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Jeon Jungkook se acomodaba la corbata mientras veía a su secretaria entrar a la oficina, odiaba las corbatas, sobre todo porque nunca lograba atarlas de la manera correcta.

Lia era de gran ayuda y no sólo sabía acomodar de manera adecuada las corbatas, hacía cualquier cosa para satisfacer las necesidades de su jefe, incluso podía quedarse todo el tiempo que le pidiera, con tal de estar a su lado.

No le importaba si la mayoría del tiempo tenía malos tratos y que de alguna u otra forma se aprovechara de su amabilidad, le gustaba que la usara, era la única forma de acercamiento que podría tener con su jefe, ella lo amaba, desde hacía ya 5 años, desde que la contrató quedó flechada por ese amor imposible.

Pero él no le permitía llegar más allá, conocerlo de ninguna forma fuera de lo laboral, nunca la había besado, tampoco la había tocado, ella en un día bastante estresante se armó de valor y le acarició los hombros para brindarle un agradable masaje, su jefe, el señor Jeon se lo permitió y desde esa vez cada que lo ve así lo ayuda a desestresarse, sin embargo no ha pasado más, nunca le hablaba de cosas que no fueran de trabajo y Lia solo estaba esperando el momento oportuno para lograr entrar en su corazón.

—¿Ya están todos en la sala de juntas?— Dijo mientras Lia le daba los últimos retoques a su traje.

—Si señor Jeon, también abrí el casting para los modelos del nuevo bálsamo labial.

—¿Y Jin? ¿Aun no está en el país?

—Precisamente hoy regresa de Seúl pero recuerde que tiene que grabar el comercial, necesitaremos otra persona.

—Tienes razón, espero que el modelo cumpla con las expectativas, estaré presente en el casting, esto es importante, me he metido mucho con este proyecto.

—Si señor, lo pondré en su agenda.

Sin decir más a sus 30 años Jeon Jungkook el CEO de la empresa más importante de cosméticos a nivel mundial apresuró el paso fuera de su oficina con su secretaria detrás de él.






...






Su corazón latía desenfrenado, era su primera vez en un avión y aunque eso al principio no le importó en lo absoluto ahora le estaba matando de nervios, en cuanto sintió la primera turbulencia apretó su asiento con ambas manos hasta que sus nudillos palidecieron, cerró los ojos con todas sus fuerzas esperando no morir tan joven, aunque muchas veces lo había deseado ahora se arrepentía y quería al menos probar uno de los famosos hot dogs de la cuidad Nueva York.

—¿Primera vez?— Preguntó un guapo joven de cabello oscuro y gruesos labios que se encontraba a su lado.

—¿Tanto se nota?— Sin abrir los ojos le respondió.

—Bueno... a menos que te guste dormir mientras intentas fundirte en el asiento, ¿cuál es tu nombre?

—Jimin.

—Bien Jimin, deberías relajarte un poco, esto es normal, además el avión acaba de despegar, si sigues así serán muchas horas de tortura.

—¿Sabías que los que están sentados en la parte de atrás del avión tienen más posibilidades de sobrevivir? No puedo sacar eso de mi mente, estamos sentados en la zona más insegura y ya siento que me tiembla el ojo, míralo— Se acercó al rostro del chico y este solo le observó.

—Oye no pensé decirlo nunca pero ¿eres modelo? Es raro ver un cutis así, a excepción del mío por supuesto.

—¿Qué?

—Bueno al parecer aún no me has reconocido, soy Jin, modelo y actor, quizá ya me has visto miles de veces en comerciales como Dolce&Gabbana, Chanel, Giorgio Armani, etc.— Observó como Jimin abría y cerraba la boca sin pronunciar palabra, estaba muy acostumbrado a que la gente se deslumbrara con su sola presencia— Solo te hice un cumplido niño, realmente se ve cuánto cuidas tu piel y eso es admirable.

Mi amor, Mi venenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora