Amarillo

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Siempre estaba cansando.

Despertaba y no tenía las fuerzas para levantarse, entraba a la ducha sintiendo las gotas de agua recorriendo su cuerpo entero y a veces las piernas le flaqueaban haciendo que cayera en el azulejo, leía y sus ojos terminaban siendo otro par de cortinas oscuras que le llevaban a la oscuridad profunda.

Las energías no eran suficientes en ningún momento del día, no podía con nada para sí ni siquiera para soñar. Inevitablemente ello le llevo a pensamientos negativos consigo mismo: Inútil. Bueno para nada. No puedes hacer nada por ti mismo.

Pero qué mas daba, no tenía la fuerza para cambiar ni nadie que viera sus logros. No importaba, hiciera o no hiciera nunca haría nada en nada ni alguien. 

No valía la pena hacer. No valía la pena vivir realmente.

— Jin, ¿a ti te gustaba ir a clases?

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— Jin, ¿a ti te gustaba ir a clases?

La pregunta le hace desconcentrarse de la torre de naipes que había empezado a construir desde hace aproximadamente una hora y que no lograba completar con éxito, cayendo por enésima cuando su mano da un espasmo por corriente de tensión que recorre por su espalda en ese momento. 

Su mirada se pierde en el repentino interés que irradia la colección de libros creciente de su biblioteca, leyendo cada uno de los títulos que adornan uno de los costados de las pastas y sabe que debe sonreír, lo logra más no siendo cómoda del todo.

Yoongi capta ese gesto y probablemente lo sería más fácil pedir perdón por sacar aquel tema de la nada, pero entiende que si quiere ayudar al mayor para así poder dar paseos más allá del jardín delantero de su vivienda tiene que conocer los puntos de vista que el chico frente él le han encerrado, primeramente. Porque realmente quiere sacarlo de ahí y caminar más allá de su pequeño jardín delantero; espera poder tomar su mano e ir de compras, mimarlo comprándole prendas y dulces que haga que el mayor se comporta, de alguna forma, como infante; entrar en alguna sala de cine que lleva mucho tiempo sin visitar; salir a jugar a algunos juegos de arcade y combatir con el más alto; caminar a través de un parque y tal vez, sólo tal vez, acercar sus cuerpos, fundirlos en un abrazo grande; mirar sus ojos directamente, sin miedos ni inseguridades, sólo viéndose a él mismo en los contrarios.

Sacude la cabeza ante sus locuras, pues sabe que no debe aprovecharse de la situación de Kim Seokjin y que se debe centrar en entender el porqué el contrario se encerró en su habitación, primeramente.

— Supongo que sí, o no. La verdad no estoy seguro, creo que era una combinación de gusto y desagrado, eso antes de que se volviera indiferente.

— ¿Por qué?

Le gustaría tener la fuerza para voltear y demandar que parase con ello, no es algo con lo que se sienta del todo seguro aún y sobre todo una parte clave de sus inseguridades. Sin embargo, no puede evitar que al girar sobre sus talones y encontrar con el porcelánico rostro del pálido se pierda en los oscuros ojos felinos, siente la protección que estos le dan, se rinde ante ellos y un suspiro silencioso escapa de sus labios sin darse cuenta.

— Realmente me gustaba ir, aprender cosas nuevas de cada uno de los maestros sin importar la materia. Era capaz de estar todas esas horas ahí, escuchando y tomando notas, pero a veces muchas voces en mi cabeza no me dejaban concentrar. En ese tiempo me engañaba pensando que eran mis compañeros de clase los que hablaban cualquier cosa sobre mi, que me miraban y me etiquetaban, eso me angustiaba hasta el punto de entrar en pánico y no podía volver a estar con ellos en un mismo espacio. Estando aquí me di cuenta que no era así, que lo más probable de ello es que ni siquiera me notaban, pero mi mente es a veces mi peor enemigo...

La mirada baja y el jugeteo de los dedos torcidos en el borde de sus mangas hace sonreír al pálido, sabe que detrás de esas palabras hay más, pero no forzará a Jin en hablar y se siente agradecido con todo lo que ha confesado después de los tres meses que han estado juntos en esa casa.

Es un avance.

— Jinnie -el menor levanta su trasero del sofá donde se había dedicado a observar los rasgos de Kim cuando éste hacia su torre de cartas; le hipnotizaba la expresión seria y concentrada que mostraba al intentar de poner un par de cartas, y se derretía a través de una sonrisa cuando las tarjetas caían sacando un puchero en los labios del mayor. Cortando distancia entre él y Seokjin, quien al tener dentro de su campo de visión unas zapatillas de interior sube la mirada para encontrarse con un par de ojos, ventanas en las que se ha perdido tantas veces que ya hasta ha perdido la cuenta-. Entiendo que hablar de estos temas te puedan ser difíciles, yo también tengo cosas por el estilo, pero quiero ayudarte a salir de aquí... Siendo sinceros y, en cierto modo, egoísta, quiero hacerlo no sólo por tu bien, sino para poder ir a tantos lugares que deseo visitar contigo. A nuestras clases en conjunto por ejemplo, pero ir a un centro comercial, cine, feria, o hasta ir de viaje a cientos de kilómetros sería genial. Si pudiera hacerlo contigo...

El pálido detiene su discurso al darse cuenta de sus palabras, pues los pequeños ojos almendrados de Jin no le dejan tranquilo: tan lindos, brillantes e inocentes, parpadeando como si se tratara del aleteo más suave de las mariposas. Él mismo recorre por unos segundos el rostro del contrario, sin importarle el posible color rosado de sus pómulos y orejas, pues nada le importa ahora más que la persona que tiene delante. Y sin detenerlo, inclina su cuerpo lo suficiente para quedar de cara a cara con el otro, quien le ha seguido el movimiento, antes de subir una de sus manos una de las mejillas de Seokjin y con la otra apoyarse en la estrecha cintura del mismo, listo para plantar un primer beso en la comisura izquierda del labio del más alto.

No sabe cuándo fue que cerró los ojos, pero el ardiente toque increíblemente cercano a él le quema y no le permite abrir los ojos, sintiendo la respiración de Min en su mejilla y no tiene otra reacción mas que soltar un suspiro, ladeando la cabeza en busca de un toque más directo que le es entregado con una fina presión sobre sus felpos. No hay ningún movimiento o segunda intención detrás, simplemente el trasmitir una energía electrizante a ambos cuerpos que no pueden evitar estremecerse por el contacto íntimo que comparten. Tan sólo unos segundos antes de tomar la fuerza de voluntad para separarse, tan sólo un poco, lo suficiente para poder apoyar sus frentes y aún con los ojos cerrados tratar de regular su respiración, aunque sobre todo el extasiado latido de sus corazones.

— Jin... Perdona. Yo... No quiero que malinterpretes esto. Yo no quiero que parezca que me aprovecho de ti ni de tu situación, yo realmente quisiera que todo te vaya bien para ti y si pudiera estar a tu lado pues que mejor, pero mi prioridad es que mejores así que esto, no sé cómo explicarlo... Haz estado en mi cabeza todo este tiempo, pero de alguna forma desde hace un periodo de ha sentido todo diferente. Como si quisiera verte todo el tiempo y tocarte, no de una mala forma, sino acariciarte y mimarte todo el tiempo...- sus mejillas se habían visto envueltas en un rojo intenso, sus manos sudaban sutilmente por el nervio cuando trataba de justificarse entre medio de murmuros y trabas rápidas que se vieron interrumpidas cuando Jin le tomó del cuello de su camiseta, tirandolo para otro pequeño roce entre ellos e inevitablemente las sonrisas en ambos rostros se hicieron presentes.

— Sé que mis circunstancias no son las mejores, Yoongicchi - empezó cuando su tomaron distancia suficiente, los ojos profundos de Min no podían ver a otra parte que ni fuera a los brillantes ojitos de roedor de Seokjin que parpadeban de la manera más adorable que alguna vez noto en alguien más-. Pero eso no significa que sea un arrastrado por querer, de hecho es lo que menos buscaba. No esperaba que llegarás a mi vida ni que te conviertieras en la fuente de energía que necesitaba para buscar en salir adelante, ahora te veo como el motivo para encontrar un motivo de vivir y seguir. Así que... Tal vez, sólo tal vez, el día en que salga de casa y pueda hacer... Todo lo que has dicho antes, contigo me refiero, podamos, no sé...

No necesitaban palabras, nunca las habían necesitado aún si tenían una puerta entre medias, si necesitaban unas cuantas hojas de papel y un par de bolígrafos. Se conocían y aunque faltarán varias cosas que descubrir aún, entendían que tendrían el tiempo suficiente para trabajar en ello.

Yoongi me había dado a Kim la energía para el día en día, como un sol que sale al amanecer y sin importar si las nubes le tapen estará allí. Y el amarillo que le empieza a rodear al pálido, se lo confirma.

Iridiscencia [YoonJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora