Capítulo 11 La lujuria entrelaza nuestros cuerpos

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Sin editar.

Gotas de sudor recorriendo mi cuello y media clase agonizando por la reciente ola de calor que había invadido las clases este mes de Mayo.

Mayo. Primavera. El día antes de la Gran Noche.

Miré hacia delante con el ceño fruncido. Había algo en aquel nuevo profesor que no me gustaba nada. El señor Lerman se dedicaba a explicar el estilo barroco del siglo XVII de una manera muy...peculiar. Había llegado un punto en el que todo movimiento de aquel hombre me irritaba al máximo. Su sonrisa blanca y permanente, la manera en que lucía unos pectorales bien marcados usando camisetas impropias de un profesor de alta escuela, aquella manera de acariciar a sus alumnas cada vez que tenían dudas.

¿A qué coño estaba jugando?

-Bien, aquí tenemos una clara de diferencia entre estilo renacentista y barroco-prosiguió- como veis, nos encontramos ante el mismo tema mitológico, 'Apolo y Dafne'. Hasta ahí todo bien, ¿verdad?

Asentimos.

-Perfecto, si nos fijamos en el soneto de Garcilaso de la Vega, que perteneció al movimiento...

- ¡Renacentista!-gritó una voz femenina desde el fondo.

Me giré para observarla.

Era una chica menuda. No recordaba ni siquiera su nombre, solamente me llamó la atención la manera en que le sonreía a él. ¿Qué esperaba? ¿Que aquel amor platónico que el profesor había hecho sembrar en la mayoría del sexo femenino le correspondiese? Suspiré y volví a mirar fijamente a la pizarra, pensativo y meditando la complejidad que la atracción carnal puede provocar en nosotros mismos.

- Exactamente, Renacimiento. Un movimiento caracterizado por la utilización de la lírica italianista con todos sus derivados, idealización de la amada, referencias mitológicas para recuperar la cultura grecolatina... A resumidas cuentas, una mujer idealizada, un autor consternado por el amor no correspondido de su amada, exaltación de la belleza de la mujer, de la juventud... Esas características entre muchas otras podemos apreciar en este primer soneto. Por favor, señor Kristoff, ya que veo que el Renacimiento no es lo suficientemente interesante para usted, ¿podría ofrecernos el honor de escucharle recitar este maravilloso soneto? Hágalo con arte, que todos sabemos que es usted todo un romántico.

Le guiñó un ojo, y un millar de voces rompieron en carcajadas hacia Kristoff. Él, que después de la última infracción no podía jugarse el puesto en el colegio, no tuvo más remedio que asentir sin contestar. Muy a su pesar, se levantó rápidamente para colocarse en el centro del aula.

A Dafne ya los brazos le crecían,

y en luengos ramos vueltos se mostraba;

en verdes hojas vi que se tornaban

los cabellos que el oro escurecían.

De áspera corteza se cubrían

los tiernos miembros, que aún bullendo estaban:

los blancos pies en tierra se hincaban,

y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño,

a fuerza de llorar, crecer hacía

este árbol que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado! ¡oh mal tamaño!

¡Que con llorarla crezca cada día

El lado oscuro de Jack Frost(JelsaFanFic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora