|•Vigésimo Cuarto Orgasmo•|

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Cuando Jimin abrió la puerta, lo único que lo recibió fue un ruidoso silencio. Jungkook ya debería haber llegado de la universidad, él se demoró más de lo esperado en salir del consultorio de Mirna porque se fue a inscribir en un gimnasio para pasar ahí la mayoría de su tiempo libre, e invertir su tiempo en algo sano.

Primero había pensado en jugar vídeojuegos o ver películas, cosas que obviamente no requerían esfuerzo alguno, pero luego simplemente decidió descartarlo pensando que engordaría al poco tiempo. Prendió la luz de la sala y subió las escaleras con pereza, queriendo simplemente tirarse en su habitación a dormir a pesar de no haber comido. ¿Jungkook habría comido ya?

El pensamiento lo hizo preocuparse y en vez de ir a su habitación como se supone que debería de haber hecho desde un principio, se desvió. Tocó levemente la puerta, queriendo respetar la privacidad de Jungkook, pero tras unos cuantos segundos el chico no abrió. Y de nuevo, y de nuevo, y de nuevo tocó la puerta, pero Jungkook no respondió.

Creyó que estaba dormido. Quizá había llegado muy cansado de la universidad, y él no lo culparía. Quizá era demasiado el tener que estar en una universidad de nivel tan avanzado a los diecinueve años, en especial en una carrera que comprendía tantas ramas relacionadas con los números. 

Giró el pomo y abrió la puerta lentamente. Si Jungkook estaba dormido, él no lo despertaría. Pero él no parecía dormido. Ciertamente tenso, podría asegurar; él no estaba usando una colcha para cubrirse, y estaba casi desnudo. Su teléfono se encontraba atrás de él, y cuando se acercó pudo ver por la poca luz algunas partículas de agua en su cabello.

Su piel estaba roja, parecía maltratada. Jimin tocó a Jungkook para despertarle y luego preguntarle qué diablos eran esas marcas que ahora, estaba viendo en su piel, pero grande fue su sorpresa cuando Jungkook lo apartó de un golpe. Retrocedió, pensando en que el chico simplemente se había asustado, y luego intentó tocarlo de nuevo.

Jungkook ésta vez se volteó. Jimin no pudo definir su mirada, pero su semblante no expresaba nada. Permanecía serio, sus facciones no se movían y él parecía una pintura con temática más que triste.

─¿Jung... Kook...? ─Jimin se sintió de repente escudriñado por esa mirada que mantenía el chico encima suyo, como si intentara traspasar su alma y saber lo que él estaba planeando.

─No... ─Jungkook de repente comenzó a hipar. Jimin se sintió malditamente incómodo y confundido, viendo como el pequeño chico frente a él se derrumbaba e intentaba cubrir su cuerpo.

─¿Qué pasa...? ─Jimin dio un paso adelante, con cautela. Observó cada reacción que tuvo el chico frente a él. Jeon no parecía querer reaccionar pronto, por lo cual él dio otro paso.

Al parecer cuando Jungkook se dio cuenta de que Jimin estaba muy cerca de él, lo apartó de un golpe y se hizo un ovillo. Sus ojos en la oscuridad brillando por la rabia y por las lágrimas acumuladas.

─¡Aléjate de mi! ¡No me toques! ─Sus manos fueron a parar a su cabeza mientras la cubría, como si algo le estuviera lastimando─ Todos son unos mentirosos... todos... ─Murmuró perdido mientras su amoratado cuerpo quedaba a la vista de Jimin.

El corazón de Jungkook latía a mil. Lastimado, sintiendo después de tanto tiempo aquella sucias manos recorriendo su cuerpo y tocándolo en lugares íntimos, arrebatando su normal vida, su niñez y con ello su inocencia. Se sentía sucio. Su cuerpo estaba sucio, era como si él hubiera vuelto a vivir aquello que había olvidado.

 El teléfono cayó al piso y Jungkook sintió como su corazón comenzaba a latir desenfrenadamente. La luz se apagó, Jungkook cayó al suelo sin soporte alguno cuando los recuerdos arrasaron su mente con crueldad, sin darle tiempo a digerirlo por completo.

La pantalla del teléfono se rompió, al igual que todo lo que Jungkook había logrado crear durante todo ese tiempo. Una ilusión, toda su vida era una ilusión. No se sentía bien, ver aquellas imágenes eran como un golpe a su orgullo y a su cordura. Intentando consolarse a si mismo, pensando que era simplemente un mal sueño, se pellizcó muchas veces. Una, y otra, y otra vez, pero no funcionaba. 

Seguía en la maldita realidad, la verdadera realidad. Su realidad, y no sabía como confrontarla. Atrapado, se sentía atrapado. El aire comenzó a faltar.

Sucio Jungkook, estás sucio. 

Las palabras de su agresor sonaban tan amargas en su mente pero salían tan dulcemente de la boca de ese monstruo. Cuando él había terminado de bañarse a los cuatro años y fue a buscar a Rain, ella había cerrado la puerta en su cara. Jungkook lloró en silencio, las lágrimas desbordándose por sus ojos en un mar de tristeza.

Te odio... te odio... ¿Por qué no lo detuviste? Por qué...

 Sus ojos se dirigieron al espejo en frente suyo, y de repente pensó lo mismo que su padre. Sucio. Él estaba sucio, las manos aún recorrían su cuerpo y él se sentía abusado nuevamente, se sentía vulnerable. 

«Eres vulnerable. ¿Madame no te ha enseñado nada, Jungkook?»

Sacudió la cabeza y se levantó del piso sin ganas. Sus mejillas estaban más que mojadas, sus lagrimales no dejaban de exprimirse a cada segundo que pasaba, y poco tiempo bastó para que cuando Jungkook entrase al cuarto de baño, él cayera contra la bañera como si quisiera infligirse daño a sí mismo. 

«Tu culpa Jungkook... es tu culpa, ¿Qué no lo entiendes? Es todo culpa tuya...»

 ─¡No, cállate! ─Gritó. Se sintió por un momento loco, fuera de sí mismo, y cuando se dio cuenta tenía en su mano un estropajo y una barra de jabón, y luego estaba intentando limpiar su cuerpo desesperadamente.

Se limpió hasta que su piel estuvo roja de tanto tallar, pero con eso no fue suficiente. Había algo que le hacía querer limpiarse más, más y más. La pequeña cicatriz que Rain había dicho, él se había hecho cuando estaba montando bicicleta. No era por montar bicicleta.

 Te odio, te odio Rain... ¿Por qué no lo detuviste? Por qué... ¿Por qué yo? ¿Por qué me odiabas?

Se quedó ahí por una hora, sintiéndose miserable y escuchando a su subconsciente llamarle idiota, y decirle que se lo merecía. Desganado, con frío, salió de la bañera, empapando el piso y de paso, golpeándose apropósito con las cosas. Necesitaba infligirse daño para saber que era real lo que estaba pasando.

─Jimin... ─Después de mantener un tiempo en su mundo, miró al rubio que en ningún momento había dejado de mirarlo.

─¿Qué necesitas?

No me mires como un puto loco.

No lo soy.

─Rain... quiero hablar con ella. Por favor...




Mi corazón 🥺😭 gracias por leer galletitas 🍪💙

¡El sexo no lo es todo...!¿O si? (JiKook)[Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora