Parte 5 - Ante la tormenta

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Ante la tormenta

Cuelgo el teléfono al confirmar mi cita, será en la tarde entonces me deja todo el día para esperar y pensar, lo cual pretendo ocuparme mejor en mi trabajo para no estarme torturando.

En ese momento me entra una incertidumbre que no había sentido antes, me llegó la realización de que a lo mejor todo lo que he hecho hasta este momento para ocultar mi secreto ha sido en vano y me pongo a pensar en las personas que he seguido frecuentando y que probablemente sólo me siguen mi juego sin hacerme comentarios de mi apariencia para que no me sienta mal o incómodo más de lo que ya estoy, ya es más que obvio que cambié, ¿Acaso sí lo sabían y optaban por no decirme para que no me desanimara?.

Sé que no soy el mismo que el de hace varios meses pero la esperanza de hacerme pasar como si aún lo fuera es lo último que tengo para poder salir con la idea de que pueda, de alguna manera, volver a ser como antes.

Pero al sentir esta inseguridad, siento como que finalmente derribó esa última esperanza que tengo y ahora me siento vencido... vacío.

Ocupo unos días para aceptar lo que sé que tengo que aceptar, marco a la oficina para decirles que me tomaré unos días ya sin preocuparme de andar fingiendo mi voz, mi jefe me comenta que no hay problema, que me tome mi tiempo.

Claro que él sabía, ni me preguntó por los motivos.

Recuerdo aquel momento que le dije que me gustaría trabajar desde casa, así me evitaba estar exponiéndome que alguien notara mis cambios cada vez más obvios, pero no me pidió explicación del motivo porqué. Desde aquel momento debí imaginar que él ya sabía pero no me lo quería decir y seguro sólo me otorgó el permiso para que no hubiera problema conmigo. No hay otra explicación, los demás seguro ya sabían pero no me querían decir, no querían hacerme sentir incómodo, al menos tengo eso para agradecerles si fue así.

Hasta pudiera decir que mis compañeros se volvieron más amigables. Siempre me molestaba, incluso antes de empezar con mis cambios, que solían hacer comentarios machistas o derogatorios, pero sanos según ellos cuando se trataba del cuerpo de la mujer pero conforme fue pasando el tiempo y mis cambios, dejé de notar que ya no abarcaban esos temas, antes no lo notaba pero ahora que me pongo a analizarlo parece que puede estar relacionado.

Ahora todo tiene un poco más de sentido de sus comportamientos, o todo esto es por esta paranoia. Sea lo que sea, tengo que dejarlo a un lado y enfocarme en poner mi mente en el trabajo para que sea más fácil que llegue la tarde.

Una hora antes de mi cita me alisto para salir de la casa, temiendo escuchar lo que siempre quise evitar escuchar... la verdad, porque de esa manera sabría que era el momento de tener que dar ese paso que no he querido dar. Llego a la clínica para hacerme los estudios que siento que serán los últimos, no hay nada más que saber... soy enteramente una mujer.

La tormenta

No sé si el clima o el atardecer o mis propios nervios me dan una sensación de inminencia pero todo lo notaba particularmente calmado, como si toda la atención y energía se centran a lo que pasará ya dentro, peor porque sé qué pasará.

Llego con la recepcionista que me saluda como lo ha estado haciendo de costumbre, con una sonrisa y me da indicaciones para proceder al cuarto de cambio para quitarme lo que tengo puesto y ponerme una bata.

-Recuerda que no tienes que tener ningún tipo de metal-, me dice, anteriormente me sorprendía estas máquinas pero hoy no tengo ganas de andar maravillándome con esta tecnología.

Sólo con la bata puesta, dejo aún lado todo lo que aquello que me da un poco de seguridad y que me ayudaba a seguir tratando de ocultar mi secreto aunque ahora sé que tendré que dejar todo a un lado.

Mi transición | TGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora