cuatro

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Capítulo IV: "Al fin"

30 de Setiembre, 2019

13:30 P.M

—¿Sos conciente de que te pueden multar por hacer esto y, peor, no jugar por un largo tiempo por hacer esto, no? Acordate que Ferreira llegó tarde a un entrenamiento y no jugó como por 2 meses—. Le dijo Sosa a su amigo y él se quedó mirando el árbol que tenía enfrente, sin responderle lo que había dicho porque sabía que no había terminado de hablar—. Peeero, el amor ante todo, así queeee, pegue, Araña, pegue.

—Sos tan bipolar, loco, igual gracias-. Le agradeció y dibujó una sonrisa sincera en su rostro—. ¿Sí después no me encuentran qué estoy haciendo yo?—. Julián le hizo la misma pregunta que antes de irse le hizo unas 100 veces para confirmar que sabía qué decir.

—Que estas durmiendo la siesta—. Contestó simple Santi mientras se acomodaba el jopo y apretaba fuerte su celular. Desde que Álvarez le empezó a contar sobre Nicolás, notó a su amigo más contento, feliz, y eso lo ponía contento, pero a la vez era grave que Julián se involucrara tanto con aquel chico.

Ya se había escapado de la concentración más de una vez y él lo había cubrido todas esas veces, pero si la cosa seguía así algún día las excusas se iban a acabar.

—Chau, voz de pito, ya vino—. Se despidió el delantero al ver a un chico con canguro azul y pantalones grises con unas zapatillas Vans venir a su dirección, desde lejos se podía notar que era Nicolás.

Capaldo apenas bajo del Uber, observó a un chico con canguro sentado bajo la sombra de un árbol y supo que era Julián. Se fue acercando hacia él y levantó la mirada, era Julián, el chico que lo tenía mal y al que, el día anterior, le había confesado que lo quería y que no lo quería lejos de él.

—¡SHULI!—. Exclamó cuando estuvo a unos metros de él y el menos sonrió mientras se paraba y se acercaba hacia Nicolás.

—Nico...—. Murmuró cuando estuvo parado en frente del morocho, miro para los dos lados para confirmar que no había nadie cerca y le dio un beso.

El 14 de Boca no se lo esperaba, pero aún así le siguió el beso, poniendo sus manos en las caderas de Julián. En cambio, el castaño puso sus manos en el cabello azabache de Nicolás, despeinándolo. Capaldo comenzó a acariciar su piel por debajo de la remera blanca que traía el menos abajo del canguro, generándole a Julián cosquillas y haciendo que ría. Cada vez que Álvarez reía por las caricias que le estaba dando, Capaldo succionaba su labio inferior, volviéndolo a besar.

—Vayan a un hotel, estan en una plaza pública—. Escucharon la voz de una mujer, por cómo le vibraba la voz podían asegurar que era una señora mayor.

Unos minutos después de haber escuchado eso, se separaron despacio, sin querer separse de verdad pero sabían que debían hacerlo. Al fin y al cabo la señora tenía razón, estaban en una plaza y no podían arriesgarse así, mirá sí alguien los reconocía. Con una sonrisa en la cara, Julián agarró a Nico de la mano y, con paso lento, lo llevó a donde él estaba sentado anteriormente para agarrar su mochila.

—¿A dónde vamos?—. Preguntó Nicolás con curiosidad en su rostro.

—¿Confias en mí?—. Le preguntó Julián, frenando la caminata y mirándolo a los ojos. Capaldo trago saliva y lo miró a los ojos, ¿Confiaba en él de verdad? Seguía sin conocerlo de todo, pero algo dentro de él le decía que confiara, que no le iba a hacer nada

—Obvio que confío en vos, bombón. Además te quiero mucho, nene—. Contestó Nicolás y el delantero se sonrojo.

—Vamos a mi depa, espero que te guste—. Apenas murmuró Julián, seguía sonrojado por lo que el morocho le había dicho y sentía algo de vergüenza—. Te quiero, Nico, mucho más de lo que demuestro.

Desconocidos | Nicolás Capaldo x Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora