IX

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Parpadee un par de veces.

—Ay... La nuca... —dije quejándome de dolor que sentía en dicho lugar.

Quise levantar los brazos para tocarme y no podía.

—¿Qué...?

Apenas levanté la vista pude ver frente de mí mis muñecas esposadas y cortas cadenas en la mesa. Reconocí estar sentado con los brazos sobre una mesa. Mis tobillos y torso, justo en el pecho abajo de los brazos, también se encontraban atados a la silla. Los tobillos a las patas de la silla y el torso al espaldar.

—¿Qué pasó? —susurre.

—Esa misma pregunta iba a hacerte –habló una voz masculina a mis espaldas, algo gruesa—. Por fin despertaste, ya me estaba desesperando.

Sus pasos resonaron en la habitación. Por más que intentara mirar hacia atrás no podía tener una imagen clara del hombre. Camino lentamente hasta estar frente a mí, allí pude tener una imagen más clara. Un hombre alto, una barba de unos días, pelo negro, ojos azules; vestía pantalones verdes oscuros lleno de bolsillos y una musculosa blanca. Debo admitirlo, sus brazos resaltaban bastante bien. A estar frente a mí se cruzó de brazos mientras me miraba. Sus ojos detonaban seriedad.

—Soy Capitán Silas Taylor –informó rompiendo el hielo—. ¿Y tú eres... ¿

Seguro esperaba que le respondiera, pero no emití sonido alguno.

—Nathaniel David Anderson ¿Cierto?

Joder, que nombre. A veces me pregunto si me lo pusieron al azar o se tomaron el trabajo de elegir considerando que mamá y papá me abandonaron porque les era una molestia. No se confundan, no tengo traumas con eso. Me da igual que me hayan abandonado, no lo s quiero por lo tanto no me importan ni me duelen.

—Sí —confirme.

—¿Sabes dónde estás?

—No –respondí—. Pero me gustaría saber –agregue después de una pausa.

Y de verdad me gustaría saber.

Mi mente aún estaba algo... ¿desconcentrada? Y no podía hilar los hechos para ver qué sucede. Me duele la cabeza y algunas partes del cuerpo (lo del cuerpo seguro es por la mala postura), me ruge el estómago.

—¿Qué hago aquí? –pregunte mientras miraba de un lado a otro.

—Estás en una sala de interrogatorio –contestó.

—¿Interrogatorio? ¿Por qué...? –estaba por preguntar porque estaba ahí cuando de repente todo lo sucedido vino a mi mente haciendo que deje la pregunta sin terminar, ya podía darme una idea de que sucedió.

Todos mis pensamientos se resumieron en una sola palabra, persona más bien: "TINA". Quedo mal herida después de la batalla y debía ayudarla antes de que muriera. Ahora despierto aquí ¿Qué le habrá pasado? Espero este bien. Podía sentir esa sensación de angustia clavarse en mi pecho como un vacío.

—¿Amnesia o ya recordaste? –pregunto El Capitán.

En ese instante no supe que responder, aunque creo que el silencio ya respondió por mí.

—Por las dudas te digo cosas básicas. Te llamas Nathaniel David Anderson, tienes 19 años y muy pronto serán 20; vives en el Norte Argentino; persona común y corriente que va el segundo año de la carrera de licenciatura en física. Debo hacer una pausa y felicitarte, tus notas son bastantes buenas considerando como vives. ¿Recuerdas?

—Sí –respondí—. Pero la cabeza aún me da vueltas –mentí.

—No me sorprendería, haz dormido casi un día entero. 21 horas 35 minutos para ser exactos

Choque De Mundos (RR1) [en proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora