Capítulo 14 La rebelión de la imprudencia (3/3)

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El profesor Lerman avanzaba lentamente por los pasillos de Saint North con paso sosegado y la cabeza alta. Rondarían las 3 de la mañana de aquella noche nauseabunda donde los pasillos del centro estaban repletos de estudiantes borrachos que se creían que los profesores eran lo suficientemente tontos para no saber de sobra las cantidades ingentes de alcohol y droga que escondían debajo de los colchones del internado. 

Suspiró para sus adentros. 

Nunca supo muy bien cómo acabó en aquel centro de pijos redomados. Realmente era una persona joven, cuyo sueño quedaba muy lejos de acabar con 25 años sustituyendo a señores calvos cerca de la jubilación en colegios de lujo donde las estudiantes se preocupaban más de sus uñas postizas y del móvil que ostentaban que de sus propias convicciones o aspiraciones más allá del día del mañana. Sin embargo ahí estaba, haciendo la ruta de reconocimiento como el profesor idiota al que le delegan todas las tareas que nadie quiere hacer. Se sentía increíblemente viejo, como si su juventud se hubiera esfumado en unos instantes desde que acabó la carrera y se metió de golpe en el mundo del profesorado. Miró hacia la penumbra, dónde un grupo de jóvenes había ocupado una de las clases del fondo haciendo un círculo y contándose historias mientras la música sonaba y comenzaban a liarse unos con otros. No se habían dado cuenta de su presencia. 

Se rió internamente. Se rió por el hecho de que él podría ser perfectamente uno de aquellos estudiantes unos años atrás, es más, lo era. Sólo hacía falta observarle. Sabía de sobra cuál era su poder de atracción. Era una persona joven, fuerte, con rasgos delicados y que se dedicaba minuciosamente a cuidar su imagen como en una especie de culto al cuerpo. Era un sentimiento que realmente disfrutaba, el oír los suspiros de sus alumnas al verle pasar, los cuchicheos, las profesoras que se vestían provocativamente para hablar con él en las reuniones del claustro... En fin, era su manera de sentirse joven de nuevo. No se consideraba especialmente seductor, puesto que ya pasaron sus años de ligar sin ningún tipo de objetivo. Sabía distinguir la verdadera belleza cuando la tenía delante, y había una gran diferencia entre una persona meramente atractiva y otra que representa los cánones de la perfección y simetría. Es por eso que cuando la vio aquel día en clase de literatura no pudo contener su asombro. Aquella chica era una jodida joya en bruto, una belleza clásica dentro del cuerpo de una joven rockera que se encontraba a años luz del resto de sus compañeros. 

Respiró profundamente sólo de recordar aquel momento.

Supo que había sido muy evidente. El cómo sus ojos seguían el movimiento de su trenza con la mirada, cómo le miraba sutilmente el escote mientras mandaba actividades de clase, el temblor que le producía tocar su piel. Elsa Scarlet le estaba volviendo loco, y se odiaba a sí mismo por ello, por encapricharse de una adolescente, por jugarse su futuro y su puesto de trabajo y dejarse llevar por un sentimiento inexplicable de temblores y almizcle. 

Eso le llevó a actuar como actuó. Como aquel día de la semana pasada, después de clase, la citó expresamente para revisar unos ejercicios. 

- Verá, señorita Scarlet, me gustaría comentarle unos problemas que he visto en su redacción-comenzó a hablar sin demasiada convicción. 

Ella se rió cínicamente. Ante eso, se acercó a su mesa con paso lento y decidido. Se había quitado la chaqueta de cuero que tanto le caracterizaba, apoyando sus dos brazos encima del pupitre y dejando su escote delante de la mirada del profesor

- ¿Seguro que me has llamado para hablar de mi coherencia a la hora de escribir, profesor Lerman? Ambos sabemos que puedo ser perfectamente su mejor alumna, si quiere hablamos mejor de cómo ni siquiera es capaz de sostenerme la mirada cuando le hablo. 

Le empezaron a temblar las piernas. Era cierto que nunca había visto tal conocimiento de literatura en una persona tan joven. Elsa, como ya había demostrado, era capaz de subsumir conceptos y abstraer sensaciones de los poemas más enrevesados, como si la envolviese un halo de experiencia y madurez fuera de lo común. Debía admitir que esa chica le intrigaba muchísimo, la había estado investigando durante su corta estancia en el Saint North. ¿Quién era? ¿De dónde provenían específicamente esos rasgos nórdicos? Era huérfana, pero no constaba absolutamente nada en los informes acerca de procedencia, dirección, representante legal... Vivía y residía en el internado como tal, sin rastro de facturas, de quién le pagaba su estancia en un colegio tan caro, de familia o cualquier rastro que pudiese identificarla. Como un mito o una leyenda que aparece para poner patas arriba el mundo y desaparecer sin dejar el mínimo rastro.

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⏰ Última actualización: Jan 21, 2020 ⏰

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El lado oscuro de Jack Frost(JelsaFanFic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora