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Hacer un resumen de nuestra historia sería como intentar resumir mi vida entera en un solo capítulo. Ni siquiera estoy segura de dónde empezar cuando se trata de hablar de ella. Si, ella es la razón por la que hoy acabo de tomar el primer vuelo disponible hacia Corea del Sur, la razón por la que hoy vuelvo cruzar el océano y por quien lo cruzaría las veces que fuera necesario. Sé que me necesita y como se lo prometí, estaré siempre ahí para ella.

Observo mi reloj, cinco de la tarde. Aún nos separan muchas horas y un océano entero para volver a verla, pero ya siento los nervios comenzando a apoderarse de mí; así que lo mejor que puedo hacer por ahora es tomar algo de control sobre mí misma e intentar no pensar demasiado las cosas.
Mientras las instrucciones de vuelo se reproducen en la pequeña pantalla frente a mí, lo único que hago es mirar por la ventanilla; el avión inicia su movimiento para colocarse en la pista de despegue.
Es inevitable no pensar que ha sido mucho el tiempo desde que no tomo un avión con destino a Seúl. Mis emociones se confunden sin saber aún cuál es la batalla que están librando, y la verdad es que ni yo misma lo sé. Suspiro, como si ese pequeño acto me ayudara a conseguir un poco de tranquilidad, pero cuando se trata de Taeyeon eso se convierte en una ardua tarea.

Creo que para contextualizar mi situación actual es necesario hablar de mi historia con ella, por lo que creo también que debo elegirle un principio. Y no, nuestra historia no comenzó cuando la conocí, a pesar de que hicimos clic desde el día en que nos vimos por primera vez. Aun así, no escogería ese como el momento para marcar nuestro inicio. Nuestra historia comenzó en el instante en que me di cuenta que lo que yo sentía por ella no era solo cariño y amor de amiga, lo que yo sentía por Taeyeon iba mucho más allá de eso.

Una de las cosas que siempre me cautivaron de ella, es su forma tan única de preocuparse por los demás, lo hace por todas las personas cercanas e importantes para ella, y claro por mí también. Siempre cuidándome, procurando mi bienestar, siempre ahí con las palabras simples y correctas en el momento justo. Y yo, siempre estuve agradecida por sentirme tan protegida; su forma de cuidarme era su lenguaje no hablado para decirme cuanto me quería, siempre me hacía sentir como el puerto seguro para quedarme y estar. Sin darse cuenta Taeyeon con todas sus pequeñas acciones estaba despertando en mí, sentimientos nuevos. Si, cuando me refiero a sentimientos nuevos es porque nunca los sentí antes con nadie, y es que me es imposible esconder que Taeyeon fue mi primer amor.
Siendo ella la líder de nuestro grupo, una de sus tareas era procurar el bienestar de cada una de las integrantes. A pesar de eso, yo sentía que sus muestras de preocupación constante y afecto hacia mí, eran diferentes, eran más frecuentes. La respuesta que por varios años le di a eso, era simple: yo era la mejor amiga de Taeyeon. Y si, en parte eso era cierto, nuestra amistad comenzó en el momento uno en que nos conocimos y se fue afianzando con el pasar de los años.

Fuimos compañeras de habitación desde nuestros años de entrenamiento, hasta hace unos años que solo nos quedamos viviendo cuatro miembros en el apartamento que era para el grupo. Y yo sabía que Taeyeon particularmente se quedaba por mí; para nadie era un secreto que yo era la única integrante del grupo que no tenía a su familia en Seúl, tenía amigos cercanos era cierto, pero sin querer mostrarme como una víctima o alguien vulnerable, estaba sola en ese país. Así que agradecía con todo mi corazón ese gesto que tenía conmigo. Nunca me dijo que se quedaba por mí, pero la verdad es que tenía muchas razones para irse, podía vivir de vuelta con su familia como lo hicieron varias de nuestras miembros, o buscar un lugar para ella sola, pero ella había elegido quedarse conmigo.

La distancia entre el día que yo me di cuenta que no veía a Taeyeon solo como mi mejor amiga, a que ella lo admitiera también, fue de dos años. Dos años que me parecieron tortuosos, porque yo quería que pasara algo, quería una señal más clara, algo que me dijera que todo lo que yo pensaba no eran sólo ideas tontas de mi cabeza. Y aunque fue mucho tiempo y no fue nada fácil, me sirvió para entender lo que me estaba pasando, para aceptar que me había enamorado de una mujer, que era mi mejor amiga, y que había caído en el más grande de los clichés.
Durante ese tiempo muchas veces me dejaba llevar por mis ideas, imaginando cómo podríamos llevar una relación a escondidas, como haría para disimular ante cámaras que mis ojos solo querían verla a ella, o que mi cuerpo quería estar cerca suyo. Y aun así, nada de lo que imaginé estuvo cerca de la realidad de lo qué pasó.

Ella...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora