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– MiSuk, yo no te voy a dejar sola, ¿vale? – exclamó tomándome de un brazo para que volteara – siempre he sabido administrar mi tiempo y debes creerme cuando te digo que nada es más importante que tú – añadió entrelazando ambas manos con las mías – nunca, grábatelo bien, nunca mis negocios han estado por encima de las personas que quiero, tengo todo planeado y organizado para poder pasar el fin de semana entero en Miami para la boda de SeulGi, a la que tú me vas a acompañar, por cierto.

– Aún no sé si pueda – dije en tono juguetón.

– Pues, si no puedes te secuestro, pero de qué irás a esa boda conmigo, irás – respondió pegando su frente a la mía.

– Está bien, pero ya déjame trabajar o nunca saldremos de esta oficina.

– Yo no tendría ningún inconveniente en quedarme aquí contigo encerrado.

– Ya basta JaeHyun, en serio.

Me dio otro pequeño beso en los labios y nos soltamos, me hizo la silla hacia atrás para que me sentara, como todo un caballero, y seguí trabajando en el ordenador. Él se sentó frente a mí y sacó su celular. Hizo un par de llamadas mientras yo seguía trabajando con el logotipo, después vi que escribía y escribía en el aparato. Cuando terminó con sus asuntos, movió la silla para sentarse a mi lado, le expliqué un poco lo que estaba haciendo, luego respondí unos mails y terminé un par de pendientes más. Y finalmente como a las ocho salimos de la oficina, cargo al oso y después tomo su pequeña mochila que había dejado en recepción, mientras yo me reía divertida, saqué mi celular y le tomé una foto con el oso en las manos.

– ¿Podemos ir a tu departamento corazón?, ahora Hana está en el mío y no quiero que nadie sepa que estoy aquí – dijo al salir del edificio.

– No lo sé, podrías quedarte en alguna suite del Hotel Rose Imperial.

– Por supuesto, siempre y cuando tú te quedes conmigo, recuerda que vine única y exclusivamente para estar contigo.

– Claro que te puedes quedar en mi departamento – respondí sonriendo.

Le hice la parada a un taxi y subimos los tres, porque al oso lo pusimos en el asiento de adelante, al lado del conductor que nos miró extrañado, le sonreímos y subimos a la parte trasera, íbamos abrazados sin decir nada, escuchábamos la música de fondo que traía el taxista.

Al cabo de unos veinte minutos llegamos a mi departamento, JaeHyun volvió a cargar el oso y yo volví a reírme, se veía tan lindo, entramos y le indiqué donde estaba mi habitación para que lo dejara ahí en tanto yo entraba a la cocina a ver que había para cenar, pero no tenía nada digno y se lo dije, entonces propuso pedir una pizza y se sentó en el sillón mientras le servía un vaso de agua. Se lo llevé y me jaló para que me sentara en sus piernas, me quejé porque no alcanzaba el teléfono y me lo pasó, pedí una pizza de pepperoni mientras él me besaba el hombro, yo le recriminaba con la mirada, pero él seguía y se reía por mis expresiones.

– Listo, en media hora llega – dije entregándole el teléfono de vuelta.

– Bien, tiempo suficiente– exclamó acostándome en el sillón y se colocó encima de mí.

– Eres insaciable JaeHyun, ¿te tomas algo? – exclamé acariciando su cabello.

– Tú eres mi mejor estimulante y esta noche lo único que quiero es hacerte feliz, amarte como mereces – respondió para luego besarme apasionadamente mientras sus manos se deslizaban por mi cuerpo.

Aún estaba perdida en la intensa sensación del clímax que acababa de alcanzar, gracias a sus profundos besos en mi parte más íntima, cuando tocaron la puerta, miré asustada a JaeHyun y me dio una gran sonrisa y un ligero beso en los labios.

欲 Tentación → Jung JaeHyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora