CAPÍTULO 3:《LA FIESTA》

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Ya es viernes, suena el timbre lo que indica la hora de la salida, salgo del colegio y camino lentamente, últimamente no estoy de ánimo, avanzo un poco más y siento a alguien posicionarse a mi lado, volteo y me encuentro con Alex, éste me saluda brevemente y yo lo hago igual, parece que quiere decirme algo pero no se atreve, tal vez sí le saco conversación me lo diga.

―Alex, ¿con quién vas a hacer el examen en pareja de Historia? ―nada mejor que tarea para sacar conversación. Se queda pensando un minuto para encojerse de hombros.

―Todavía no tengo pareja, ¿Y tú?

―Tampoco ― respondo un poco nerviosa, ¿porqué me pongo nerviosa?

―¿Lo hacemos juntos? ―me pregunta y el nerviosismo se hace peor.

―Si... ―me encogo de hombros.

―¿Irás a la fiesta de Matteo? ―pregunta un poco rápido y atropellado, tal vez eso era lo que quería decirme.

―Si, voy con Isabella ―éste asiente con la cabeza y se despide con un "chao" para cruzar en la esquina, ¿acaso me siguió para preguntarme eso? No creo.

Llego a la casa y siento una sensación de vacío, algo dentro de mí no quiere estar aquí, pienso en la casa de la ciudad pensando que tal vez la extraño, pero no es eso, tal vez me hace falta mi país, una sensación de nostalgia se instala en mi pecho al recordar mi país, pienso en mi abuela y en mis primas, ellas también me hacen falta, también mis tías y mis primos, los extraño tanto.

Tiro el bolso en mi cama y me acuesto abrazandolo, cómo ayer, que dormí abrazando a la almohada. Siento una tristeza envadiendome y en las lágrimas que quieren salir, las aguanto fuertemente ya que Gustavo entra de repente al cuarto.

―¿Que tienes? ―pregunta confundido.

―Nada ―murmuro bajito, no quiero que se de cuenta que quiero llorar y no se porqué.

―Ujum... ―mi mira con cara de no estar convencido pero no dice más nada, sin darme cuenta dormí toda la tarde, me levanto y me cepillo los dientes para hacer la cena, pasta con queso.

Comemos en silencio, demasiado silencio, yo sólo tengo mi mirada fija en el plato y siento que alguien me mira, levantó la mirada y todos me están viendo.

―¿Qué? ―pregunto con la boca llena y todos dicen "nada"  para volver a sus comidas. Son las 10:30 y trato de dormir, algo que no logro porque dormí toda la tarde, pienso en mañana, específicamente en la fiesta y en la ropa que no tengo para ponerme, aunque en realidad si tengo mucha ropa, pero siento que no tengo el outfit perfecto, tal vez algo que me haga recordar mi yo de rubia, rubia como Alex, con su piel clara pero con bronceado, su cabello rubio y sus facciones duras que lo hacen ver un poco mayor, espero verlo mañana.

Cuando me levanto son las 8:30 y como cosa normal en esta familia yo soy la primera en despertarse, hago el desayuno porque soy buena persona y porque tengo hambre, si hago comida para mi sola me espera un buen regaño.

Todos se levantan y desayunan a las 9:30, papá y mamá salen para comprar las cosas necesarias en la casa, yo trato de adelantar tarea, cuando termino son las 12:30 y ya mi hermano tiene el almuerzo listo. Comemos en soledad y otra vez siento su mirada encima.

―¿Qué me estás viendo? ―pregunto a la defensiva.

―Nada ―responde apartando la mirada y encogiéndose de hombros― ¿A qué hora es la fiesta? ―pregunta de la nada.

― No sé, a la hora que Isa nos venga a buscar.

―¿Y ella vas con nosotros? ―pregunta muy disimuladamente, ya se cuales son sus intenciones.

―Si, deja el fastidio ―digo rodando los ojos, ahora me toca aguantar el jueguito con Isabella. Él sólo suelta una risita y se levanta a lavar su plato, me siento un poco nerviosa por la dichosa fiesta, ya que casi no conozco a nadie y no soy muy sociable.

Gustavo, Isabella y yo salimos de la casa en dirección a la casa de Matteo, ella nos pasó buscando en su auto ya que viven un poco apartados de pueblo, a medida que nos vamos alejando veo que las casa van mejorando, aunque son pequeña se ven muy bien cuidadas, cruzamos en una calle oscura sin ninguna casa y 100mts después subimos en un calle inclinada, creo que demasiado inclinada, me aterro un poco pues se ve demasiado inclinada, volteó hacía atrás y veo a Gustavo tratar grueso, el también está asustado, veo a mi izquierda para ver a Isabella, se ve demasiado tranquila, tal vez ya está acostumbrada, seguimos hasta que la calle se vuelve plana y el camino se ilumina con faros de luz muy bonitos, 10mts al frente se ve un gigantesco portón negro que se abre cuando Isa presiona un botón en un control del tamaño de mi pulgar, seguimos y la calle ya no es de tierra como todo el pueblo, ahora es de piedra picada, más adelante veo tres casas que son demasiados grandes, si lo fueran un poco más pensaría que son mansiones. Nos estacionados en la segunda y bajamos, siento el nerviosismo en mi sistema a medida que nos acercamos.

Tocamos el timbre y Matteo nos abre la puerta con una gran sonrisa en la cara.

―¡Hola! ¿Cómo están? Pasen, sean bienvenidos ―dice efusivamente y lleno de entusiasmo, lo que hace que yo también me entuciasme un poco. Le sonrío con una amplia sonrisa y nos saluda a todos con un abrazo y se presenta con mi hermano, él le responde usando su nombre falso mientras yo me grabo mentalmente de que hoy se llama Alejandro.

Entramos y puedo ver una casa muy amplia y bien organizada, con decoración muy moderna llena de mucha gente, pero aún así se ve muy grande, buscamos bebidas y Gustavo e Isabella se sientan muy juntitos en un mueble, yo me siento en el reposa brazos de éste fingiendo que mi bebida está muy interesante. Veo a mi alrededor a la gente que está hablando tranquilamente pues el volumen de la música no está muy alto pero tampoco tan bajo, dirigo mi vista hacía donde está la cocina y veo a Alex salir con su la misma expresión en su rostro de siempre, dirige su vista hacia mí y yo le sonrió disimulando la electricidad que corrió en mi cuerpo cuando me miró, me hace señas con la mano para que me acerque y así lo hago, lo saludó con un beso en la mejilla y tengo que pararme de puntillas mienteas el se tiene que inclinar para hacer lo mismo.

Nos quedamos en un silencio muy incómodo, sin saber como sacar conversación,  por lo visto él tampoco. Tose un poco aunque se ve que es super fingido.

―¿Te parece si salimos a tomar aire un rato? ―pregunta de repente haciendo que me asuste por dentro pero fingiendo muy bien. ¿Quiere tomar aire conmigo? Que agradable sorpresa. Salimos y aún se puede sentir la tensión en el aire. Lo sigo hasta la parte de atrás de la casa donde hay una cerca muy elegante, la cruzamos por una rejita y seguimos hasta que el camino va subiendo y se torna un poco inclinado, llegamos a la cima y de lejos se puede apreciar la cascada con conexión al mar que vi cuando recién llegué al pueblo. Desde este punto de ve increíble.

―Se ve hermoso ―dije para mí misma.

―Lo sé, por eso te traje, porque eres nueva aquí y seguro no lo habías visto antes.

―Pues no lo había visto antes, por eso digo que se ve hermoso.

―¿Te gusta el paisaje?

―Me encanta ―respondo totalmente embelesada por el panorama hasta sentir su mano agarrar la mía sutilmente, acto que me descoloca y hace que mi corazón lata más rápido de lo normal, le sujeto la mano suavemente sientiendo una corriente eléctrica como nunca antes la había sentido. Lo miro a los ojos mientras él observa el paisaje, él sabe que lo estoy viendo, duramos así un rato más hasta que él propone regresar.

Regresamos y la ganas de irme es más fuerte, para empezar no conozco a nadie, y segundo, el mueble en donde estaba sentada ya no tiene rastro de Isabella y Gustavo. Me senté totalmente aburrida y triste, triste porque era la única solotaria y aburrida porque todos se divertían excepto yo.

―¡Eli, ¿Que haces aquí tan solita? Vamos a bailar! ―se acerca Matteo repentinamente.

Bailamos un rato bastante largo hasta perder la noción del tiempo y cuando Isabella y Gustavo aparecieron ya eran las dos de la mañana, hora de irnos, me quise despedir de Alex así sea de lejos, pero lamentablemente después de volver de ver la cascada.

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