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No pude dormir en toda la noche. Mis párpados no se cerraban.

Me quedé pensando y suplicando a la nada, de que al menos una parte de ti haya estado fuera del alcohol, y me hayas besado por el simple hecho de que querías.

La mañana llego cual rayo en tormenta.

Abrí los ojos, más de lo que ya estaban, y espere a que despertaras.

En cuanto sentí que las sábanas hablaban, fui a buscarte.

Estabas despeinado, debajo de tus ojos  decoraban unas grandes ojeras y tus labios estaban un poco secos.

Hablé despacio, sabiendo que el ruido te podía hacer daño. Te pregunté cómo estabas.

Sonreiste sin ganas. "E estado mejor" dijiste.

Y nuevamente mi corazón palpitó, mis sentidos se volvieron nulos y mi razón se perdió en tus ojos. Con la esperanza a flote y con un poco de duda, pregunté.

"¿Recuerdas algo?"

Tus cejas se arquearon. No, no recordabas nada.

Me sentía traicionado y aliviado a la vez.

Quería que lo recuerdes, para que mi secreto salga a la luz y para que tu puedas corresponderme.

Pero no, no tenías ni la más mínima idea de que había pasado en esta madrugada.

Te sonreí de todas formas, deseando que no hayas visto mi triste semblante.

Ojalá todo hubiese sido más fácil.









Always in my heart.

Cartas para Rubén [Rubelangel]®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora