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LA RUBIA ABRIÓ SUS OJOS SIN ENCONTRAR A ANNE A SU LADO, le restó importancia ya que seguro había ido a cambiarse temprano.
Miró el espejo y rió, nada en ella era normal, su cabello estaba casi mas abajo de sus hombros y era esponjoso, sus pecas estaban por toda su cara, su ropa no era normal, era mas reveladora que otras, el camison que tendría que ser casi por sus tobillos, era mucho mas arriba de sus rodillas ¡Ni siquiera su ropa interior era normal!, con su madre habían hecho su propia ropa, su ropa interior era un especie de bombachon, que solo tapaba sus partes íntimas y trasero, dejaba ver sus muslos.
Pero se sentía orgullosa de no ser el prototipo de la época.
Bajó las escaleras a paso lento hasta llegar a la cocina donde estaban todos.
Marilla emitió un ruido ahogado de sorpresa y Matthew la miraba boquiabierto sin acostumbrarse a la vestimenta de la niña.
Anne, con su vestido marrón la miró con una sonrisa.
— Buenos días.— Saludó con una sonrisa sentándose, Joshua venía con una bandeja listo a ayudar a Marilla antes de irse.
Ella solo miraba la escena, sin comprender a la familia Gales.
— Debe ser normal estar nerviosa el primer día.— Pronunció Anne exaltada.— Aun que no tengo ningún tipo de experiencia con la escuela.
Se levantó a tomar una de las tazas.
— ¿Qué podría salir m...—
Antes de siquiera terminar la oración, la taza en sus manos resbaló haciéndose pedazos.
Marilla la miró enojada.
— Por el amor de dios Anne, te pedí que te calmaras.
— Lo arreglaré, Marilla.— Prometió Matthew, habló esta vez dirigiéndose a Anne.— Te irá bien, eres muy inteligente.
— No me preocupa mi cerebro, creo que funciona muy bien.— Los hermanos Gales asintieron.— Con suerte, pronto alcanzaré al resto, eso no me preocupa.
— ¿Qué te preocupa?.— Preguntó Maggie comiendo una tostada.
— ¿Quieren saber cual es mi gran preocupación?
Josh asintió.
Todos se sentaron en la mesa.
Anne suspiró.
— Este horrible pelo rojo.— Tomó sus trenzas.— Este horrible y horroroso pelo rojo, me amarga la vida.
— Pues yo creo que es muy lindo, Anne.— Admitió Josh, Anne le dedicó una sonrisa y Beth pateó pícara su pie por debajo de la mesa, Josh ni la miró.
