(PORFAVOR LEED LO DEL FINAL.)
Escrito por: Laura Martínez i Mentuy
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Lo primero que vio fueron las inexpugnables murallas a lo lejos. Hasta ese entonces nunca había visto ninguna edificación tan grande construida por el hombre, la construcción de mayor tamaño que había contemplado era el palacio y este parecía diminuto a su lado.
Pese a ser un día de final de verano y brillar el sol en el cielo la temperatura era relativamente baja. Esa mañana, antes de que saliera el sol, fue a despertarla María Ana en persona, lo que le extrañó mucho a Dafne. Después de prepararse a toda prisa fueron directas hacia el carruaje donde ya estaba el equipaje cargado, que habían preparado los sirvientes el día anterior, y sin comer nada emprendieron el viaje, puesto que no había tiempo que perder.
Pronto cambiaron el camino de tierra por uno de adoquines y, coincidiendo con el momento en que el sol estaba más alto, llegaron a una finca en el campo con una pequeña mansión dentro. En ese caso fue el cochero quien abrió la verja.
Al llegar por la ventana vio como una señora mayor junto con una hilera recta de criados los esperaban en el patio delantero de la casa enfrente de la puerta. María Ana ayudó a bajar a su madre, que se encontraba en un estado muy débil, después de ellas bajó Alberto mientras que por la otra puerta bajaba Dafne ayudada por Antonio.
Dafne vio un coche de caballos negro que no había percatado hasta ese momento.
-Antonio ¿Quién nos acompaña?-
-Es el duque, Dafne.- Le susurró el al oído.
Al oír estas palabras ella respiró hondo mientras asimilaba esta nueva información y luego se unieron al resto de sus compañeros.
María Ana y la señora Alarcia se habían acercado a la señora, que mirándolas de cerca, tenían un sencillo parecido.
-Tía Rosario- dijo la joven mientras le daba un abrazo. La señora no reaccionó, mantuvo su pose fría y su cara seria. Al instante que María Ana volvió a ponerse recta le lanzo una mirada de reproche.
La anfitriona de la casa pasó una mirada escrutadora por encima de los invitados y asintió lentamente con la cabeza. Entonces prosiguió:
-Bienvenidos y bienvenidas. Os encontráis dentro de mi propiedad y seguiréis mis normas. -Miró fijamente a Dafne, pero era una mirada muy distinta a la que había lanzado a María Ana-
- No se puede salir fuera de la finca sin permiso. - Prosiguió con las normas- Siempre que oigáis esta campana -dijo haciendo sonar la que sostenía uno de los sirvientes en sus manos- os dirigiréis al salón. A las diez se apagan las luces de la casa. No se sube a la buhardilla. -
Dafne siguió la mirada de la señora que había cambiado de objetivo y apuntaba hacia el carro negro que tenia la cortina de la ventana medio corrida, por la que se veía una mano.
-Aquí está todo el personal de servicio del que dispone esta casa, ellos serán quienes os sirvan, eso sí, cualquier indiscreción deberá ser notificada a mi inmediatamente y se tomarán las justas represalias que convengan. -Concluyó-¿Está todo claro? ¿Si? Bien, pues seguidme.-
Prosiguió a enseñarles la casa y guió a todos y cada uno de ellos a su habitación. En este caso era mucho más acogedora que la del palacio, con el mismo tipo de mobiliario pero de colores mucho más calidos. El ventanal de al lado de la cama daba paso a un balcón que permitía unas preciosas vistas desde el segundo piso donde estaba su estancia.
-Aquí es - Se oyó seguido de unos golpes en la puerta con los que Dafne volvió a entrar dentro de la habitación.
-¿Si? - Pregunto mientras se acercaba a la puerta. En ella apareció Antonio acompañado de una sirvienta, a la que le agradeció que le hubiese mostrado el camino y la despidió.
- ¿Qué le ha parecido la casa? - Dijo el entrando a la habitación - Yo la encuentro preciosa. ¿Sabe que es lo que me ha gustado mucho?-
- No, ¿Qué? -
-La biblioteca, por eso me he tomado la libertad de coger un ejemplar de Candido, o el optimismo para practicar su lectura. Aún que he de afirmar que me motiva mucho más leer el original, que es en francés, pero me temo que eso con usted de momento no será posible.
Dafne suspiró y tomaron asiento en el medio de la habitación. Con el libro sujeto delicadamente entre sus manos iba leyendo las palabras aun con dificultad. En estos meses había hecho un gran progreso. Prestaba mucha atención al texto, todo y que a veces aún le tenia que hacer alguna corrección, y cuando su maestro la interrumpía para darle alguna explicación y ahondar un poco en el tema se le escapaba la mirada por la ventana y se perdía en los extensos parajes verdes y los jardines y los terrenos que tenia esa finca, que aún le quedaban por ver.
-Continua - Le dijo mientras estaba absorta en sus pensamientos- Dafne, Dafne! Ya hace rato que no escuchas. ¡Así nunca aprenderás nada, siempre serás la misma chica de pueblo que llego aquí un día con esos harapos mojados y sin saber usar ni unos simples cubiertos, que no savia andar, ni hablar y lloraba todo el rato! - Todo eso le dolió más de lo que dejó que Antonio viera - Tu eres mucho más de lo que aparentas, no eres ninguna paleta de pueblo - Con eso le lanzó una mirada mortal - eres un diamante al que estamos sacando todo su esplendor. Así que ahora mismo vas a ponerte a leer de nuevo y a estar por lo que estamos - Cerró la ventana mientra decía estas últimas cosas- y sin ningún error a no ser que quieras que me enfade y te de un buen castigo.-
Tragando saliva Dafne se dispuso a leer pero cuando empezaba con la primera palabra oyó el tintineo de la campana.
¡Salvada por la campana!
Dejaron el libro encima del escritorio y bajaron al salón donde poco a poco fue bajando todo el mundo. Una vez allí pasaron al comedor, había llegado el momento de comer.
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Lo siento se que es más cortito que de costumbre pero estoy con examenes, el Trabajo de Investigación y tengo a mi madre con depresión desde hacer 3 meses y voy MUY cansada!
Solo puedo decir que gracias por la paciencia y a todos los que aún seguiis mi historia y habeis votado por ella, eso es lo que me anima a seguir escribíendola.
Sois los/las mejores.
Este capitulo va dedicado a todos vosotros!! GRACIAS MIL. OS QUIERO. BESOS
Laura.
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El momento preciso
RandomDafne vive con su família en un pueblo de Castilla. Tiene la vida normal que cualquier joven tendria, juega con sus amigos, cuida de la granja, va a misa... pero un dia todo canvia.