En cuanto a Zayn y Perrie, ¿ellos? Bueno, ellos eran felizmente casados, “vivían” juntos por decir así, pues apenas si se habían visto con esto de las giras que cada uno tiene, ni siquiera tuvieron luna de miel, pues nuestra gira mundial había comenzado antes de lo esperado. Ahorita mismo estábamos en un hotel de Italia, claro, teníamos los autobuses pero estábamos tan cansados…o bueno, él y yo estábamos tan casados que le pedimos a Paul que nos dejara pagar por un cuarto en el hotel…

Eso y la privacidad que queríamos, para nosotros…dos.

Seguramente se preguntaran, ¿dos? ¿Él? ¿De qué estoy hablando?

Les haré memoria de lo que paso después de que yo salí corriendo de la Iglesia, hace un año y medio atrás.

-¿Aceptas a Perrie Louise Edwards, como tu esposa? Para serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarla y respetarla todos los días de tu vida.

-Acepto.

No fue hasta que ella dijo que aceptaba y antes del beso, mis lágrimas comenzaron a caer de mis ojos, empapando mis mejillas y como pude me levante tratando de no llamar la atención, aunque pude ver la cara de los managers que se encontraban ahí, mirándome con sarcasmo, con odio, con victoria y desaprobación. Habían ganado. No quería mirar atrás, no iba a mirar atrás, eso ya era el pasado y no habría espacio para eso. Al salir me encontré con un montón de fans quienes gritaron al solo verme. Solté una pequeña risa el pensar que eso no les gustaría ahí adentro, al menos ellas podían sacarme una sonrisa. Gritaban mi nombre, odiaba tener que ignorarlas pero no estaba de humor y no quería que me vieran así…aunque ya lo habían hecho.

Corrí como pude a la camioneta, la cual nos había traído a la pesadilla. No había nadie pero las puertas no tenían seguro. Bien.

Como pude me acurruque en el asiento de atrás, mientras me escondía detrás del asiento delantero, para que nadie me viera llorar. Ahí volvieron mis lágrimas, sollozo tras sollozo mientras mi cuerpo se sacudía por cada uno. Dolía como el infierno, las lágrimas me ardían  y me preguntaba si así estaría mi corazón, sí.

Ni siquiera escuche cuando alguien había abierto la puerta delantera, hasta que escuche mi nombre.

-¿Niall?-escuché la voz de Liam.

Pero ni siquiera me inmute, solo calme mis sollozos aunque las lágrimas seguían cayendo, ¿por qué seguía llorando? Creo que todas estas lágrimas son de todo lo que me contuve.

-¿Estás bien?-escuché como cerraba la puerta y se movía hacia mi lado, para luego posicionarse enfrente de mí. No levante mi cara de mis brazos, pues no quería que me viera así. Aunque era Liam, él ya me conocía bastante bien.

Sorbí mis mocos mientras intentaba fallidamente evitar que el sollozo ahogado saliera, pero no pude.

Sentí sus brazos rodearme mientras lo tomé con urgencia acercándolo más a mí, apretando mis manos en su saco, mientras empapaba su camisa blanca y dejaba salir más mis sollozos con frustración.

Lo que me gustaba de Liam, era que él no preguntaba, simplemente te dejaba desahogarte. Y aquí estaba yo, llorando mi cuerpo entero, mi dolor, mi sufrimiento. No solo el hecho de que, posiblemente el amor de mi vida, Zayn se estuviera casando, sino, todo el terror que había pasado, porque sí, no se lo había dicho a nadie pero tenía pesadillas con aquél extraño que me había disparado, tenía pesadillas con la muerte, me sentía solo aun estando rodeado de gente.