Capítulo 2

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- Eso es una idea ridícula - le respondí.

- Ah. Tú jamás desnudarías a nadie.

Aquello me hizo detenerme. Chris siguió andando hacia mi coche sin mí.

-Sí la desnudaría - protesté.

Ella se detuvo al lado de mi auto.

- Dime la última vez que lo hiciste.

Yo llegué hasta ella, abrí el maletero y ambas metimos dentro los maletines.

- Déjame pensar.

- Te llevará tiempo.

En eso tenía razón. Hacía seis meses que no tenía una cita y Frank Ethan, el último con el que había salido, no era exactamente un hombre al que me apeteciera desnudar.

- Pero podría hacerlo si quisiera - fruncí el ceño - ¿Por qué hablamos de esto?

- Porque yo creo que deberías acostarte con Tobin. Tiene aspecto de ser buena en la cama.

Otra vez sentí un vuelco en el estómago. La conversación empezaba a disgustarme.

- A Tobin no le intereso en ese aspecto. Me pregunto con quién saldrá esta noche. No sé si será la misma rubia voluptuosa del lunes.

- Ya te estás tocando el pelo otra vez —dijo Chris

- ¿Por qué? - Dejé caer la mano - ¿Qué?

- Siempre que hablas de ella, te tocas el pelo.

- No es cierto - pensé en ello.

Como ya he dicho antes, Tobin siente preferencia por las rubias. Le gustan especialmente las rubias de pelo largo. El mío sí es largo, pero moreno. Tengo una cara de ésas de rasgos pequeños, soy madre soltera y no tengo mucho tiempo para tonterías.

El dolor de cabeza eligió aquel momento para regresar con fuerza.

- Si tanto te gusta Tobin, ¿por qué no te la ligas tú? -pregunté.

Chris se encogió de hombros.

- Le doy miedo.

Chris es esbelta, sofisticada y muy ágil de mente. Dice lo que se le pasa por la cabeza y no se disculpa por ello. Es una mujer guapísima, con una gran melena oscura, piel impecable y un tipo que hace que los hombres se vuelvan a mirarla.

- Aunque una vez intentó ligar con Julie-comentó.

Fruncí el ceño.

Era mi primera noticia. Julie es una rubia bronceada procedente de Kansas.

- ¿Y qué pasó?

- Nada. A Julie le da miedo Tobin.

Asentí con la cabeza. Julie espera al príncipe encantado, y yo sabía que en su lista de requisitos no entraban las lobas de buen corazón como Tobin.

Abrí la puerta del coche.

- Quiero irme a casa, ha sido un día duro.

- Vamos a McGlinchey's —sugirió Chris.

Julie trabajaba allí y saldría a las cinco y media.

Miré mi reloj y decidí que no me apetecía nada cocinar para dos. Saqué el móvil del bolso.

- Si la señora Casamento puede quedarse una hora más con Chloe, de acuerdo.

Chris se instaló en el asiento del acompañante y yo llamé a la niñera mientras me sentaba al volante. Sylvie Casamento me dio el visto bueno, pero no sin antes soltar una serie de suspiros de víctima, no fuera a ser que a mí se me ocurriera divertirme por una vez. Tobin sostiene que el propósito en la vida de esa mujer es procurar que nadie que ella conozca lo pase bien. Nadie excepto Tobin, claro. La mayoría de las mujeres adoran a Tobin y la señora Casamento no es una excepción.

Prohibido Enamorarse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora