Capítulo 1

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La última vez que todo iba normal entre Tobin y yo estábamos peleando en la sala de la jueza Larson.

Somos abogadas.

Por lo menos yo soy abogada.

Tobin Heath es más bien un actriz de primera con una licencia en Derecho. Se muestra amable y un poco corta para dar una falsa sensación de seguridad al contrario y, como es de Texas, la tierra de los vaqueros guapos y el buen tequila, puede salirse con la suya. Cuando se encuentra con la agresividad de nuestra costa Este, pone cara de divertida confusión y siempre le sale bien.

La jueza Larson tenía que haber conocido sus trucos, porque ella llevaba ya unos seis meses trabajando ante la juez.

Era una guapa rubia en su tercer matrimonio. Se rumoreaba que había sacrificado a sus dos primeros maridos por su carrera; Tobin le gustan las rubias y por supuesto a Larson le gusta Tobin. Es prácticamente imposible que no te guste Tobin una vez que te ha colocado en su lista de personas predilectas.

La jueza le lanzó una sonrisa tonta. Soy de la firme opinión de que las juezas deberían tener prohibido coquetear en el estrado, pero ella lo hizo.

-¿Quiere llegar a algo concreto, licenciada —le preguntó.

- Bueno, se me ha ocurrido algo, Señoría -Tobin giró sobre sus talones y lanzó una mirada lánguida en mi dirección- Creo que el principal argumento de mi oponente es que una madre a tiempo completo es mejor que un padre a media jornada. ¿No es así, señorita Morgan?

Yo me levanté.

- Una madre a tiempo completo es preferible a un padre al veinticinco por ciento. Sí, ésa es mi premisa.

Ella se hizo el ofendido.

- Eh, ¿adónde ha ido a parar mi otro veinticinco por ciento?

Yo salí de detrás de la mesa de la defensa y me acerqué a ella. Hablé en un susurro, sólo para sus oídos.

- Yo creo que se lo ha bebido su cliente —miré a la jueza con una sonrisa amable— El señor Woodsen tiene un problema con la bebida, Señoría. Eso ya ha quedado establecido. Hasta que no reciba tratamiento, los niños estarán mejor bajo la custodia de la madre. Estamos dispuestas a ampliar las visitas, siempre que sean supervisadas, pero a la señora Woodsen no le parece bien que sus hijos pasen la noche con el señor Woodsen si no hay presente otro adulto responsable.

- ¿No hay otro adulto responsable? -Tobin aprovechó la ocasión- Señoría, creo que acaba de llamar responsable a mi cliente.

- No es cierto.

- Sí lo es.

Yo me coloqué entre la jueza y ella.

- Lyle Woodsen es de todo menos responsable, Señoría. Es altamente posible que ni siquiera pueda mostrarse coherente ni capaz en presencia de los niños.

- ¡Por favor! - exclamó Tobin en voz baja.

Yo la miré con incredulidad.

- ¿Qué?

- No he dicho nada - pasó por delante de mí para hablar con la jueza- Al señor Woodsen tampoco le gusta que sus hijos pasen la noche a solas con la madre. Tiene... no sé cómo decirlo... una impresión de sí misma muy compleja.

Yo empecé a sentir la tensión en la espina dorsal.

- Sea más específico - gruñí.

- Tengo entendido que Lisa Woodsen ha pasado buena parte de los últimos años sometida a un intenso tratamiento psiquiátrico —dijo ella.

Prohibido Enamorarse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora