- Lo que ahoga a alguien no es caerse al río, sino mantenerse sumergido en él.
- No existe amor en paz. Siempre viene acompañado de agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas.
- Nadie pierde a nadie, porque nadie posee a nadie. Ésa es la verdadera experiencia de la libertad: tener lo más importante del mundo, sin poseerlo.
- Nunca podemos juzgar la vida de los demás, porque cada uno sabe de su propio dolor y de su propia renuncia. Una cosa es suponer que uno está en el camino cierto; otra es suponer que ese camino es el único.
- La fe es una conquista difícil que exige combates diarios para mantenerla.
- Sólo una cosa convierte en imposible un sueño: el miedo a fracasar.
- La gran victoria que hoy parece fácil fue el resultado de pequeñas victorias que pasaron desapercibidas.
- El hombre es el único ser en la naturaleza que tiene conciencia de que va a morir. No se da cuenta de que, con la conciencia de la Muerte, sería capaz de ser más osado, de ir mucho más lejos en sus conquistas diarias, porque no tiene nada que perder, ya que la Muerte es inevitable.
- Siempre hay que saber cuándo una etapa llega a su fin. Cerrando ci-clos, cerrando puertas, terminando capítulos; no importa el nombre que le demos, lo que importa es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya se han acabado.