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"Sunflower, Vol. 6"

Luzu le dió tres golpes a la puerta de retina lo suficientemente fuerte para que Auron alcanzara a escuchar y no se quedará media hora fuera mientras estaba lloviendo.

—¡Pero que guapo! —fue lo primero que le dijo el dueño de la casa al verlo— pasa, pasa.

—muchas gracias, tu también estás muy lindo —con un pequeño sonrojo, Borja le respondió ya estando dentro de su hogar.

—lo sé, pero que tú me lo digas aumenta más mi ego —le guiño el ojo y lo tomo de la mano para guiarlo hacía la reciente cocina que había hecho.

Frederick se acercó hacia el invitado quien de inmediato lo acaricio y cargo con cariño. Solo faltaba que la ley lo dijera pero el castaño ya era como su segundo padre.

Volvió a dejar al pato/pollo en el suelo para que corriera hacia sus otros dos hermanos, Gustavo y Rodolfo quienes todavía no lo querían mucho, y los dejará solos.

—¿Que cocinaste? —se acercó hacia Raúl y lo abrazo por detrás, rodeando su cintura.

—en realidad nada, no quería envenenarte por error así que mejor pedí macarrones, aunque a veces no me gustan pero..

—ya entendí —lo interrumpió antes de que empezará a quejarse de más cosas, le gustaba que lo hiciera(le gustaba todo de él en realidad) pero no en ese momento.

Auron se dió media vuelta para poder quedar frente a frente con Luzu, al ver su rostro una sonrisa se formó en su boca y el más alto juntó sus labios en un rápido beso.

—ahora hay que comer —el primero en romper el bello momento fue el psicólogo— aunque me da un poco de tristeza que mi cena no seas tú.

—no puedes hacer eso —camino hasta la mesa, con únicamente con dos sillas, y cruzo sus brazos.

—¿Qué cosa? —empezo a servir la comida intentando no manchar el mantel que Lolito le había prestado.

—eso que hiciste, besarme, separarte y.. así —para su buena suerte, la iluminación de todo el lugar era muy poca y su sonrojo no se alcanzaba a ver.

Auron solo soltó una carcajada y tomo asiento en la silla frente a él. Su intención no era que el ambiente se viera romántico aunque así se veía, a pesar de todo seguían siendo amigos.

—¿Que paso con Rubius? —pregunto el más bajo después de tragar un bocado de los macarrones que sabían asquerosos.

Raúl había tenido que salir del pueblo por razones desconocidas así que se había perdido del juicio de su amigo rubio, y después de esa pequeña amenaza dudada llamarle "amigo".

—hasta ahora creo que no dijo nada.. —respondió Luzu intentando recordar si había escuchado algo, pero no.

—ah.. supongo que la gente ya está más tranquila —el hombre frente a él asintió con una sonrisa— y supongo que ya no tienes más ocupaciones y podrías salir conmigo de pesca.

—supones bien —hizo aún lado el plato lleno de comida, que bueno que su amigo no había cocinado eso porque si no la hubiera tenido que comer a fuerza.

Sin decir algo Borja se puso de pie y estiró su mano hacia él, a veces lo lograba confundir demasiado, de los sentimientos siempre.

—vamos al pueblo, seguro haya venden comida —cuando el psicólogo iba a tomar su mano, el alcalde la bajo porque le empezaba a doler.

Antes de salir del lugar Auron encerró a su hijo en su propia habitación por si alguien iba a su casa y le causaba problemas. En ese pueblo nunca se sabía.

Y ya afuera empezaron a caminar como si los monstruos detrás de ellos no estuvieran.

Estaban lo suficientemente juntos como para rozar sus manos sin querer, ¿Y si Luzu lo tomaba de la mano? No no no, tal vez Raúl reaccionaria mal o empezaría a inventar un pretexto para volver a su casa y..

—mira, allí venden hamburguesas —Auron hablo señalando con su mano derecha el puesto y con la izquierda tomando la mano de su acompañante.

¿Por qué cojones lo había hecho? Solo eran amigos, bueno, los amigos también hacen eso.

—antes de ir.. —otra vez el tomate se apoderó de la cara de Borja cuando volteo a ver sus manos entrelazadas mientras hablaba— ¿Puedo preguntar algo?

—pero rápido porque tengo hambre —hizo un pequeño puchero.

—¿Qué somos?

Raúl se ahorro su respuesta sarcástica y solo trago saliva. Su hambre se estaba apoderando de él.

Después de pensar bien lo que diría, él de barba larga por fin hablo.

—Luzu, ¿Te gustó?

Joder, eso ni siquiera se preguntaba.

—si, claro, digo.. ya te lo había dicho —con una pequeña sonrisa el mencionado respondió.

—¿Cómo amigos?

Si decía que no algo malo podría pasar, ¿No? Porque seguro su amigo esperaba un si y no la quería cagar cuando ya estaba sosteniendo su mano.

—si, si.. —el alcalde volvió a hablar después de unos segundos en silencio.

—bien, entonces creo que ya respondí tu pregunta, ahora vamos —sin soltar su mano empezó a caminar hacia el puesto de comida.

Eran amigos, de los que se besaban y pasaban todo el día sin separarse. También de los que algunas veces dormían juntos porque al otro le daba miedo volver a casa solo y de los que se cocinaban el uno al otro, no olvidemos esos que se daban regalos y halagos como si fueran novios pero al final solo eran amigos.

—Luzu.. —al ver qué el castaño tenía su mirada perdida y no elegía que hamburguesa quería, Raúl llamo su atención.

—¿Qué? ¿Qué pasa?

—te quiero, hombre —le dió un leve apretón a su mano— pero elige rápido, el señor se está enojando y tú belleza no ayuda en este caso.

—yo también te quiero.

Ah, y los macarrones si los había cocinado él.

¿Te lo esperabas? || LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora