¿El Fin?

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Luego de muchas lágrimas de machos y varios sollozos de esos que rompen corazones, ambos héroes lograron recuperar un poco de compostura.

Quizás sus mejillas seguían empapadas en lágrimas y sus rostros estaban rojos por el esfuerzo del llanto y el huracán de emociones, pero al menos habían dejado de llorar como bebés recién nacidos.

Ahora, fuera de la avalancha emocional, el ambiente había tomado un giro gélido y solemne. Un crudo silencio se había instalado sobre ellos, y ninguno de los dos estaba dispuesto a romperlo.

Temían que cualquier palabra mal pronunciada, podría hacer que todo se despedazara en mil partes.

Sin embargo, Tony no podía permanecer en ese sillón para siempre, y en consecuencia, Rogers tendría que abandonar su refugio en las piernas del castaño.

Al final, fue Tony quien tomó la iniciativa.

-... Me estas cortando la circulación.

-Lo siento- respondió el rubio de forma apresurada.

Hubo cierta renuencia y mucho esfuerzo, hasta que finalmente logró saltar sus brazos de las piernas del genio. Pero ahora que lo había logrado, parecía que no sabía qué hacer con sus propios brazos.

¿Los cruzaba sobre su pecho? ¿Debía guardar sus manos en sus bolsillos? ¿Detrás de la espalda?

Ahora que no estaban enredadas entre las piernas de Tony, le parecían extremidades absolutamente estorbosas e inútiles.

Tony se encontró con una situación similar, deseado recuperar el peso cálido que había sentido hasta hace un momento.

Pese a ello, ninguno hizo nada para seguir sus deseos.

Uno estaba demasiado herido y desconfiado, mientras que el otro, estaba bailando sobre una delgada línea que dividía a la culpa y el odio a sí mismo.

Se mantuvieron quietos un momento más, hasta que fue el turno de Steve hacer el siguiente movimiento.

Tomo sus flores maltrechas y húmedas por las lágrimas, para luego colocarlas con incertidumbre junto al castaño. Después de eso se levantó con un ligero temblor en sus piernas, y procedió a sentarse en el sillón gemelo frente al genio.

Tony, miro cada movimiento, con la misma cautela que un conejo tendría frente a un zorro que merodea su madriguera.

Cuando noto que no había intención de la otra parte de acercarse, se sintió aliviado y decepcionado al mismo tiempo.

No había mentido con lo que dijo.

Él realmente, realmente amaba a Rogers, no había nadie en el mundo que pudiera amar con la misma pasión con la que lo amaba a él, pero... también lo odiaba. Lo odiaba por lo que hizo, por lo que no hizo, por las palabras que grito y las palabras que se negó a pronunciar, lo odiaba por lo que lo hizo sentir y, sobre todo, lo odiaba porque lo amo a tal grado, que olvido amarse a sí mismo.

¿Quería volver a su lado? ¿En sus brazos? ¿A dormir con él en la misma habitación y cuarto? ¿Besarlo y hacerle el amor de nuevo?

Si. Si, maldición. ¡Si!

¿Volvería ahora?

... No.

Dudaba. Aún dudaba.

Rogers dijo que lo sentía y que lo amaba... y por mucho que eso hiciera calentar a su corazón, su estómago estaba hasta el suelo, a punto de vomitar por el miedo.

Steve podía decir lo que quisiera, pero eso no borra el pasado. No borra el dolor que aun siente.

-¿Realmente me amas? - pregunta.

No puedes estar enojado... ¦¦STONY¦¦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora