Secuestro (Primer encuentro de Hades y Perséfone)

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Wendy y Bebe intentaban consolar a su amiga quien solo estaba sentada en la piedra que hay en medio del lago. Tawny estaba toda empapada y sus mejillas sonrosadas de tanto llorar, sus ojos no tenían el brillo característico y ya no mostraba su sonrisa cautivadora.

-Tawny, preciosa -decía Wendy dulcemente -No te sientas deprimida, Ares no es el único hombre en el mundo, hay muchos mejores. Hay Dioses que pelearían estar contigo.

-No quiero involucrarme con Dioses, son lo peor, Christopher es el peor -hablo de manera fría la rubia como si de su boca saliera veneno y espinas, como si con eso su dolor se fuera disminuyendo.

-Entonces un mortal, hay muchos mortales muy guapos -dijo Bebe en un intento de que no perdiera las esperanzas en el amor.

-No lo sé -contesto Tawny sin atreverse a ver a sus amigas.

-Tawny no estés triste, en estos momentos Ares está sufriendo el ridículo más grande de su inmortalidad junto con Afrodita -dijo Bebe con tono de burla -Al parecer Hefestos ya sospechaba de su esposa así que puso una trampa para ella y su amante, y cuando menos lo esperaban la red cayó sobre ellos, ahora todos los Dioses se están burlando de ellos.

- ¿Y eso a mí en que me consuela? -pregunto Tawny.

Bebe solo se mantuvo en silencio y se sintió estúpida por haberlo dicho tal cosa, eso solo abrió más la herida en su corazón.

-Tawny -Wendy tomo el mentón de la rubia e hizo que la mirada -Si sigues triste tu madre se preocupara y sabes que eres la luz de sus ojos, así que imagínate que sentirá cuando te vea destrozada...ella lo estará más -Wendy tenía una mirada firme y sin compasión -Se fuerte por tu madre, no permitas que te vea marchita y que ella se marchite.

Tawny al pensar en su madre sintió una calidez en su corazón y comprendió que, si la tenía a ella, los hombres no importaban, como decían sus amigas había muchos más en el mundo, pero ahora solo quieres estar con su madre, el único amor que le importaría ahora sería el de su madre.

-Es cierto, mi madre es más importante que cualquier chico.

-Por supuesto -dijo Bebe -Tu madre siempre te amara sin importar que.

-Sí, lo sé, por eso le hare un regalo -Tawny volvió a sonreír -Le hare el ramo de flores más grande y hermoso del mundo.

La rubia bajo de la piedra y se sumergió en el lago, nado hasta la orilla junto con sus amigas y les sonrío.

-Vamos a buscar las flores más hermosas del bosque -dijo Bebe entusiasmada.

-Si -contesto Tawny.

Las tres comenzaron a recorrer todo el bosque y cada una iba recolectando las flores que veían y pensaban que eran las más bonitas. Mientras Tawny observaba a su alrededor pudo notar un pequeño ramo de Lirios, así que se acercó a ellos y se agacho para arrancarlos de la tierra; al tenerlas en sus manos se acercó las flores a la nariz y aspiro su aroma, pero al mismo tiempo la tierra se abrió, una enorme grieta negra se colocó debajo de sus pies. La rubia por reflejo retrocedió hasta que choco de espaldas con un tronco de árbol.

Unos enormes caballos negros surgieron de esa grieta y montándolos estaba un hombre de cabellos negros al igual que los caballos, ojos verdes como esmeraldas y tez pálida.

Sin esperar mucho el hombre sobre los caballos tomo a la rubia de la cintura y la arrastro hasta el fondo de la grieta, cerrándola segundos después para que nadie pudiera seguirlos.

Al notar lo sucedido las ninfas lo único que hicieron fue mirarse atónitas y correr al monte Olimpo para informarle a Deméter lo sucedido.

Mientras tanto Hades seguía bajando con la chica en sus brazos y sus caballos trotando, el sonido de las ruedas chocando con piedras y la oscuridad inminente.

Todo estaba confundiendo a Tawny y poniéndola nerviosa, todo paso tan rápido que no le dio tiempo reaccionar como se debía, solo se quedó quieta mientras Hades la arrastra hasta lo más profundo del inframundo.

Una vez que llegaron a los aposentos del Dios Tawny por fin pudo reaccionar.

-Por favor, no me haga daño -fue lo primero que salió de los labios de la rubia.

-Nunca lo haría -contesto el Dios sosteniendo ambas manos de su "invitada" -Te prometo que aquí nunca te pasara nada y estarás a salvo de cualquier daño.

La pequeña rubia veía anonada a Hades, pues se comportaba muy diferente a como todo el mundo pensaba que era, definitivamente todo el mundo tiene imágenes diferentes de los Dioses.

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La diosa estaba sentada en la cama de la que sería su nueva habitación, al parecer Hades se había tomado las molestias para que la estancia de Perséfone fuera de su agrado.

Todo en el inframundo era oscuro y sin vida, lúgubre y horrible, pero ese pequeño espacio era totalmente contrastante. Había un poco de vida ahí, la oscuridad no reinaba en ese lugar y los colores eran brillantes llenos de vida, con hermosas flores alrededor.

-Vaya -susurro la rubia mientras caminaba y miraba las flores -No sabía que esto era posible.

-Espero que estés cómoda -Hades había entrado a la habitación de Tawny sorprendiéndola.

-Ummm -la diosa aún estaba asustada por la forma en la que la llevaron a ese lugar.

-Lo siento, Tawny -el dios camino hasta la rubia sin hacerla sentir incomoda, guardando espacio entre él y su invitada -Sé que no fue la mejor manera, pero tu madre no me hubiera permitido traerte.

- ¿C-como sabes mi nombre? -Craig quedo fascinado con la dulce voz de la joven, ya la había escuchado, pero a una distancia donde no la podía disfrutar como hasta ahora.

-He estado viéndote por un tiempo.

- ¿Me has estado acosando? -la rubia comenzaba a exaltarse más.

-No -luego de meditar un poco cambio su respuesta -Bueno si, pero no quería hacerlo...yo lo único que quería era aprender de ti y cuidarte, pero veo que no he hecho bien lo último.

- ¿Q-querías conocerme?

-Si -Hades tomo uno de los lirios y con cuidado de no matarla se la entrego. Tawny dudosa la tomo en sus manos -Tu flor favorita -dijo refiriéndose a aquella flor -Te gusta comer granos de maíz, y pasar tiempo con tus amigas. Tu color favorito es el azul, hay veces en las que te gusta cantar o tocar algún instrumento como el arpa o el aulós.

-Realmente me has estado observando -Perséfone no le quitaba la mirada encima a Hades - ¿Por qué no solo hablaste conmigo?

-Tu madre es muy protectora contigo, si me acercaba a ti y ella se enteraba podría restricciones alrededor de ti.

-Sí, es muy probable que mi madre haga eso.

-Ten te traje esto -Hades le ofreció una bandeja llena de frutos -debes estar hambrienta.

"Recuerda que si alguna vez llegas a ir al inframundo no debes aceptar nada de la comida que te ofrecen o de lo contrario no podrás regresar"

-No gracias no tengo apetito -con las palabras de su madre en mente negó lo que el dios le ofrecía.

-Está bien, lo dejare aquí para cuando tengas apetito.

-De acuerdo -contesto Tawny.

-Cuando te sientas bien y calmada permíteme enseñarte el inframundo, te prometo que no dejare que pase nada.

-Sí, pero mientras me gustaría descansar.

Hades entendió que la diosa necesitaba estar sola y meditar las cosas, así que salió de la habitación dejando a Tawny, quien solo lloraba silenciosamente, seguía asustada y sola, no sabía qué hacer, no sabía cómo volver a casa

En lo profundo del InframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora