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  Del chico no supe demasiado. Al no volver a la facultad no sabía que fue de él. Los días que le siguieron al ataque, corrió la noticia y género mucha indignación, lo supe por las redes sociales, llego incluso a los medios, pero solo como una noticia furtiva.

  Los estudiantes aun así se movieron para reclamar más seguridad.

  De los cinco no agarraron a ninguno. Fue increíble, haber estado hasta la madrugada prestando declaración y brindando todo detalle posible para no tener ningún tipo de resultado. Era frustrante.

  Lo último que leí sobre él fue en unas páginas de las agrupaciones, su situación seguía siendo delicada y por pedido de su familia su diagnostico era reservado.

  Campanellia, ese era su apellido. Lamentaba tener que enterarme así.

EtéreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora