Violeta

459 65 3
                                    

*Aviso: mención de tema delicado como autolesiones y pensamientos suicidas, no explícitos.

*Aviso: mención de tema delicado como autolesiones y pensamientos suicidas, no explícitos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El inicio de las cosas se dieron tan lento que nadie llegaba a notarlo.

De un momento a otro las personas olvidaban que estaba ahí entre ellos, preguntándose a qué hora había llegado a su lado con una gran sonrisa en el rostro como disculpa cuando desde el principio estaba ahí. A veces hablaba, más nunca le escuchaban. Llegaba a tocar sutilmente el hombro de uno de los que era sus amigos, pero al final terminaba siendo golpeado el toque por que resultaba invisible. Sus sonrisas se desvanecían con el paso del tiempo y no había nadie que pudiera darse cuenta como para intentar volver a plasmarlas nuevamente. Lograba irse sin tener que despedirse, después de todo lo ignorarian y no le regresarían el gesto, ni siquiera comentaban respecto a su desaparición.

Era un fantasma, siempre lo había sido y no era consiente de ello hasta que dejó de intentarlo, todo el sentimiento de ser invisible ante todos le había obligado a rendirse de mostrarse ante otros, era en vano.

Junto con esto también su personalidad cayó en picada. Empezaba a perder el interés en absolutamente todo, incluso las cosas que amaba hacer como cantar, comenzaba a hacerlos sin ganas y pocas fuerzas, sin esforzarse realmente. Y esto abarcó su vida completa: sus amigos, la poca familia que mantenía, su escuela, sus hobbies, salir de casa a caminar como constantemente hacia, mirar la televisión, revisar su teléfono celular, comer hasta llegar a finalmente no verle el propósito a si quiera levantarse de su cama.

¿Qué más da si nadie notará que no estoy ahí?

Estaba solo, siempre lo estaría. Nunca nadie se daría cuenta que él necesitaba un abrazo, un pequeño beso, ser mimado, ser querido, saber que existía.

¿Por qué nací?

¿Para qué lo hice?...

Es doloroso, estar constantemente en busca de un propósito y con eso simplemente perderte más en el laberinto oscuro en el que haz caído sin querer, a veces la única manera que tenía para ya no tener los muchos dolores lloraba hasta quedarse dormido. A veces lo hacía sin darse cuenta ni sabiendo por qué e incluso a mitades de sueño.

La soledad lo era todo en esa habitación de cuatro paredes antes de color rosa pastel, ahora de un color oscuro pues el otro lograba lastimar su vista. Igualmente con su ropa. Prontamente llegaría al punto donde no importase que viese, todo era negro, solamente si algún rayo de luz se colaba en su cuarto sería lo único diferente aunque claro está que no duraría mucho.

No sabía si alguna vez le había hecho daño a alguien, pero su mente siempre le decía eso. Creó sus propias mentiras en las que terminaba ahogado y no sabía cómo terminar con eso. En realidad, si que había una forma de acabar, pero su alma era tan malditamente cobarde como para intentar esa opción siquiera.

¿Realmente existía? Intento mostrarse a si mismo que si, que podía sentir. Y es por eso que las caricias en sus muñecas se repitieron tantas veces expandiendo estas incluso por el interior de sus muslos, pero no lograba sentir.

Lloraba por no sentir, moría por no poder morir, vivía por querer vivir.

Estaba flotando en un vacío que no supo cuando le atrapó y no sabía cómo salir.

Es tan oscuro, tanto como el violeta.

Una hora y media había pasado desde Seokjin abrió la puerta, Yoongi logró tomar su mano y ayudarle a bajar las escaleras para que pudiera comer algo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Una hora y media había pasado desde Seokjin abrió la puerta, Yoongi logró tomar su mano y ayudarle a bajar las escaleras para que pudiera comer algo. El chico realmente estaba en malas condiciones su rostro estaba flaco, su piel sin vida, sus ojos increíblemente cansados, incluso por debajo de la holgada ropa podía adivinar la falta de masa corporal que su cuerpo había perdido todo este tiempo y además su cuerpo temblaba como si fuese a derrumbarse en cualquier momento. Min deseó haber querido conocer mucho antes a Kim Seokjin.

La luz que dañaba la vista de Jin tuvo que ser bajada a una intensidad casi no notable, pero lo mejor era ir adaptando al mayor poco a poco. Igual con la comida, apenas pudo terminan medio razón de arroz y un poco de sopa.

Al menos es más que una simple manzana.

— Jin... -escuchar llamarle por primera vez sin una pared entre medias parece demasiado fuerte para su corazón y el mencionado no puede evitar bajar la mirada en un intento de esconder las lágrimas que se encuentran en el borde de sus ventanas.

El de piel naturalmente lechosa, al notar esto no duda ni un segundo en rodear el comer hasta llegar a lado de Kim, se inca para poder ver su rostro y delicadamente toma una de las manos del contrario, encerrandola entre el calor que sus propias pueden ofrecerle.

— ¿Jinnie? -llama una vez más capturando la mirada húmeda que mantiene el otro casquibajo-. Tienes que decirme por qué estás sufriendo tanto. Para saber cómo empezar, cómo puedo ayudarte... -su voz es tan suave que las orejas de Seokjin se sienten rodeadas de pequeñas nubes, aún así sus ojos se cierran con fuerza y niega soltando las primeras lágrimas-. Jin...

— S-si... -tose-, lo digo... Terminarás alejándome también -su garganta arde por lo seca que está, todos esos meses dentro de la habitación no había usado su voz. Y Min Yoongi jura haber escuchado un voz de un angel: sus cuerdas, su tono, el volumen, todo de esa voz le deja fascinado y su mente le traiciona queriendo grabarla por siempre, ahora no es el momento.

Una de sus manos abandona el toque que le estaba otorgando a la huesuda del mayor, escalando hasta llegar a la mejilla empapada la cual se encarga de secar un poco antes de situarla y acariciar el pómulo coloreado de rosa de la cara de Seokjin. Éste vuelve a abrir sus ojos haciendo contacto visual con el contrario y piensa en huir lo más rápido que pueda, pero todos esos pensamientos desaparecen cuando Min estira sus labios a sus costados formando la más sincera y cariñosa sonrisa que alguna vez le dió a alguien.

— Pienso ayudarte a salir adelante, no te dejaré solo. Nunca más volverás a estarlo mientras yo esté vivo.

Kim parpadea unas cuantas veces cuando en su mirada, el otro chico empieza a ser rodeado por una aura extraño que no sabe si es real o de su imaginación, pero lo más extraño. Es un color.

Violeta.

Pero no un violeta de oscuridad y soledad, es otro que le hace sentir la fuerza que el chico frente a él mantiene y sobre todo que le hace sentir relajado. Como si todo fuera a estar bien, como si todo estuviera bien.

Él lo estará.

Iridiscencia [YoonJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora