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Al mediodía siguiente el olor a carne y cebolla frita lo hacen despertar, pero fueron las voces familiares moviéndose a través del departamento que anunciaron algún almuerzo sorpresa.

- ¡Kook! -su madre lo recibió con un abrazo al salir.

- Hola mamá, ¿Están hace tiempo? -pregunta apenado.

- No, cielo, tu padre nos dejó y fue por las bebidas -tuvo la intención de arrastrarlo hacia la cocina, pero Myeong se abalanzó con una llave maestra a medio camino.

- ¡Jungkookie! -si bien el castaño de un metro setenta y tres es un provocador, todavía puede torcer su brazo hacia abajo e invertir la llave.

- Nunca por atrás.

- Sí, sí -rendido, pero divertido, responde- Siempre por los lados. Mi hermano mayor es un genio.

- Exacto -dejándolo libre, golpea su espalda y permite que continué en dirección a Yoongi, que lo espera con cervezas.

- ¿Tú por qué sigues aquí?

- Te recuerdo que este también fue mi lugar.

- Hasta que me abandonaste, traidor.

Yoongi se carcajea por la mención. Jungkook es muy leal a sus años de amistad y "cambiarlos" por su enamoramiento de meses con Taehyung es algo que permanecerá entre ellos como diversión.

- Al menos me hubieras despertado -dice Jungkook, luego de que Myeong se llevara dos botellas a la cocina, feliz.

- Estabas todo babado, ni con un palo te hubiera tocado.

Jungkook adora su amistad porque la mayoría de sus interacciones se las pasan molestándose uno a otro. Jamás soltarían el hilo de humor, es fresco, entretenido y un lugar seguro. Además, encaja a la perfección con su familia y él solo necesita un domingo así para tenerlo todo.

- Ya, toma -arroja una remera desde el mueble a su izquierda- Deja de presumir esos abdominales inservibles.

- Celoso -sin embargo, se la pone.

- Deberías ver los de mi chico -sonríe.

- ¿Sabes qué? te dejo. Ahora eres tú el de la baba -esquivando un golpe, camina a los sillones donde Jimin se ubica ajeno a todos.

- Hey, hola.

- Hyung.

Jimin es tan educado y pacífico respecto a Myeong que incluso sus raíces castañas parecen comportarse en cámara lenta y Jungkook no puede pensar en ninguna especulación maliciosa para él (porque sí, apoya la teoría de Myeong teniendo relaciones cada semana, pero quiere seguir haciéndose el tonto).

- ¿Aburrido?

- Cansado.

No tiene bolsas bajo sus ojos o indicios de bostezos, pero Jungkook sabe que para un universitario el cansancio no es solo físico.

- Puedes ir y recostarte en la habitación. Cuando estemos listos para comer te llamaré -ofrece amable porque cada vez que Jimin lo visita parece caminar en puntitas de pié por todo el lugar, como si la más mínima cosa que tocara iría a romperse.

Jimin se lo piensa, en verdad lo hace.

- Eso sería bueno, hyung -su sonrisa es demasiada recompensa. El chico aprecia los detalles simples y Jungkook pondría empeño en darle cuántos pudiera para hacerlo sentir bien.

- Ven.

Además, tomaría la oportunidad para un rápido cambio de ropa pues la remera que Yoongi le pasó estaba usada.

Un juntos. [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora