Parte I - Señales

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Prólogo

Hace un par de años, mi vida (y mi cuerpo) tomó un drástico cambio al pasar por una transición compleja y difícil de entender.

Soy una persona dedicada, decidida y, a veces, testaruda. Ésta última cualidad fue la que me detuvo a ver todo este camino como lo era, algo que yo no tenía control y algo que tuve que haber aceptado desde el principio para poder tomar todo esto de manera más sencilla.

No hay mucho que saber de mi, recientemente me cambié de ciudad por cuestiones laborales, pudiera decir que me agradaba mi estilo de vida que llevaba tanto laboral como personal. Siempre mantuve cierta reservación y a veces era algo incómodo en situaciones sociales con mucha gente, simplemente no lograba esa conexión con los demás y no sabía porqué me agradaba más la compañía de mis amigas que de mis amigos, nunca me expliqué porqué pero no me puse a discernir, solo lo tomé como era; como si algo me decía que las cosas no eran así. Después de todo lo que me pasó, entendí porqué.

Pensándola bien, es sorprendentemente cómo en un año dejé una vida que conocía y todo cambió por otra totalmente diferente... Aquí mi relato de todo estos cambios.

Todo empezó hace un año por una mañana.

Las primeras señales

Me gusta planear mis actividades en la mañana y tiendo a seguirlo arduamente, siento que es más productivo el día así. Mi rutina es típica, normalmente hago ejercicio por la mañana y luego regreso a la casa para bañarme y prepararme para el trabajo, es una rutina que me tomó tiempo ejercer pero felizmente ya la puedo seguir sin problema.

Me despierto como cualquier otro día, hago mi ejercicio y regreso a la casa para prepararme para mi trabajo, esta mañana decidí bañarme con el propósito de afeitarme el pecho. Como no me sale mucho vello, no me gusta cómo se ve con uno o dos parches disparejos, entonces prefiero quitármelos. Durante esta sesión de afeitada, noto que mis areolas se han vuelto más pronunciadas que de costumbre, incluso más coloridas, anteriormente ya lo había notado pero pensé que era debido al frío o alguna quemada de sol pero creo que ya es era hora de ir al doctor para descartar cualquier cosa, ya que pensé antes pensé que se me regresaría a su normalidad.

Hago una cita y prosigo mi día de manera normal, sin darle mayor importancia a mi pecho.

Un par de días después, mientras me alisto para ver a mi doctor, noto que al tratar de ponerme uno de mis pantalones favoritos, que son justos tipo skinny, como que ahora me aprietan alrededor de la cadera. Pero según yo no estoy subiendo peso, me fijo en el espejo para ver si noto algo diferente en cuanto a grasa pero no logro ver algún cambio en mi barriga o nalgas, que es donde más noto cuando subo de peso, lo apunto como algo que sería bueno comentarle al doctor y simplemente me pongo otros que no sean tan justos.

Cuando llego al consultorio, todo es tan rutinario como siempre lo son las visitas al doctor, como tengo seguro médico, ya me es costumbre hacer mis visitas periódicas para ver cómo estoy de salud. Ya en su oficina, me acerco a mi doctor para contestar las típicas preguntas que hacen regularmente, después le comparto mi inquietud que tengo sobre mi pecho y que he notado que he subido de peso.

-¿Has estado comiendo bien o haciendo algún otro tipo de ejercicio que de costumbre?, te noto un poco más delgado en tus brazos-, me comenta al estar inspeccionando.

-No lo había notado, de hecho vengo a verlo para que me vea mis areolas, que las noto raras,- No esperaba su comentario pero ahora que lo menciona, sí sentía que me veía más delgado en otras partes de mi cuerpo, sobre todo en mis brazos... y tanto que me esfuerzo para tenerlos más musculosos.

Mi transición | TGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora