Capitulo 3.

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Despierto cuando la luz del día alumbra toda la habitación. Al sentarme en la cama la cabeza aún me da vueltas y siento que está a punto de explotar.

Beber licor hasta embriagarte es una de las peores sensaciones que podría experimentar alguien, te vuelve estúpido y al día siguiente te arrepientes de haber hecho lo de la noche anterior. Sobre todo, cuando te da una resaca horrible.

Observo la habitación, las paredes son de color blanco, los muebles de color negro, las cortinas y sabanas de la cama son de color azul. Para mi gusto una extraña combinación de colores, pero al final es muy linda.

Me quejo del dolor de cabeza y murmuro: Maldita resaca. Alguien habla desde una esquina de la habitación y yo me pongo de pie de inmediato debido al susto.

_En el segundo cajón de la mesita hay pastillas para la resaca. -Dice Erick sentado en una silla.

¿Cómo mierda no me di cuenta que él estaba allí?

_Me has dado un susto del demonio Erick -me paso una mano por mi desordenado cabello y en ese momento me percato de la forma en que me está viendo Erick. Estoy solo en bragas y con una camisa de él. De inmediato me tiro en la cama y me cubro con las sabanas.

_Hermosas piernas y lindas bragas, niña. -Dice riendo y poniéndose de pie para pasarme mi pantalón y blusa.

_ ¿Como termine así? -Pregunto y pidiéndole al cielo que me diga que no tuvimos sexo.

_Tranquila, nada paso entre tu y yo, no te sientas especial, no lo haría contigo, mucho menos que estabas tan ebria. Simplemente al principio te quedaste completamente dormida y una hora después te levantaste a pedirme una camisa para dormir más cómoda, te desnudaste frente a mí y luego volviste a quedarte dormida. -Termina de decir y siento mis mejillas arder. No puedo creer lo que paso, aunque al menos no follamos.

_Gracias por....por cuidar de mi anoche, lo siento si te hice sentir incomodo y por quitarte tu cama, no volverá a suceder. -Digo apenada. Con los pantalones ya puestos tomo mi blusa y cuando iba a salir de la habitación camino al baño Erick se interpone en mi camino acorralándome entre la puerta cerrada y el. Su rostro está muy cerca del mío y me mira fijamente a los ojos.

_Se te ve bien la camisa, llévatela y luego me la das. -Dice y siento su aliento chocar contra mis labios y mi mente parece haberse bloqueado por que no podía decir ni una sola palabra.

¿Por qué él tiene ese poder en mi si tan solo lo conocí hace dos días? No lo entiendo.

_Te la traeré luego. -Susurro y siento su mano deslizarse por uno de mis glúteos.

¿Qué rayos hace y por qué yo se lo estoy permitiendo?

_Ahí esta tu celular, largo de mi habitación. -Dice y yo de inmediato toco la parte trasera de mi pantalón. Era por eso que sentí su mano, pero no me había percatado. Abro la puerta y antes de salir él me toma la mano y hace que voltee a verlo nuevamente.

_Eres débil cuando estoy cerca de ti. -Dice sonriéndome de lado y yo me suelto de su agarre.

_Lo único que pienso cuando estás muy cerca de mí es en lo jodidamente imbécil que te ves creyéndote que soy débil cuando estoy cerca de ti -me acerco a él y pongo mi mano en su entrepierna y el suspira muy profundo- ¿Lo ves? Tu eres el débil cuando estas cerca mío. -Digo soltando su órgano reproductor y saliendo de la habitación con una gran sonrisa en mi rostro. Me encanta jugar con la debilidad de los hombres.

Bajo las escaleras y al llegar al jardín Erick me habla desde el balcón de su habitación. Al alzar mi vista veo que esta sin camisa y por primera vez veo todos sus tatuajes y su torso desnudo. Tiene varios tatuajes que no logro ver muy bien debido a la distancia y la luz que me encandila.

El Jodido Amor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora